Vitoria. El Ayuntamiento de Vitoria ya tiene Palacio, la joya renacentista que languidecía junto a la puerta de la muralla medieval, el Escoriaza-Esquível. La Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica, la sociedad municipal que tomó las riendas del culebrón, ha alcanzado un acuerdo con la fundación eclesiástica dueña del conjunto monumental. Y hoy, por fin, los grupos políticos ratificarán el convenio, por el que el edificio pasará a manos municipales a cambio de 2,18 millones de euros. Con su visto bueno, se pondrá punto y seguido al proceso: ahora, toca iniciar las obras de rehabilitación para que este gran espacio pase a incorporarse al corredor artístico del Casco Viejo con nuevos usos sociales, culturales y económicos.
La película del Escoriaza-Esquível ha acabado, tras largos episodios de dimes y diretes legales, con final feliz para el Ayuntamiento. Y por partida doble. No sólo ha recuperado uno de sus edificios más emblemáticos sino que, además, la operación le ha salido gratis. Vitoria logró incluir esta inversión (2,7 millones de euros entre la compra y las obras de rehabilitación) en el Plan +Euskadi 2009, lo que significa que es el Gobierno Vasco el que ha financiado el proceso. Precisamente esta inyección es la que ha permitido agilizar los trámites: antes del programa de ayudas anticrisis del Ejecutivo autonómico, el Consistorio decidió abordar un proceso de expropiación porque no se ponía de acuerdo con el propietario, la Fundación Seminario Eclesiástico Aguirre, sobre el precio de venta. El Ayuntamiento no estaba dispuesto a pagar más de un millón de euros porque luego tenía que sacar la cartera para colocar hasta veinte vendajes al edificio para ponerlo en uso.
No obstante, antes ha habido otros escollos. Más de doscientos herederos de Domingo Ambrosio de Aguirre, sacerdote que en 1852 adquirió el inmueble para fundar una escuela de curas, reivindicaron hace años que se anulara la Fundación que la regía, Seminario Eclesiástico Aguirre, por considerar que ya no cumplía su función, y que se les concediera a ellos la propiedad del Palacio. Los tribunales les dieron la razón en 2007, pero la Fundación, representada por un cura también descendiente de aquel primero, recurrió la sentencia alegando que el propio Aguirre estableció que, mientras entre sus familiares hubiera un sacerdote, éste debía hacerse cargo de la institución y de sus bienes.
La Audiencia Provincial dictó sentencia a favor de la Fundación, lo que la reconoció como dueña legítima del edificio. Entonces, la abogada del nutrido grupo de herederos inició una nueva batalla para que el Palacio quedara gratis en manos de la ciudad: en enero del año pasado, pidió al Gobierno Vasco que extinguiera la Fundación y cediera el inmueble al Ayuntamiento. La jugada no le salió bien. El Protectorado de Fundaciones de Euskadi, dependiente del Departamento de Justicia del Ejecutivo autonómico, emitió un informe el 9 de junio por el que confirmó que no estaba facultado para proceder a la disolución de este órgano. ¿El motivo? Es una institución eclesiástica y, de acuerdo con el concordato firmado en 1979 por el Estado español y el Vaticano para regular sus relaciones, la administración no tiene derecho a meter mano a ningún dominio de la Iglesia.
Esta decisión puso punto y final al limbo jurídico en el que se situó la propiedad del Palacio durante tanto tiempo. Y permitió que la Agencia iniciara las gestiones para adquirir o expropiar la más destacada joya arquitectónica del Casco Medieval, que la Fundación. En ese proceso, llevó a cabo una actualización del informe sobre el estado de conservación del Palacio, ya que el último databa de 2003. El valor de tasación se estimó en un total de 2.185.158,94 euros: el dinero que aparece en el convenio de colaboración al que hoy darán el visto bueno los grupos políticos.
El Ayuntamiento aún no ha concretado el servicio que dará al inmueble, si bien en el último año ha dejado claro que acogerá usos sociales, culturales y económicos. Desde luego, espacio tiene de sobra. El Palacio propiamente dicho ocupa una superficie en planta de 1.097 metros cuadrados, y a él se suman una plaza, un inmueble en el ala oeste de uso deportivo y un frontón.