La racha del Deportivo Alavés en Mendizorroza ha llegado a su fin. Tras dos victorias consecutivas, frente al Sevilla y el Valencia, los babazorros rindieron este viernes su plaza ante un Athletic que, muy bien ordenado, les maniató en ataque y castigó sus errores en defensa. Iñaki Williams, en la primera mitad, y Oihan Sancet en la segunda fueron los artífices del 0-2. 

Ante la ausencia de Antonio Blanco en la convocatoria, Luis García Plaza decidió dar entrada a Carlos Benavídez en el once, manteniendo así su dibujo habitual, y sorprendió, además, con una segunda modificación en el mismo. En lugar de Jon Guridi, uno de los futbolistas más destacados del equipo en las cinco jornadas anteriores, fue Ianis Hagi quien ocupó la mediapunta y, de esta manera, estrenó titularidad con la zamarra albiazul.

El talento con balón del rumano, sin embargo, no le fue suficiente al Alavés para sorprender a la retaguardia visitante durante los 45 minutos iniciales. Pese a que atravesar la primera línea de presión no fue demasiado problema, los babazorros sí que mostraron más dificultad a la hora de combinar más allá de la medular. Se apreció, sobre todo, mucha falta de movilidad entre líneas, lo que facilitó la tarea de los defensores rojiblancos. 

Con esa seguridad atrás, el Athletic no dudó en salir al ataque siempre que tuvo ocasión y, aun con bastantes imprecisiones debido a la intensidad del choque, completó varias transiciones en ataque que le permitieron poner en apuros a Antonio Sivera. En una de ellas, la mejor de todas, llegó el único gol de la primera mitad: Mikel Vesga, sin marca, vio el desmarque de Williams y este no desaprovechó el mano a mano (0-1, min. 17).

Por desgracia, el gol rival no impulsó en exceso al Glorioso, a diferencia de en anteriores partidos. El orden táctico de los vizcaínos siguió limitando sobremanera las ofensivas locales y, si hubo que destacar a alguien en este sentido, fue a Álex Sola. El extremo donostiarra fue el único albiazul sobre el césped, además de Kike García, capaz de exigir a la zaga visitante. Los gasteiztarras echaron mucho de menos los apoyos de Guridi

Tampoco se sacó ningún provecho, cabe mencionar, de las acciones a balón parado. Cuando el juego corrido falla, la estrategia siempre suele ser una buena vía para crear peligro, pero no fue así para el Alavés. Solo el Athletic, por medio de un cabezazo de Dani Vivian que se marchó al larguero cerca del descanso, fue capaz de aprovechar mínimamente este tipo de oportunidades. 

Tras el paso por los vestuarios, Luis García se vio obligado a mover el banquillo por la lesión de Rubén Duarte, dolorido en uno de sus cuádriceps, y empleó ese turno de cambios para dar entrada también a Guridi, aparte de a Javi López, en lugar de Benavídez. Más tarde, superada la hora de juego, saltaron al césped Abde Rebbach (Sola) y Samu Omorodion (Hagi) y, ya en la recta final, lo hizo Xeber Alkain (Luis Rioja). 

Gracias a esas sustituciones, que provocaron un cambio de dibujo (4-4-2), el Alavés combinó con más acierto en ataque y empezó a encontrar grietas en la retaguardia del Athletic. Así, por ejemplo, avisaron Kike, cuyo remate despejó Unai Simón, y el recién incorporado Omorodion. La ocasión de este último, en un contragolpe bien prolongado por Abde, fue muy interesante, pero el disparo no estuvo a la altura de su gran carrera.

Y ahí, en realidad, se le acabaron las opciones de puntuar al Glorioso. Los errores no se perdonan en Primera División y, en una nueva muestra de ello, los leones mataron el partido poco después de la doble acción babazorra. Sancet recibió el balón en la frontal y, sin pensárselo demasiado, sorprendió a Sivera con un potente y colocado lanzamiento (0-2, min. 75)

Habría ocasión para recortar distancias y aportar interés a los últimos minutos, pero Omorodion y Kike se mostraron demasiado erráticos de cara a portería en sus respectivas oportunidades. El jueves, el Alavés visitará Balaídos y allí se verá las caras con el Celta de Rafa Benítez.