álava acaba de despedirse de un febrero primaveral con máximas que han batido todos los registros. Pese a que el cambio climático parece no estar detrás de estas semanas anticiclónicas, sí que es el responsable del adelanto generalizado de la estación de las flores que se ha observado en el planeta en las últimas décadas.

De los retos a los que se enfrenta este territorio se han dado ejemplos detallados durante la celebración de la primera semana de Euskadi sobre el cambio climático (Asteklima), de los que el eje central de actividades ha sido la conferencia Chang e the change, de Donostia, considerada una de las citas más relevantes a nivel europeo en el ámbito medioambiental. No en vano, en ella se han dado a conocer importantes resultados, como los estudios de Ihobe, la sociedad de gestión ambiental del Gobierno Vaso, que alertan que las capitales vascas aumentarán sus temperaturas máximas entre 4 y 5 grados y las mínimas entre 3 y 4 grados para finales de siglo.

Fruto de un trabajo diario desde 1971, se ha elaborado un atlas climático en alta resolución que, a su vez, ha permitido hacer proyecciones para anticiparse a lo que puede ocurrir durante el siglo XXI, en la línea de las tendencias que estudia el panel intergubernamental de cambio climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en el ámbito internacional. Según los informes de Ihobe, el número de días helados disminuirá a la mitad y desaparecerán las olas de frío a partir de 2020. En verano, se esperan olas de calor más largas y un ligero aumento de su frecuencia. “Entre los años 2020 y 2050, las olas de calor pueden suponer el 20% de los días de verano, pudiendo llegar al 50% a finales de siglo”, alerta.

En este sentido, cabe destacar que Ihobe, en el Informe de vulnerabilidad de municipios al cambio climático, en Gasteiz, en la escala de 1 a 2 (el 1 sería el mínimo y el 2 el máximo, en relación con el resto de municipios de la CAPV), los riesgos en el año 1971-2100 para el escenario denominado RCP 8,5 (Representative Concentration Pathways) por el IPCC son las siguientes: en olas de calor, Vitoria estaría en 1,8, mientras que en sequía estaría en 1,7 y en inundación fluvial en 1,7.

Sin embargo, el consejero de Medio Ambiente, Iñaki Arriola, llama a la calma ya que Euskadi cuenta con la Estrategia Klima 2050 con el fin de “mitigar y adaptar al territorio a los efectos del cambio climático”.

Humedal y casco histórico Además, el Informe de vulnerabilidad de Ihobe, destaca que Gasteiz es uno de los pocos municipios que en los últimos años ha emprendido acciones encaminadas al diagnóstico de su vulnerabilidad al cambio climático y a la elaboración de estrategias de adaptación. El informe en cuestión se denomina Plan de adaptación al cambio climático de Vitoria (2011), elaborado por Tecnalia y el Ayuntamiento, y establece que la inmensa mayoría de los elementos clave de Vitoria muestra una vulnerabilidad actual media. En concreto, dos de los cuatro elementos que tienen alta vulnerabilidad corresponden a los recursos hídricos del medio natural (acuífero y humedal de Salburua) y los otros dos, pertenecen al medio urbano (comercio-hostelería y el Casco Histórico). Como detalla, en este sentido, “el humedal de Salburua y el acuífero se asocian a una alta vulnerabilidad por la alta exposición y la alta sensibilidad a las variaciones de temperatura y precipitación”.

La alta indefensión del comercio y hostelería se debe a que, por lo general, se trata de actividades económicas pequeñas, situadas en edificios de cierta antigüedad, para las que cualquier inversión extra (por ejemplo, instalación de climatización en los locales) puede suponer un gasto no asumible. Además, en relación con las precipitaciones extremas su impacto puede ser mayor al localizarse fundamentalmente en las plantas bajas de los edificios.

El casco histórico muestra una alta vulnerabilidad, principalmente debido a que en él se da una mayor concentración de algunos de los grupos más sensibles al cambio climático de la ciudad (mayores, inmigrantes o personas de escasos recursos económicos), a lo que deberían añadirse las características edificatorias, teniendo en cuenta que son bloques muy antiguos y englobados dentro de la figura de protección urbanística. Además, ésta es una de las zonas donde la isla de calor es más acentuada, debido al efecto de vista del cielo y a la escasa vegetación existente.

Frente a ello, recientemente, en el Congreso nacional de medio ambiente (Conama) se pusieron ejemplos de las acciones para frenar el cambio climático. Así, en la ponencia Adaptación al cambio climático de Vitoria, de Andrés Alonso, del departamento municipal de Medio Ambiente, resaltó cómo en 1994 se iniciaron los trabajos de recuperación de las lagunas, “que está contribuyendo a evitar los desbordamientos de los arroyos Santo Tomás y Errakaleor en su incorporación a la red de saneamiento, evitando inundaciones en zonas industriales colindantes. Y los humedales están jugando un papel importante como trampa de carbono”.

Otro ha ido dirigido a la reducción del efecto isla de calor. Como ejemplo, la reforma urbanística de la Avenida Gasteiz, iniciada en 2012, como la primera intervención desarrollada en la ciudad en el marco del proyecto llamado Infraestructura Verde Urbana. La reforma abarca diversos aspectos de la gestión urbana: movilidad, biodiversidad, agua, energía y espacio público.

Respecto a la gestión del agua de lluvia, se han instalado SUDs (sistemas urbanos de drenaje sostenible), que limitan la entrada de aguas pluviales al alcantarillado y facilitan su infiltración en el terreno. Con estas medidas, se busca reducir los problemas de sobrecarga e inundabilidad en la red de saneamiento.

En materia de incremento de biodiversidad, se ha acondicionando un corredor ecológico urbano, recreando un ecosistema arbolado fluvial asociado a la derivación de un antiguo arroyo y la plantación de nuevo arbolado de alineación.