El Deportivo Alavés inauguró ante el Betis su casillero de puntos de manera agónica. El conjunto vitoriano certificó un meritorio empate en un desenlace condicionado por la expulsión de Sedlar y en el que todo el plantel albiazul llegó al límite para dejar la portería a cero.

En esta ocasión, Luis García apostó por una alineación con tres novedades respecto al once de la primera jornada. El técnico madrileño inició con Sivera bajo los palos; una retaguardia marcada por el regreso de Sedlar al centro de la defensa junto a Abqar además de Manu Sanchez y Tenaglia en las bandas; un centro del campo formado por Blanco y Guevara; Vicente y Conechny en las alas y finalmente Stoichkov y Kike García como referencias ofensivas.

Como era de esperar, el Alavés arrancó el partido con un carácter mandón en la caldera de Mendizorroza. El conjunto de Luis García no escatimó esfuerzos en la presión y asfixió a su rival durante los primeros compases. Fruto de estas altas revoluciones llegó la primera cartulina en el cuarto minuto a Sedlar por detener un contragolpe y también los acercamientos desde el carril de Carlos Vicente, quien llevó al límite de sus facultades a su rival en la banda Ricardo Rodríguez.

Pasados los diez primeros minutos llegó el primer susto para el anfitrión, aunque el Glorioso supo reponerse de ello. Juanmi desperdició una ocasión dentro del área tras un centro lateral de Ruibal al que llegó sin oposición alguna y el Alavés se creció a partir del error visitante.

Vicente, un puñal

Y es que el conjunto albiazul llevó el peso del encuentro gracias a su chispa en las dos alas. Tanto Conechny como Carlos Vicente tomaron las riendas del caudal ofensivo, pero al Alavés le faltó precisión en el último pase para materializar su amenaza. En una ocasión el fuera de juego impidió el gol, pero en otras tantas el mayor impedimento radicó en la falta de puntería en la última entrega.

El encuentro adoptó una fase de tanteo y control mutuo en el último cuarto de hora de la primera mitad. El Alavés acusó en cierto modo el derroche físico inicial, pero el Betis no llegó a erigirse como una amenaza para un Antonio Sivera sin excesivo trabajo bajo los palos.

Sin cambios tras el descanso, al Deportivo Alavés le costó repetir el eléctrico inicio de la primera mitad, pero sí que mantuvo sus señas de identidad de ser un equipo aguerrido en defensa. Sin embargo, Nabil Fekir entró en juego en más ocasiones que en el primer asalto y desde su botas llegó el mayor peligro.

La tuvo Conechny para abrir la lata a la hora de juego tras un centro de Blanco calcado al que envió en la jornada inaugural ante el Celta, pero al argentino, pese a su sorprendente capacidad de salto, le faltaron un par de centímetros para poder conectar su cabeza con el esférico.

Estreno de Carlos Martín

Luis García apostó por la entrada de savia fresca y agitó el árbol en el minuto 60 con un doble cambio. Luka Romero y Carlos Martín reemplazaron a los combativos Conechny y Stoichkov, que dejó su hueco en la mediapunta al futbolista cedido por el Atlético de Madrid.

El Betis incrementó su amenaza con el paso de los minutos, pero el Glorioso sobrevivió de manera épica. Sivera detuvo con su instinto felino un mano a mano ante Fekir y lo cierto es que el Alavés dio síntomas de fragilidad en el centro del campo. El equipo reclamaba cambios.

Dada la ausencia de músculo en la sala de máquinas, Guridi y Benavídez sustituyeron a Guevara y Kike García en el 77' con el objetivo de igualar el físico verdiblanco y evitar las transiciones de un rival cada vez más volcado en ataque. Había que frenar a toda costa el talento de Fekir y Ez Abde, pero el primero de ellos tuvo una clara ocasión en el 85' que se escurrió cerca del poste por fortuna para los intereses vitorianos.

Al Glorioso no le tocó otra que tirar de pundonor para certificar el empate. Sedlar, condicionado desde el quinto minuto por una amonestación, salió expulsado en el 87' tras impedir que el Chimy Ávila llegase sólo al área de Sivera. Con un hombre menos sobre el tapete, Diarra entró por Vicente con el único objetivo de sellar la defensa y no sufrir en un desenlace agónico. Y en este delicado escenario Sivera emergió como un guardián bajo los palos ya que en el tiempo de alargue detuvo un potente disparo del Chimy.

Pese al enorme sufrimiento, el plantel albiazul cumplió su objetivo. Y eso que la tarea no parecía sencilla dadas las circunstancias. Así, el Deportivo Alavés mostró oficio en los últimos compases para sumar el primer punto del curso a su casillero y hacer de Mendizorroza un auténtico fortín.