Javi Muñoz es uno de esos futbolistas que tienen muy poco o nada que decir sobre su paso por el Deportivo Alavés. Formado en la cantera del Real Madrid, llegó a Mendizorroza en el verano de 2018 y, sin oportunidades como albiazul, terminó marchándose libre al Eibar en 2021. Un destino en el que, cabe mencionar, ha crecido como jugador y se ha convertido en un fijo de las alineaciones, siendo una de las grandes amenazas armeras en ataque.
Como mediapunta –y, a veces, también de pivote–, el de Parla está ofreciendo al conjunto azulgrana justo lo que necesita para aprovechar su enorme potencial arriba (Stoichkov, Aketxe, Corpas, Blanco Leschuk, etc). Actúa, al igual que Jon Guridi en el Glorioso, como el enlace entre la retaguardia y la vanguardia, aunque, eso sí, bastante más liberado en tareas defensivas que el azpeitiarra, siempre obligado a presionar.
Muñoz es, sin duda, una de las piezas clave en el dibujo de Gaizka Garitano y, por ende, deberá ser vigilado de cerca por la zaga alavesista. Si la zaga o la medular alavesista consiguen desarticular al madrileño, el Eibar no será capaz de combinar con tanta facilidad. Así quedó demostrado, por ejemplo, hace varios meses, cuando los armeros apenas generaron peligro en su visita al Paseo de Cervantes, donde cayeron por 2-0.
En relación con su paso por el Alavés, lo cierto es que no es diferente al que tuvieron otros futbolistas como Saúl García, Carlos Isaac, Cristian Glauder, Nando García, Juanan Entrena o Rafa Paez entre otros. La principal diferencia es que algunos de ellos, no tuvieron que emprender su particular travesía croata. El madrileño solo salió cedido a LaLiga SmartBank: primero al Real Oviedo, luego al Tenerife y, finalmente, al Mirandés.
Tuvo, además, la oportunidad de debutar con la casaca albiazul, lo cual tampoco pueden contar la mayoría de los mencionados. Y no en un partido cualquiera, cabe recordar. Tras media campaña (2019-20) intercalando el banquillo con la grada, sin ninguna oportunidad de saltar al césped, fue titular en el duelo que el Alavés disputó en el Camp Nou, donde el Barça terminó goleando (4-1). Aquel día jugó sus primeros, y últimos, 53 minutos.
Razones para pasar sin pena ni gloria por Mendizorroza no parecía haber, pues, en sus cesiones a la categoría de plata, había mostrado calidad para, al menos, contar con él en la rotación, pero nunca llegó a tener ese papel. Es por ello que no sorprendió a nadie su decisión de abandonar el Glorioso en el momento que terminó su contrato. Como armero, suma 81 partidos, tres goles y cinco asistencias en dos temporadas.