Entre los muchos héroes de una temporada inolvidable que ha finalizado de la mejor manera posible se encuentra, sin duda, Luis García Plaza. El técnico madrileño ha sabido extraer hasta el último jugo a una plantilla inferior a la de otros rivales directos en cuanto a talento e incluso fondo de armario como el Granada, Las Palmas o el propio Levante.
Casi imposible hacer más con menos, si bien es obvio que las providenciales incorporaciones de Antonio Blanco y Asier Villalibre en el mercado invernal elevaron la amalgama de recursos albiazules y proporcionaron un indudable plus a un equipo que ha sabido casi siempre potenciar sus virtudes y esconder sus carencias.
Es el cuarto ascenso en su carrera para el técnico madrileño tras los sellados anteriormente con el Mallorca, el Levante y el Beijing Renhe chino. Luis García es un especialista en la materia que fue contratado para una meta diáfana por parte de Josean Querejeta. Una apuesta segura que finalmente ha dado sus frutos, eso sí no sin grandes gotas de sufrimiento, agonía y todo el suspense del mundo.
El madrileño siempre ha hablado sin pelos en la lengua en todas sus comparecencias públicas. Incluso no ha escondido los apuros que veía para competir con rivales teóricamente inferiores al Alavés, un discurso franco y repleto de sinceridad que en algunos momentos no ha gustado en la zona noble.
El albiazul ha tenido a lo largo de todos estos meses el sello de un equipo aguerrido, disciplinado a nivel táctico, firme en la parcela defensiva y con alternativas suficientes como para cambiar sobre la marcha el devenir de los encuentros. Casi siempre ha puesto en liza el sistema 1-4-2-1, aunque en algunas ocasiones se ha jugado la baza de dos delanteros.
El balance del madrileño es de 21 victorias, 16 empates y 9 derrotas. El saldo de goles a favor ha sido de 51 por tan solo 34 en contra
Muchos jugadores han entrado y salido constantemente de las alineaciones, aunque todas sus decisiones tuvieron una base sólida y, sobre todo, un objetivo compartido. Todo el vestuario remó en la misma dirección y, aun con altibajos y rachas negativas, el Alavés estuvo siempre al nivel de los mejores de la categoría. También ha sido imprescindible esa pizca de fortuna que necesitan todos los equipos campeones, aunque la fe y la perseverancia y la mentidad combativa de la plantilla se han visto finalmente premiadas con el premio de un ascenso inolvidable en el Ciutat de Vàlencia.
La ratificación de la continuidad de Luis García en el banquillo no debería demorarse en exceso. El madrileño está a expensas de recibir el voto de confianza definitivo de Querejeta, quien al margen de resultados deportivos siempre se mueve por otras consideraciones y, sobre todo, se basa en un feeling muy particular a la hora de dar continuidad o, en su defecto, cortar por lo sano con los entrenadores de turno.
En principio, hay muchos más pros que contras para que Luis García siga un año más en Vitoria. El técnico albiazul, generalmente muy cotizado y a quien no se le han caido los anillos para vivir experiencias exóticas durante su carrera, firmó el pasado verano por una única temporada con el Glorioso.
El precedente de Bordalás
Sin embargo, su vínculo recoge una cláusula de renovación automática para permanecer un año más al frente del Alavés en caso de ascenso, tal y como reconoció el propio interesado en una entrevista radiofónica. Es decir, su contrato expira el 30 de junio de 2024 tras el gol desde los 11 metros de Villalibre en Orriols que desató la locura.
Es Josean Querejeta quien tiene ahora la última palabra, lógicamente apoyado en los informes del director deportivo Sergio Fernández. Cabe recordar que el dirigente de Lazkao ya decidió prescindir de los servicios de José Bordalás, el técnico del último ascenso en 2016 pese a tener contrato en vigor. En su lugar, un ex del Alavés como Mauricio Pellegrino se hizo con las riendas del equipo. Con éxito, por cierto, ya que se consiguió una salvación holgada y el billete para la inolvidable final de Copa en el Vicente Calderón ante el Barcelona de Messi, Neymar y compañía.
Bajo la batuta de Luis García, el Glorioso ha disputado un total de 46 partidos con un balance de 21 victorias, 16 empates y 9 derrotas. El saldo de goles a favor ha sido de 51 por tan solo 34 en contra. La probable continuidad de Luis García es el punto de partida para ir configurando un equipo con una buena base pero que, por razones obvias, necesitará incorporaciones de fuste que eleven la calidad de mediocampo hacia adelante.
El madrileño es el sexto entrenador que consigue ascender al Deportivo Alavés a Primera División. Con anterioridad lo hicieron Francisco Baonza en la temporada 1929-30, Manolo Echezarreta en la 1953-54, José Manuel Esnal ‘Mané’ en la 1997-98, Chuchi Cos en la 2004-05 y, por último, el citado José Bordalás en la 2015-16.