La irrupción de Carlos Vicente en el Deportivo Alavés fue inmejorable. El maño llegó a Mendizorroza en enero del 2024 y, pese a su nula experiencia en Primera División, fue capaz de sumar al equipo desde el principio.

Su verticalidad y valentía por la banda derecha mejoró a una escuadra de Luis García Plaza que, gracias a su gran segunda vuelta, cerró el ejercicio en décima posición, mirando más hacia arriba que al descenso.

Esas buenas sensaciones de sus primeros meses como futbolista babazorro fueron a más al comienzo de la presente temporada. Entre los meses de agosto y octubre, coincidiendo con la mejor versión que se ha visto del 'Glorioso' esta campaña, Carlos Vicente emergió como uno de los atacantes más determinantes de LaLiga. Una anécdota curiosa de ello es que no fueron pocas las amistades que se rompieron por pagar su cláusula en el Fantasy.

Mantener ese nivel durante todo el ejercicio, sin embargo, está a la altura de muy pocos. Por ello, no sorprendió a nadie que el maño tuviera un bajón. Era algo lógico y el Alavés solo necesitaba estar preparado para cuando llegara.

Lo que sí era difícil de prever es que ese bache se dilatara tanto en el tiempo. Tanto es así que, aun a día de hoy, a falta de nueve jornadas para el final del campeonato, el 'siete' babazorro continúa en él.

La manera de gestionar esta situación ha sido muy diferente según quién ha estado sentado en el banquillo del Alavés. Luis García confiaba ciegamente en él y buena muestra de ello es que no dudó en mantenerlo en el once inicial hasta su último día al frente.

En concreto, Carlos Vicente tan solo fue suplente en la jornada intersemanal que enfrentó a los albiazules con el Real Madrid en el Bernabéu. Fue de la partida en los otros 14 compromisos ligueros.

La actitud del Chacho, en cambio, ha sido muy diferente, sobre todo desde finales de febrero. Frente al Villarreal y el Rayo Vallecano, ambos ellos en Mendizorroza, el maño ha sido suplente. Y ante el Espanyol fue relevado en el descanso en una decisión que sorprendió al personal.

Algo impensable hace unos meses y, pese a ser defendible por el bajo rendimiento del extremo, no tiene demasiado sentido teniendo en cuenta cuál ha sido la alternativa. Así lo entiende también la grada, como lo hizo saber el sábado.

Alternativa débil

Pau Cabanes tiene futuro; pero, ahora mismo, su nivel no está a la altura de lo que exige la Primera División. Tampoco es fácil, eso es cierto, rendir en una situación de urgencia como la del Glorioso. Se quiera o no, la presión que rodea al equipo condiciona a cualquiera. Y a él más, que no tiene apenas experiencia. Voluntad no le falta, pero no le sale nada sobre el terreno de juego, lo cual merma su confianza hasta dejar de intentarlo.

Y esto último lo ha visto también el Chacho. Cómo explicar, si no, que en su titularidad del pasado sábado Cabanes fuera sido sustituido al descanso. Y la amarilla de ese partido contra el Rayo no es la única razón para ello. 

Nahuel Tenaglia, siendo lateral, tuvo más incidencia en ataque que el joven cedido por el Villarreal, cuya principal ayuda al conjunto babazorro fue bajar a defender aquellos balones que él mismo había perdido.

En vista de que la alternativa difícilmente va a mejorar lo que ya había, lo cual no es sorprendente cuando se apuesta por melones sin abrir, a Coudet no le va a quedar otra que insistir en la titularidad de Carlos Vicente. Y esa, en realidad, es la mejor forma de recuperarlo, que es lo que necesita urgentemente un Alavés al que le está costando sobremanera generar peligro en ataque. El maño necesita confianza, y solo los minutos se la van a dar.

Si el 'Glorioso' alberga alguna opción de mantener la categoría, sin considerar la posibilidad de que los rivales directos sigan tirándose piedras a su propio tejado, es logrando la mejor versión de sus jugadores referencia.

Y ahí no solo entra Carlos Vicente, quien estuvo cerca de marcharse el pasado mercado invernal, sino también otros como Ander Guevara, Carlos Protesoni, Jon Guridi o Toni Martínez, aunque no será fácil si no juegan.