Faltan pocas horas para la gran final en el Ciutat de València. Esa que le permitirá al Deportivo Alavés, si consigue vencer al Levante, regresar a Primera División. Algo por lo que la plantilla albiazul, ansiosa por dar una última alegría a su afición, está dispuesta a dejarse el alma sobre el césped granota. Así lo cuenta Rubén Duarte, quien, durante su conversación con este periódico, transmite una seguridad mediante la que lograría convencer a cualquier seguidor babazorro, incluso al más pesimista. Se nota que es uno de los capitanes del Glorioso.
No queda nada para la gran final por el ascenso, ¿cómo se siente?
Estoy deseando que llegue. Las fechas no ayudan, pues en años anteriores habríamos terminado ya el curso, pero hemos cogido este play off con muchas ganas porque queremos lograr ese ansiado objetivo. Pese a que sabemos de la dificultad, este grupo tiene las ganas y la ambición necesarias para intentarlo hasta el final, ya sean 90 o 120 minutos. Agotaremos las balas hasta que no queden más.
¿Cómo ha llevado el vestuario la semana?
Bien, lo veo ilusionado. Tuvimos una oportunidad muy parecida el día de Las Palmas y salió cruz. Ahora, después de eliminar a un rival muy duro (Eibar) en la primera ronda, tenemos otra y no la queremos desaprovechar. Es cierto que el Levante parte con una ligera ventaja, pero estamos convencidos de nuestro plan y de lo que queremos conseguir con él.
¿Intimida o motiva el ambiente hostil que se pueden encontrar en Orriols?
Motiva, sin duda. Estamos luchando por algo muy bonito, que es subir a Primera, y lo que suceda en las gradas no debe afectarnos para mal. Además, ya estamos acostumbrados; en Gran Canaria, con el campo lleno, el equipo ofreció una gran actuación. Sabemos lo que nos vamos a encontrar y la plantilla saldrá con toda la ambición, consciente de que detrás tiene una gran ciudad alentando para conseguir el ascenso.
El escenario, por otro lado, también puede ser un arma de doble filo para el Levante.
Sí, los futbolistas somos personas antes que profesionales, por lo que es inevitable que aparezcan los nervios en situaciones de este tipo. La presión la tienen ellos, que cuentan con un resultado favorable. Nosotros no tenemos nada que perder y vamos a plantarnos en el Ciutat con la idea de ponernos por delante lo antes posible; si no lo logramos, habrá que luchar hasta el final.
Ya no hay más oportunidades, solo vale ganar.
Por supuesto, somos conscientes de ello. Es nuestra última bala y nos dejaremos el cien por cien para intentar aprovecharla. Ojalá entre el balón, porque este equipo merece que el fútbol le devuelva lo que le ha quitado durante el año.
¿Cómo se le hace un gol al Levante? No lo han conseguido hasta ahora.
Es cuestión de acierto, simplemente. Creo que, en los tres partidos que hemos jugado contra ellos, ha habido alguna ocasión para marcar, pero el gol está muy caro. Confiamos, eso sí, en nuestra línea de arriba; tenemos tres grandes delanteros, cuatro contando a Panichelli, y los demás debemos ayudarles en esa labor.
También va a ser importante mantener la fortaleza defensiva, aunque ahí no parece haber tantas dudas.
Claro. Nuestro planteamiento debe basarse en la seguridad atrás, no concediendo nada a los jugadores granotas, que son de mucho nivel. Estoy segurísimo de que, si empezamos con esa solidez, el equipo va a ir creciendo y encontrando oportunidades en ataque. Durante la campaña, hemos sido muy seguros y solidarios. Este grupo corre muchísimo y solo puedo decir chapeau a toda la gente que ha participado.
En esa tarea, asimismo, ha sido clave la figura de Sivera, ¿imaginaba que brillaría de esta manera?
A mí no me sorprende, pues le he visto entrenar todos estos años. La posición de portero es complicada y, aunque ha tenido que esperar su oportunidad, esta temporada está demostrando lo bueno que es. Si hemos llegado hasta aquí, ha sido, en parte, gracias a él. Ahora bien, espero que el sábado tenga que parar lo menos posible.
¿Qué ha aprendido el Alavés de sus tres enfrentamientos previos ante el Levante?
Han sido partidos muy diferentes, si bien es cierto que el resultado nunca ha sido favorable. Considero que debemos fijarnos en el del pasado domingo. Ha sido el más igualado y, durante la primera parte, fuimos mejores que ellos. Ojalá a la cuarta vaya la vencida.
¿Qué diferencias ve entre esta final y la que disputaron hace poco contra Las Palmas?
El tipo de rival, principalmente. El Levante es un equipo mucho más físico, con jugadores experimentados y fuerte a nivel defensivo. Los canarios, por su parte, prefieren tener el balón y esquivar las disputas. De todas formas, lo importante es que vamos a mostrar todas nuestras cartas, que no son pocas, y plantarle cara.
