Aunque la reciente victoria ante el Villarreal fue un alivio para el Deportivo Alavés, que rompió por fin su preocupante racha de más de cuatro meses sin ganar en casa, el Chacho Coudet sabe que su equipo debe ser todavía más fuerte como local. Convertir Mendizorroza en un fortín es la única vía para alejar fantasmas, ilusionar a una afición que ha sufrido muchas decepciones y dar un paso firme en la lucha por la permanencia.
Entre los aspectos a mejorar del Glorioso en los seis encuentros que le restan por jugar en el Paseo de Cervantes, cabe destacar la producción goleadora. Es muy escasa. A veces por falta de efectividad y otras por las dificultades para trenzar jugadas, lo cual se ha visto, especialmente, frente a los rivales directos. Y eso que, desde que el Chacho tomó las riendas, los gasteiztarras han llevado la batuta durante gran parte de sus partidos.
El dato que corrobora ese problema son los goles a favor en Mendizorroza, sobre todo al compararlo con el resto de clubes de LaLiga. El Alavés ha visto portería once veces esta temporada en casa, habiendo jugado 13 partidos. Un desempeño en ataque que solo empeora el Real Valladolid (8), casi desahuciado. Todos los demás rivales directos por la salvación han marcado más: Leganés (15), Las Palmas (17), Espanyol (18) y Valencia (20).
A esa falta de pegada se han sumado los errores puntuales en defensa, lastrando sobremanera a los babazorros como locales. No hay que olvidar que al Girona, Celta, Getafe y Espanyol, de forma consecutiva, les valió con solo un tanto para llevarse puntos del Paseo de Cervantes. Algo que puso en tela de juicio el trabajo de Coudet, por mucho que su equipo hubiera hecho méritos para más en alguno de esos encuentros clave.
Incluso con el triunfo frente al Villarreal, el Alavés sigue siendo uno de los peores locales de la categoría. El tercero más flojo, en concreto. Solo el Valladolid (13) y Las Palmas (14) han sumado menos que los gasteiztarras (16) en su estadio. Un punto más ha conseguido el Leganés (17), cinco el Valencia (21) y siete el Espanyol (23). Se confía, eso sí, en que lo ocurrido ante el submarino amarillo haya supuesto un punto de inflexión.
La campaña pasada, a estas alturas, el Glorioso había logrado 21 créditos en casa, lo que lo colocaba en mitad de la clasificación de locales. También llevaba cuatro dianas más en Mendizorroza. Ahora bien, lo que le dio el impulso definitivo para salvarse fue ganar tres de sus últimos cuatro compromisos ante su gente, contra el Atlético, Celta y Getafe. Un arreón similar necesita esta misma temporada para no tentar a la suerte.
En esta recta final del ejercicio, a los pupilos del Chacho les falta por recibir en su estadio al Rayo Vallecano, Real Madrid, Real Sociedad, Atlético, Valencia y Osasuna. Todos ellos serán relevantes, pero es difícil no mirar a las dos últimas citas. La visita de los ches puede ser una final a vida o muerte y los navarros, salvo catástrofe inesperada, deberían llegar ya salvados al cierre de telón del campeonato. Emoción asegurada, eso seguro.
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Los números mencionados, de puntos y de goles, contrastan con los conseguidos lejos del Paseo de Cervantes. Como visitante, el Alavés ha mostrado su versión más vertical, efectiva y peligrosa, aprovechando los espacios que los rivales le conceden y sacando rédito a sus contragolpes. Los 21 tantos marcados por la escuadra babazorra a domicilio solo los superan los dos titanes, el Barcelona (42) y el Madrid (26), en LaLiga.
Es un hito para el club, en realidad. En sus 19 temporadas en Primera División, el Glorioso solo ha superado la cifra actual en dos ocasiones: en la 2000-01, con Mané (24), y en la 2016-17, a las órdenes de Mauricio Pellegrino (22). Es decir, el equipo actual está a solo cuatro dianas más de superar su récord goleador histórico como visitante en la élite. Y todavía le restan cuatro partidos más por jugar (Girona, Sevilla, Athletic y Valladolid).