El Alavés se ha metido de pleno en la lucha por el ascenso directo tras unas dos últimas jornadas en las que, sin grandes alardes, ha recuperado el espíritu de una escuadra coral y eficaz. Dentro del ejercicio de madurez que plasmó la escuadra capitaneada por Luis García en su viaje a Huesca, el técnico madrileño volvió a realizar probaturas en el once con el objetivo de desatascar la zaga rival sin renunciar al indistinguible estilo albiazul. La principal de ellas, y una que se viene repitiendo desde hace meses, se encuentra en el encargado de presidir la punta de lanza.

El Glorioso, que cuenta para la causa con tres arietes de diferentes perfiles como Villalibre, Sylla y De la Fuente, todavía no ha consolidado a uno de sus atacantes como la principal referencia ofensiva. Al contrario que el resto de equipos en la zona noble, que sí tienen definida la presencia de un nueve fijo, el Alavés varía su delantero en cada jornada y, por tanto, ninguno de ellos ha logrado erigirse como un titular indiscutible. 

Tras la llegada de Villalibre, hace nueve jornadas, los tres atacantes en nómina han compartido titularidades y suplencias. El de Gernika, que debutó con la zamarra albiazul de manera apoteósica gracias a un doblete al Eibar, no partió desde el once hasta su tercer partido como futbolista del Alavés, en el duelo ante el Ibiza. No obstante, Villalibre ha adoptado el papel de revulsivo desde el banquillo en tres de los últimos cinco compromisos domésticos, lo que demuestra que carece de la jerarquía que todo el mundo presuponía. 

El vizcaíno, que disputó media hora en el triunfo ante el Huesca, no escatimó esfuerzos en la presión entre centrales, pero volvió a mostrarse impreciso en sus combinaciones. Además, estuvo lejos del área y esa dificultad para conectar con el resto de sus compañeros provocó que apenas interviniera en el juego. Tras sus zarpazos en sus primeras semanas como albiazul, el efecto intimidador de Villalibre se ha evaporado en las últimas fechas y el Alavés necesita recuperar su mejor versión para mantener el pulso a los primeros clasificados.

La irrupción de Villalibre, de hecho, coincidió con una fase del campeonato en la que el Alavés estaba prácticamente sin delanteros. El de Gernika llegó a Mendizorroza en el momento preciso, cuando De la Fuente atravesaba una lesión y el cuadro babazorro necesitaba de manera urgente un hombre de área. Ahora bien, tras la recuperación del vallisoletano, el puesto del nueve se ha compartido entre tres hombres. 

Estas continuas entradas y salidas en el once no han brindado la continuidad deseada a Miguel, Villalibre y Sylla, pero sí les obliga a estar en alerta para no desaprovechar las oportunidades que se presentan en cada jornada. El vallisoletano, al igual que Villalibre, ha sido titular en dos de las últimas cinco jornadas, pero su maleficio ante el gol se prolonga desde el lejanísimo 1 de noviembre.

Quien ha perdido protagonismo en es Sylla. El ariete senegalés, que dio un paso al frente tras la lesión de Miguel sumando goles de vital importancia y trabajando a destajo, se ha visto relegado a un papel más secundario. De hecho, vio desde el banquillo el triunfo ante el Huesca y apenas suma 120 minutos en las últimas cinco jornadas. 

Doble punta como recurso

La única vez en la que Luis García apostó de inicio por una doble referencia ofensiva fue en el duelo ante la Ponferradina. En aquel encuentro, que concluyó con una derrota por la mínima para los albiazules, De la Fuente y Villalibre compartieron la vanguardia albiazul sin grandes florituras. Ahora bien, el técnico babazorro sí ha apostado en los últimos minutos de varios partidos por una doble punta para remontar algún resultado en contra.

El Alavés, eso sí, cuenta con referencias ofensivas que, debido a sus propias características, se pueden complementar a la perfección y disponen de un perfil demandado por Luis García. De cara a la recta final del curso, el madrileño dispone de tres arietes que han de marcar las diferencias en un equipo candidato al ascenso como es el Glorioso.