Vitoria - El programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH-Sida (Onusida) se propuso allá por 2013 el objetivo de alcanzar los llamados "tres 90" para el año 2020: que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico, que el 90% de las personas diagnosticadas reciban tratamiento antirretroviral y que el 90% de quienes reciben dicho tratamiento tengan supresión viral, lo cual hace que el virus intransmisible. Si bien es cierto que desde entonces se han conseguido avances sustanciales, a las puertas del año marcado en rojo en aquel horizonte temporal queda todavía un largo camino por delante para alcanzar esas cifras, que según los cálculos de la propia Onusida permitirían acabar con la epidemia para el año 2030.

En un ámbito más local, la entidad social de referencia en la lucha contra esta enfermedad, Sidálava, se marca a día de hoy como principal objetivo en el campo de la prevención minimizar el diagnóstico tardío de los casos de VIH/Sida. Los test de detección precoz que ella misma ofrece gratuitamente en sus instalaciones de la calle Zapatería siguen siendo la mejor arma para ganar esta batalla. "El reto ahora es ése: que la gente se haga la prueba al poco de tener una práctica de riesgo para que la detección sea lo antes posible. A partir de ahí, tratamiento, mejora de la calidad de vida y carga viral indetectable que impide la transmisión", apunta en este sentido Ana Girón, trabajadora social de la entidad, que asume que el objetivo marcado hace casi siete años por Onusida es "un poco ambicioso".

Los últimos datos hechos públicos por Sidálava, correspondientes al año 2018, dejaron como regustos amargos una estabilización en el número de nuevos casos detectados, de los que la mitad presentaron además diagnóstico tardío. Sin embargo, Girón pone énfasis en el contrapunto "positivo", que la Comisión ciudadana antisida realiza a día de hoy alrededor de 60 test rápidos al mes cuando la media histórica es de entre 30 y 40: "Los datos no son buenos porque seguimos dando positivos, pero estamos llegando más a esas personas que son seropositivas y aún no lo saben", justifica la especialista. Sigue siendo "destacable" según la entidad el aumento de las transmisiones de VIH/sida entre hombres o mujeres trans que mantienen sexo con otros hombres.

El año 2019 que nos deja ha estado también marcado en el ámbito de la prevención por la aprobación de la financiación de la PrEP -profilaxis pre-exposición- desde la sanidad pública, lo cual constituye para Girón "una estrategia más para prevenir la transmisión del VIH" entre aquellas personas a las que la entidad "no llega" con su labor sensibilizadora en torno al uso del preservativo. Es cierto que este fármaco no ejerce de barrera contra las infecciones de transmisión sexual (ITS), pero la trabajadora social apunta que "no se está produciendo un aluvión de demandas". "No todo el mundo pasa del condón y quiere la PrEP", sintetiza Girón.

Otra de las claves para Sidálava pasa por lo que ha venido a denominar "el cuarto 90", que no es otra cosa que garantizar la mejor calidad de vida posible de las personas con VIH/sida. También se han dado pasos en este sentido, pero resta camino por delante. "Lo que hay que hacer es acercar a las personas seropositivas todos los recursos necesarios para su tratamiento y mejorar esa calidad de vida. Y esto pasa por que te puedan dar los antirretrovirales en la farmacia de tu barrio o que te pueda ver tu médico de atención primaria, sin necesidad de ir tanto al hospital", sintetiza Girón.

La trabajadora social de Sidálava pone en valor el aumento de test.

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Nuevos casos de VIH-Sida se registraron en Álava a lo largo

del pasado 2018, seis de ellos derivados por Sidálava.