Ser entrenador o jugador de fútbol no es para nada tarea fácil, pero si hay una función dentro de un club de fútbol que conlleva una enorme responsabilidad y que siempre se observa con lupa, esa es sin duda la de presidente. Especialmente complejo es dirigir un club que tantos subes y bajas ha tenido a lo largo de sus 100 años de historia como es el caso del Deportivo Alavés, que en numerosas ocasiones se ha visto con el agua al cuello por impagos o falta de rendimiento deportivo. Todo ello lo conocen de primera mano Paco Liberal, vicepresidente del Alavés durante la presidencia de Gonzalo Antón (1998-2004), Alfredo Ruiz de Gauna, máximo dirigente del club entre 2010 y 2011, y Avelino Fernández de Quincoces, presidente albiazul desde 2011 hasta 2013, antes de que el actual mandatario, Alfonso Fernández de Trocóniz, asumiera el mando. Los tres repasan su estancia en la entidad del Paseo de Cervantes en una mesa redonda organizada por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Paco Liberal, que aún sigue asistiendo a todos los partidos que juega el Alavés en Mendizorroza junto a su nieto, conoce perfectamente la exigencia de dirigir a un club de las dimensiones y repercusión social del Deportivo Alavés. "Yo cuando entré en el mundo del fútbol no pensaba ni de lejos que fuera a tener tanta complejidad, es totalmente diferente a llevar cualquier otra empresa", afirma el que fuera vicepresidente albiazul entre 1998 y 2004. "Hay dos ámbitos, el económico y el deportivo, que chocan frontalmente. La afición no ve más que lo que hacen los jugadores dentro del terreno de juego. La gestión puede ser excelente, pero si la pelotita no entra termina siendo un fracaso", argumenta Liberal.

Con Gonzalo Antón como presidente, el Glorioso logró el mayor hito de su historia al alcanzar la final de la UEFA en 2001, algo que no se podía imaginar cuando entró en la directiva albiazul en 1989 de la mano de Juan Arregui, presidente durante tres etapas, la más larga entre 1989 y 1998. "Los que entraron en aquel momento, con el equipo en Tercera, eran hosteleros y su objetivo era vender más los fines de semana. Las cosas les fueron muy bien y fueron poco a poco solventando deudas hasta ascender a Primera en el 98", recuerda Liberal. Ese mismo año, el club se convirtió en SAD y desde entonces las cosas han cambiado mucho. "Ahora tienen un equipo de trabajo muy grande y el fútbol es diferente, más profesionalizado. Antes el vestuario era un grupo de amigos que se juntaba para tomar una tortilla de patatas después de los partidos, y eso se notaba luego dentro del terreno de juego", relata.

La labor del presidente de un club de fútbol es muchas veces ingrata y en muchas ocasiones se ha criticado a Gonzalo Antón que vendiera el club a Dimitri Piterman, protagonista de una de las etapas más grises del club. "En 2003 ya dijo que lo dejaba, le era imposible continuar porque tenía que poner todo el foco en la expansión de sus bodegas. Hablamos con muchos empresarios alaveses, pero nadie quiso entrar. Sí que hubo una persona de Vitoria interesada, pero solo si el Alavés estaba en Primera, pero no fue posible", lamenta Paco Liberal. No quedó más remedio que vender el Alavés al esperpéntico Piterman, que en tres años arruinó la entidad. "Cuando lo vendimos no podíamos ni imaginar que pudiera ocurrir eso. Era un tipo peculiar, pero era imposible pensar que haría lo que hizo", lamenta Liberal.

La herencia de aquellos fatídicos años la recogió Alfredo Ruiz de Gauna en 2010, después de que Fernando Ortiz de Zárate no consiguiera reflotar el club tras la crítica situación en la que lo dejó Piterman. "Fue una etapa totalmente diferente a todo lo que había hecho antes. Había que coger el toro por los cuernos y yo hice todo lo que estaba en mi mano para intentar salvar al club de la desaparición", recuerda Ruiz de Gauna, que puso 1.050.000 euros de su bolsillo para ayudar al Alavés. "No iba a poner ni un céntimo más porque si no tumbaba el resto de mis empresas", explica el gasteiztarra.

