Al término de la temporada pasada, cuando el Deportivo Alavés consumó en Ciutat de València su triste y fatídico descenso a Segunda División, la afición albiazul perdió por completo la confianza en Sergio Fernández, pero el fútbol, como la vida misma, da muchas vueltas.
Un año después, y en el mismo escenario, el club babazorro ha regresado a la máxima categoría y, con este éxito, el director deportivo leonés ha salido muy reforzado. De hecho, su continuidad en el Paseo de Cervantes, la cual se antojaba complicada hace unos meses, ya no parece ninguna utopía.
La relación entre Sergio Fernández y la directiva del Alavés es inmejorable, tal y como ha podido comprobarse en múltiples ocasiones, y es ese buen feeling, sumado al logro deportivo, el que podría hacerle continuar al frente de la exigente dirección deportiva del conjunto gasteiztarra.
Si esto llegase a ocurrir, el leonés disfrutaría de su octava temporada en las oficinas de Mendizorroza, donde, desde que llegó en 2016, se ha anotado cinco permanencias consecutivas en Primera, aunque alguna más sufrida de lo debido, una emocionante final de Copa del Rey y, cómo no, el reciente ascenso.
Para ello, eso sí, Sergio Fernández tendría que aceptar el reto de confeccionar una plantilla capaz de mantener al Glorioso en la élite. Algo en lo que le sobra experiencia, pero que no es nada sencillo, sobre todo, teniendo en cuenta que muchos de los clubes que pelearán por el mismo objetivo dispondrán de mayor margen de maniobra.
La primera decisión, en ese escenario, sería confiar o no en Luis García Plaza. El técnico madrileño se ha ganado entrenar al Alavés en la máxima categoría, pero esto último, por mucho que tenga contrato, no siempre ha sido sinónimo de continuidad, tal y como pudo comprobar José Bordalás.
Ahora bien, las circunstancias actuales son muy diferentes a las de entonces. Luis García ha sido una apuesta de Sergio Fernández y, junto a él, ha conseguido romper con la inestabilidad que había protagonizado el banquillo de Mendizorroza en las últimas temporadas. Hay que confiar en los proyectos a medio-largo plazo.