Que el Deportivo Alavés esté en Primera División es una gran noticia para el propio club babazorro, pero también para los trasatlánticos del fútbol español, pues, desde hace tiempo, Mendizorroza se ha erigido como un destino ideal para sus diamantes en bruto

Así pudo apreciarse en la anterior etapa de los gasteiztarras en la élite, cuando promesas como Theo Hernández, Alfonso Pedraza o Marcos Llorente, quienes más tarde han sido internacionales absolutos, defendieron la zamarra albiazul, y de la misma manera se está corroborando en la actualidad. Esto último, a través de Samu Omorodion y Rafa Marín, cedidos al Paseo de Cervantes por el Atlético y el Real Madrid respectivamente. 

Buena muestra de lo que ofrece el Alavés a este tipo de futbolistas está en el duelo de ayer frente a Las Palmas. Samu fue titular, en la línea de las anteriores jornadas, y volvió a hacer gala de sus portentosas condiciones, pero también evidenció que todavía tiene varios detalles por pulir. Algo que necesita hacer en la élite, donde va a ser exigido, y para lo que requiere de minutos y confianza, lo cual sí le puede ofrecer Luis García y no Simeone.

A cambio de asumir ese peaje, el conjunto babazorro, como es lógico, también saca provecho, y no es otro que disfrutar de lo que, si nada se tuerce por el camino, apunta a ser una estrella mundial. A sus 19 años, que se dice pronto, el delantero melillense suma ya cinco goles –uno de ellos con el Granada– en apenas ocho partidos como titular en LaLiga y está siendo, sin lugar a dudas, una de las grandes revelaciones de la presente temporada. 

Falla ocasiones, algunas demasiado claras, pero, al mismo tiempo, es uno de los nueves que más peligro genera de la competición, y eso, para un club como el Alavés, es un lujo. Por ello, lo importante ahora, después de un actuación tan difícil mentalmente como lo fue la del partido ante Las Palmas, es que la plantilla le transmita a Samu la tranquilidad que necesita para no atorarse, seguir madurando y ayudar al equipo a conseguir su objetivo. 

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En imágenes: Así ha sido el Alavés - Las Palmas Iñigo Foronda

Lo mismo ocurre, pese a que no es tan evidente, con Rafa Marín. En lo futbolístico, aun con pequeños detalles a corregir, el central sevillano está más desarrollado que el atacante de Melilla y, si continúa jugando tantos minutos como hasta ahora, debería estar preparado para asumir cualquier reto el próximo curso –en referencia a las intenciones del Real Madrid con él–. Ahora bien, eso no significa que no esté acusando su inexperiencia.

Mientras que Samu debe centrarse, sobre todo, en mejorar su definición de cara a portería, Marín necesita ser más astuto y aprender a mantener la concentración durante todo el partido. Así, no solo será capaz de evitar errores graves como el de Balaídos, aunque estos le pueden ocurrir a cualquiera, sino que también podrá evitar caer en las provocaciones de sus rivales, lo cual no hizo en la recta final del mencionado encuentro frente a Las Palmas.

Aunque ayer no tuvo consecuencias, el sevillano debe entender que saber alejarse de la polémica es una virtud, sobre todo para un defensor –y más aún en su condición de recién llegado a la Primera División–. Por desgracia, las argucias no desaparecen al ascender categorías; muchas veces, incluso, se hacen más enrevesadas y toman mayor protagonismo, en especial si no son castigadas, como ocurre en el fútbol español.

'MARCA IBAIA'

Las cedidas, eso sí, no son las únicas promesas que están aprovechando la estancia del Alavés en la élite. Al igual que Samu y Marín están desarrollándose en un escenario muy exigente, que es lo que requieren, lo mismo sucede con aquellos canteranos que se han asentado no solo en el primer equipo, sino también en el once titular, como son Abdel Abqar, Javi López y, más recientemente, Abde Rebbach. La gran labor que, desde hace años, se hace en Ibaia está empezando a dar sus frutos.