Ni contra diez. El Deportivo Alavés sufrió en la trascendental visita a Vallecas su quinta derrota consecutiva del curso y se ve inmerso en su momento más delicado desde la llegada de Luis García al banquillo babazorro. Sin orden ni concierto alguno, el conjunto vitoriano fue incapaz de hacer valer la superioridad numérica a partir del minuto 20 del encuentro y estuvo incluso más cerca de encajar una derrota abultada que de hacer méritos como para obtener un punto del feudo madrileño.

Y eso que el partido se puso de cara para los intereses vitorianos en el ecuador del primer asalto. Cuando más sufría el equipo de Luis García ante el juego vertical del Rayo Vallecano, Toni Martínez propició la expulsión de Mumin después de que este cortase un contragolpe en el que el atacante babazoro se quedaba sin oposición ante Batalla. 

Hubo que ser paciente y esperar a la revisión del VAR, ya que Cordero Vega tan solo amonestó en primera instancia al último hombre. Tras la llamada del VAR y la pertinente revisión, la expulsión del zaguero constituyó la primera y última noticia positiva para los vitorianos.

Ni en esta favorable tesitura fue capaz el Glorioso de obtener ventaja y tampoco marcó las diferencias en el plano físico con el paso de los minutos. Luis García sacrificó a un correcto Mouriño para fortalecer la sala de máquinas con Joan Jordán, pero lo cierto es que el catalán tampoco encontró la manera de circular con ritmo el balón.

La rémora de las últimas cuatro derrotas –que sin lugar a dudas ha minado la moral del equipo– pasó factura en las filas de un Alavés mentalmente frágil, impreciso con el balón y que, durante el primer asalto, no puso en aprietos al anfitrión. 

Pequeño cambio de chip

Tras la reanudación sí que se pudo ver a un Alavés más reconocible en ataque y firme para aprovechar la superioridad numérica. Eso sí, el técnico babazorro no movió ficha hasta pasada la hora de juego y con la entrada de Stoichkov el equipo vitoriano generó cierta sensación de pelgro en el último tercio. Ahora bien, al Glorioso le faltó colmillo en todas las facetas del juego. Carlos Vicente, en una situación inmejorable, perdonó un mano a mano ante Batalla y el Alavés no llegó con precisión al área rival.

Y como a perro flaco todo son pulgas, la mala fortuna se volvió a ensañar con el Deportivo Alavés. El zarpazo del Rayo Vallecano llegó tras un disparo de Gumbau que tocó en el larguero y al caer al césped rebotó con el brazo de Sivera. Ahora bien, la jugada del gol constituye el resumen de lo que transmite el equipo vitoriano en las últimas semanas. El centrocampista catalán llegó a la medialuna sin ningún tipo de oposición y, después, los pequeños detalles jugaron en contra del Glorioso.

Eso sí, lejos de mostrar una reacción para igualar la contienda, el Deportivo Alavés se dejó llevar en el epílogo y sus ataques se limitaron a un juego directo en busca de Toni Martínez y Villalibre. Pero el mazazo del tanto vallecano hundió a un endeble huésped que estuvo más cerca de encajar el segundo tanto del partido que de hacer méritos como para obtener un punto en Vallecas. 

Así las cosas, el equipo vitoriano afronta la próxima semana con la obligación de revertir no solo la dinámica de resultados, sino su triste expresión sobre el terreno de juego en la primera ronda de Copa en Compostela y la trascendental visita del Mallorca a Mendizorroza, donde tiene puesto el foco el alicaído conjunto de Luis García.