La trayectoria reciente del Alavés en la Copa del Rey, donde se medirá con el Deportivo Murcia en la primera ronda de la edición de este curso, ha estado plagada de sorpresas tanto para bien como, sobre todo, para mal. Tras la histórica final ante el Barcelona (2017) –y también la posterior, y apurada, eliminación contra el Valencia en cuartos (2018)–, los babazorros pasaron por una pésima racha que solo Luis García fue capaz de revertir.

La temporada pasada, la primera a las órdenes del técnico madrileño, el Glorioso alcanzó los octavos de final e, incluso, pudo llegar más lejos, pues fue eliminado por un Sevilla que sufrió sobremanera en Mendizorroza. Previamente, se tuvo que vencer en el feudo albiazul al Real Valladolid, también de la élite como el cuadro hispalense, y al Lleida Esportiu y el Mérida, de Segunda y Primera RFEF, en sus respectivos estadios.

Esta buena actuación de la escuadra dirigida por Luis García acabó, tal y como se ha adelantado, con la mala imagen que el Alavés había dejado en sus tres participaciones anteriores, durante las que fue repelido de manera consecutiva por rivales de inferior categoría. La primera hecatombe, en concreto, ocurrió en la campaña 2019-20; con Asier Garitano en el banquillo, el Real Jaén pasó por encima (3-1) de los albiazules en La Victoria.

Duelo copero entre el Alavés y el Real Valladolid del pasado mes de enero. Iñigo Foronda

Una decepción que dolió mucho, sobre todo por la rivalidad con la escuadra jienense, y que volvió a repetirse en los ejercicios 2020-21 y 2021-22. En el primer de ellos, el Almería de Segunda goleó (5-0) a los pupilos de Abelardo Fernández –se había eliminado antes al modesto Rincón y al Dépor–; y, en el segundo, fue el Linares, de 1ª RFEF, quien se encargó de expulsar a los de Javi Calleja del torneo del KO, donde el Unami fue el primer rival.