Según relata, cuando negoció con Ortiz de Zárate la compra del club, este le dijo que si no lo adquiría desaparecía, algo que Ruiz de Gauna quiso evitar con una ampliación de capital que no resultó exitosa. También intentó conseguir el apoyo de las instituciones, algo que no se consiguió hasta la entrada de Josean Querejeta. "Cuando el Grupo Baskonia mostró interés por entrar en el club, sabía que de esta manera no desaparecería. Con él las instituciones tienen un trato diferente, ya llevaban muchas temporadas colaborando con el Baskonia", asegura.

Aunque el líder del grupo que compró el accionariado mayoritario del Alavés en 2011 fue Josean Querejeta, el que asumió la presidencia fue Avelino Fernández de Quincoces, que también había formado anteriormente parte de las instituciones políticas. El apoyo de la Diputación Foral de Álava fue clave para que el traspaso de poderes se llegara a efectuar. "Fue una operación muy compleja, con varias partes implicadas, pero creo que el esfuerzo que hicieron las instituciones ha tenido un retorno evidente. El Alavés es ahora una entidad sana y estable, que representa a la ciudad y a la provincia", describe Fernández de Quincoces.

Pocas son las ciudades que pueden presumir de tener un equipo de fútbol y otro de baloncesto en la misma categoría, y Vitoria-Gasteiz, sin estar entre las más pobladas, es una de ellas: "Al igual que al resto de ciudades, a Vitoria le faltan muchas cosas para ser perfecta, pero sin duda una de sus principales fortalezas es la relación tan especial que tiene con el deporte". En su opinión, "se ha democratizado el acceso al deporte gracias a los centros cívicos y a la distribución de la renta social; se puede practicar deporte con indiferencia de la edad y los recursos económicos de cada uno". Todo ello ayuda a que el municipio cuente con dos clubes de élite y con deportistas del nivel de Martín Fiz, Juanito Oiarzabal o las chicas de oro.

En cuanto a su experiencia personal, Fernández de Quincoces admite que fue extraño verse al frente del Deportivo Alavés. "No me reconocía, no era mi hábitat natural. Yo no había tenido ningún vínculo emocional con el club anteriormente, pero aprendí que el Alavés tiene un enorme arraigo social y que vive en el corazón de muchísimos alaveses", afirma. Según el expresidente, la entidad albiazul aplicó el mismo modelo de gestión que llevaba utilizando el Baskonia durante 25 años, "un modelo que no se parece a ningún otro de Europa", y eso fue lo que ayudó a reflotar el club en tan poco tiempo. "Quizá no tiene los títulos o la experiencia europea del Baskonia, pero los dos equipos tienen el mismo mérito. Es muy difícil estabilizar un club como el Alavés", defiende. En su opinión, "solo el fútbol y el Papa son capaces de levantar tanta pasión", por lo que presidir la entidad babazorra conlleva una enorme responsabilidad.

Los tres exdirectivos terminaron el acto deseando que se pueda repetir uno similar pero con distintos protagonistas dentro de otros 100 años. "Yo creo que el Alavés no va a desaparecer nunca. Empezó desde cero, sin tener nada, y ha ido creciendo poco a poco, logrando cada vez más recursos y propiedades. Ha cumplido 100 años y ojalá cumpla otros 100, aunque nosotros no lo podamos ver", sentenció Paco Liberal, mientras que Fernández de Quincoces apuntó también la importancia que los medios de comunicación han tenido en el crecimiento y expansión del club babazorro.

"Durante mi presidencia aprendí que el Alavés tiene un gran arraigo local y vive en el corazón de muchos alaveses"

El inicio de la recuperación. Avelino Fernández de Quincoces asumió la presidencia del Alavés en 2011, con la entrada de Josean Querejeta en el accionariado. Se encargó de dar los primeros pasos hacia la recuperación económica del club y en 2013, tras lograr el ascenso a Segunda, pasó el testigo de la presidencia a Alfonso Fernández de Trocóniz, que se ha mantenido al frente hasta el día de hoy.