¿Le ve algún sentido a que Antonio Blanco se pierda los dos choques más importantes del curso por ir con la selección?
Nos da pena, ya que ha sido un integrante muy querido dentro y fuera del campo, pero es un tema entre el club y la federación. Nosotros, los futbolistas, poco más podemos hacer.
¿Cómo está Luis García?
Bien, con muchas ganas. Así lo transmite en cada entrenamiento. Es un entrenador con mucha experiencia, capaz de implementar su seña de identidad y que ha acabado con la inestabilidad que había habido en los últimos años en el banquillo. No hay mejor capitán para este barco que Luis.
¿Cree que, en el peor de los casos, se ha establecido una base para intentar el ascenso de nuevo el año que viene?
Diría que sí. Este vestuario es muy sano y entrena muy bien. Ha habido demasiado pocas peleas para los 25 energúmenos que estamos ahí dentro y opino que esa es la base mediante la que debe construirse cualquier proyecto.
Si no se consigue ascender el sábado, ¿será una buena temporada?
La línea entre el éxito y el fracaso es demasiado fina. No ascender, como es lógico, dejaría un mal sabor de boca, pues el objetivo que nos marcamos era ese. No obstante, el hecho de haber estado peleando hasta el último segundo del último partido es algo de lo que estar orgullosos. Esto último nos ha permitido volver a ilusionar a la afición.
El del domingo fue el último partido del curso en Mendizorroza y menudo ambientazo.
Jugar en Mendi es una locura. Sabía que el alavesismo nunca fallaba, pero lo que hemos vivido esta temporada ha sido una barbaridad. Ellos son el alma de este club.
¿Se ha imaginado su carrera por la banda de Orriols, centro a Villalibre –u otro delantero– y gol?
(Ríe). Me da igual si el centro es mío, de Javi López, Tenaglia o Arroyo, como si el Levante se mete en propia. Si el balón cruza la línea y el resultado es favorable, habremos puesto el broche a una campaña muy larga, también sufrida, pero que siempre vamos a recordar por la ilusión que vivió y transmitió este grupo.
"Mi contrato dice que será mi último partido con el Alavés, pero nunca se sabe”
¿El del sábado va a ser su último partido con el Alavés?
Eso es lo que dice mi contrato y, por ende, lo lógico, pero uno nunca sabe lo que puede pasar en verano. Espero, eso sí, que sea una victoria.
¿Ha tenido la oportunidad de sentarse con el club para negociar su renovación?
No, de momento. Tanto el Alavés como yo creemos que lo más relevante en estos momentos es terminar bien la temporada.
Ya tuvo otras ofertas en el pasado y prefirió quedarse en Vitoria.
Sí, así es. La realidad es que, desde que firmé aquí y me dieron continuidad, siempre me he sentido muy querido. La gente del club me ha tratado increíble y he tenido la oportunidad de aprender mucho. Ha sido un viaje de ensueño que espero culminar de la mejor manera posible.
¿Es muy diferente el Duarte actual respecto al que llegó al Glorioso en 2017?
Muchísimo. Llegué siendo un niño, después de una mala época en el Espanyol, y me he convertido en un hombre. Soy más adulto, experimentado y he sido capaz de formar una familia aquí, lo que me da una tranquilidad muy grande. He cambiado para bien, sin duda.
¿Se ha sentido infravalorado en algún momento?
Para nada. Entiendo que hay parte de la afición a la que puedo gustarle más o menos, pero los entrenadores siempre me han transmitido confianza. He intentado dar lo mejor de mí, con mejor y peor resultado, y estoy contento por lo que he conseguido. Si juego el sábado, son 199 partidos como albiazul en seis temporadas; ese es el claro ejemplo de que no me han infravalorado.
¿Su momento más feliz con el Alavés?
Cada una de esas salvaciones in extremis, pues sufres mucho durante el año y luego te llevas una gran alegría. Me acuerdo del triunfo en el Benito Villamarín que nos permitió conseguir la permanencia contra el Granada, de la buena racha que casi nos lleva a Europa con Abelardo y de muchos momentos más. Esta temporada, sin ir más lejos, está siendo de las mejores. Si ganamos al Levante, viviré uno de los días más felices de toda mi vida.
¿Y el más triste?
Ha habido varios. Cuando llegué al Alavés, Zubeldía me dijo, a tres días para cerrarse el mercado, que no iba a contar conmigo y eso me dolió. Incluso Sergio Fernández, en una reunión que tuve con él, me explicó que lo iba a tener complicado. Luego, obviamente, el descenso de la temporada pasada es una mancha que nadie quiere tener. Ahora bien, cada golpe debe servir como aprendizaje.
Lleva mucho en el fútbol, pero aún le quedan bastantes años por delante.
Sí. Al debutar tan joven en Primera, hace casi una década, parece que llevo jugando más tiempo, pero, como dices, aún me queda mucho por hacer. Tengo 27 años y estoy viviendo un sueño; no esperaba nada de esto cuando dejé mi casa a los 13.