Al comienzo de la temporada, Luis García Plaza explicó que uno de los objetivos principales de la plantilla debía ser evolucionar con el paso de las jornadas, pues, de esta manera, el Deportivo Alavés podría no solo mejorar su juego, sino también adaptarse a los distintos escenarios que le propondrían los rivales. Algo que, en los primeros compromisos del curso, no se notó en exceso, pero que visto ahora, con cierta perspectiva, sí está ocurriendo en el Paseo de Cervantes, sobre todo si se analiza la parcela defensiva.

Si bien el Glorioso arrancó el curso de manera magnífica, batiendo sus registros históricos en la categoría de plata, lo cierto es que lo hizo gracias a su talento diferencial. Ese que, sin ser excesivamente superior a los rivales, permitió a los babazorros sumar puntos a su casillero incluso cometiendo errores graves en defensa. Una circunstancia que, salvo en la visita del Mirandés a Mendizorroza, impidió que Antonio Sivera mantuviera su puerta a cero durante las primeras semanas del campeonato.

Sin embargo, esa fragilidad atrás que parecía un problema –o aspecto a mejorar– durante los meses de agosto y septiembre, ya no existe en el Alavés desde hace varias jornadas. En la actualidad, la zaga albiazul es una de las más férreas de Segunda División y buena muestra de ello es que los gasteiztarras solo han encajado dos goles en los últimos siete partidos, lo que, con cinco porterías a cero, a las que hay que sumar la mencionada ante los jabatos, le han hecho escalar puestos en el ranking de imbatibilidad.

En concreto, el Glorioso es a día de hoy, superada ya la decimosexta fecha del calendario, es el noveno equipo que más veces ha evitado encajar gol junto al Real Oviedo y el Villarreal B, también con seis. Por delante, se encuentran Eibar, Levante y Andorra (7); Racing de Santander (8); Huesca (9); Granada y Las Palmas (10); y Burgos (13), quien, comandado por su guardameta, José Ángel Caro, sigue sin perder fuelle respecto a los favoritos en la igualada batalla por el ascenso.

Víctor Laguardia, que entró en el partido tras el descanso en lugar de Abqar, despeja un balón ante Leschuk ÁREA11

Esta mejora defensiva que ha tenido el Alavés se debe, entre otras cosas, a que Luis García ha encontrado ya a quienes forman su retaguardia titular. Mientras en los laterales se ha impuesto la lógica con Nahuel Tenaglia y Rubén Duarte, en el centro se han ganado un sitio Abdel Abqar y Nikola Maras, cuyo entendimiento ha aumentado sobremanera desde que coincidieron por primera vez en Ibiza. Tanto que, salvo que haya algún contratiempo físico, va a ser muy difícil que algún compañero les quite el sitio.

Ahora bien, si esto último llegara a ocurrir, el técnico madrileño no debería estar muy preocupado, pues tiene grandes alternativas en la recámara. Una de ellas es Víctor Laguardia, quien ya ha alcanzado el ritmo de juego que exige la categoría de plata, y la otra es Aleksandar Sedlar, aparentemente recuperado de su lesión muscular. A estos dos, además, se les puede sumar la opción de Imanol Baz, que debutó en Lleida, y en los costados Anderson Arroyo y Javi López han demostrado estar a la altura de los titulares.

Goles encajados

Por otro lado, como es lógico, mantener la portería a cero de manera más frecuente también ha hecho que el Alavés mejore los registros de goles encajados con los que arrancó el curso. Concretamente, los gasteiztarras han recibido 12 tantos –0,75 por partido– y solo el Burgos (4), Las Palmas (9), Granada y Racing (11) consiguen mejorar este dato. Todo ello, una vez más, gracias a la mejora defensiva que ha sufrido la escuadra de Luis García desde que cayó abruptamente en El Plantío. 

Echando un vistazo al último ascenso albiazul a Primera, con José Bordalás en el banquillo, aquel año (2015-16) el Glorioso había encajado cuatro goles más a estas alturas del campeonato y ocupaba la segunda posición de la tabla con 29 puntos, dos menos que en la actualidad.