Nueva derrota del Deportivo Alavés en Liga, y ya van cinco consecutivas. Que puntuar en Vallecas este sábado iba a ser difícil no era ningún misterio; pero, con un futbolista más desde el minuto 22 por la expulsión de Mumin, irse de vacío una jornada más fue especialmente doloroso para un cuadro babazorro que volvió a dejar dudas atrás, pese a encajar solo un gol –en propia meta, de Sivera, en el minuto 80–, y se mostró apático en ataque.
Para el exigente asalto a Vallecas, Luis García Plaza decidió variar el dibujo habitual, optando porque su equipo saltara al césped con una línea de cinco defensas. La misma, con el propósito de proteger mejor a Sivera, estuvo formada por Mouriño, Tenaglia, Pica, Diarra y Manu Sánchez; por delante, en el doble pivote, jugaron Guridi y Guevara; y el tridente ofensivo fue para la dupla de los Carlos, Vicente y Martín, en los extremos y Toni Martínez como nueve.
Los primeros compases de la contienda fueron un acoso y derribo del Rayo, al que solo le faltó el gol. Por medio de rápidas transiciones, los locales desordenaron una y otra vez a la retaguardia gasteiztarra y sus centros laterales, tanto de De Frutos como de Álvaro García, generaron muchas dudas en el Glorioso. Isi, a los siete minutos, se encontró con Sivera en la ocasión más clara del principio, fruto de un gran pase interior de Camello.
Vista la superioridad vallecana, el Alavés se limitó a achicar aguas y buscar balones en largo a Toni. La mayoría acabaron en nada, igual que los escasos intentos de salir jugando, pero uno de ellos cambió por completo el choque. Antes de los 25 minutos, Mumin midió mal y, al intentar recular, derribó al ariete murciano, que se iba directo a portería. Cordero Vega le mostró amarilla inicialmente, hasta que revisó el VAR para acabar expulsándole.
Con un hombre más sobre el verde, y Joan Jordán al campo en lugar de Mouriño, los babazorros dieron un paso al frente, aunque no tan grande como para ser superiores. Las prisas, y también la falta de confianza, les hizo precipitarse, desperdiciando demasiadas posesiones; y el Rayo no dudó en castigar veloz al contragolpe. Aun en inferioridad, Batalla no se vio obligado a intervenir en ninguna ocasión, como muestra de la apatía en ataque.
Visto lo visto, el resultado gafas al descanso fue hasta positivo, pues el Alavés no hizo méritos para más. Preocupante, además de las dudas en la retaguardia durante los primeros minutos, fue la casi nula aportación de la sala de máquinas. Guridi se vio superado la mayoría de veces y Guevara, que tuvo oportunidad de recibir más la pelota, cometió varios errores groseros en el pase. Urge recuperar la mejor versión del centrocampista gasteiztarra.
HUNDIMIENTO TRAS LOS CAMBIOS
Ya en la segunda mitad, al Alavés le costó arrancar, pero fue in crescendo. Carlos Martín, en una acción individual, puso por primera vez en apuros a Batalla; y él mismo, pocos minutos después, asistió a Jordán, que llegaba desde atrás, para dar otro susto a las gradas de Vallecas. La mejor oportunidad, eso sí, la tuvo Carlos Vicente cerca de la hora de juego, cuando no pudo aprovechar un mano a mano de larga carrera con el portero local.
Para tratar de darle más punch a su equipo, Luis García dio entrada a Stoichkov (Guevara) y Villalibre (Martín), dibujando un 4-4-2. Una declaración de intenciones que, por desgracia, no tuvo apenas tiempo para transmitirse entre sus pupilos, quienes se dieron de bruces con el gol del Rayo al poco de saltar el Búfalo. Fue Sivera el que, desafortunado, empujó el balón a su propia red tras un gran remate colocado de Gumbau (1-0. min. 80).
El gol, como en la reciente derrota ante el Real Valladolid, hizo mucho daño al Alavés. La enésima desconexión ahogó a los babazorros en su área, incapaces de ir a por el empate aun siendo uno más, y el Rayo tuvo ocasiones para abrir todavía más brecha, aunque no lo consiguió. 1-0 fue el resultado final en un Estadio de Vallecas, donde, una vez más, se vio a los gasteiztarras muy lejos de esa versión que tanto deslumbró en las primeras jornadas.