No hay manera de que el Deportivo Alavés pueda ver la luz al final del túnel y logre escapar de la agonía que entraña encadenar otra jornada más en los puestos de descenso. Bien sea por las decisiones arbitrales o por las graves desconexiones en la retaguardia, al conjunto de Coudet se le volvió a escurrir una victoria cuando más la tenía en la mano y más méritos hizo para obtener los tres puntos.
El equipo vitoriano, que fue capaz de darle la vuelta a un injusto 2-1 merced a su clarividencia en el juego y una fortaleza mental digna de admirar, desperdició la victoria en el epílogo y regresó de Butarque con tan solo un punto en el zurrón. Y eso que el Deportivo Alavés desbordó valentía tras el descanso con una brillante lectura de juego de Coudet, quien introdujo la savia fresca de Mouriño, Toni Martínez y Joan Jordán en el descanso, pero de nuevo un tímido acercamiento rival auspiciado por un error propio bastó para dejar con la miel en los labios al Glorioso.
Un botín insuficiente a la vista de la encomiable actuación mostrada en Leganés, pero que estuvo completamente marcado por la bochornosa actuación de González Fuertes sobre el terreno de juego y Sánchez Martínez en la sala de máquinas. Entre ambos amargaron la existencia al equipo de Coudet en su puesta en escena frente al Leganés. Ambos consideraron que, primero, el codazo de Diarra sobre Nastasic y, segundo, el cruce entre Sivera y Diego García fueron suficientes como para decretar dos penas máximas.
Habida cuenta de la persecución que sufre el Deportivo Alavés en los últimos tiempos, motivos no faltan para sospechar con cierto recelo que el CTA (Comité Técnico de Árbitros) se ha propuesto hundir al Deportivo Alavés y no va a cesar en su empeño. La entidad vitoriana fue víctima en Butarque de un escándalo arbitral, que, por cierto, viene siendo habitual en esta campaña, tras sufrir dos penaltis en contra tras la pertinente llamada del VAR y que fueron suficientes para que el Leganés certificase los tres puntos en una final anticipada por la permanencia.
Todas las decisiones en contra
La primera llegó a los diez minutos de juego, cuando González Fuertes recibió la llamada de su homólogo para comprobar una acción susceptible de penalti en la que se vieron involucrados Diarra y Nastasic. Pues bien, el colegiado asturiano sí consideró que el codazo del zaguero babazorro era merecedor de penalti, pero hizo caso omiso del hecho de que se trataba de una disputa en la que se vio condicionado por otro jugador pepinero que lo desestabilizó, obligándolo a sacar el codo.
El segundo penalti resultó todavía más inexplicable y, como es lógico, provocó el mayor de los hartazgos en la expedición albiazul. En la secuencia se pudo ver que el toque de Sivera fue mínimo, igual a otras acciones de otros encuentros en las que se ha considerado insuficiente, y que el delantero del Leganés puso de su parte para simular un 'piscinazo' del que obtuvo la recompensa del penalti.
El Alavés, con 10 penaltis en contra y seis de ellos tras la llamada del VAR, es el equipo que más penas máximas ha recibido en contra durante esta temporada. Una rémora que sin duda está lastrando al equipo vitoriano en sus aspiraciones de lograr la permanencia y con la que, como es lógico, sobran los motivos para sospechar de una persecución hacia la entidad albiazul.
Ante un arbitraje como el de González Fuertes, todo lo acontecido en lo meramente futbolístico quedó en un segundo plano, aunque lo cierto es que el Deportivo Alavés hizo méritos, de nuevo, para sumar los tres puntos. El equipo ofreció una mejoría notable con la entrada de Joan Jordán y manejó a su antojo al Leganés con la buena asociación de juego de sus centrocampistas. Sin embargo, el miedo a desperdiciar la victoria propició la entrada de jugadores de corte defensivo como Pratosoni y Pina, y fue en ese preciso momento en que el Leganés protagonizó su arreón y dejó al Glorioso con la miel en los labios debido al testarazo de Munir el Haddadi.
A fin de cuentas, el Deportivo Alavés, pese a todos sus intentos, sigue inmerso en la zona más baja de la clasificación y, tras la visita a Butarque, la final anticipada frente al Leganés es otra que se suma a la lista de oportunidades desperdiciadas para dar un salto en la clasificación y lograr el tan ansiado punto de inflexión.