El Deportivo Alavés mordió el polvo el sábado por la noche por primera vez desde su regreso a la categoría de plata en el colorido estadio de El Plantío, un feudo que congregó a más de 2.500 fieles babazorros que presenciaron la peor actuación del Glorioso desde el comienzo de liga. Los discípulos de Luis García, que pese a la abultada continúan en lo más alto de la clasificación a la espera del próximo duelo entre semana ante el Albacete, no ofrecieron señales de encontrarse cómodos a lo largo del choque y, así, el conjunto albiazul vivió su primera derrota del curso.

Más allá del descalabro sufrido en tierras burgalesas, un resultado que iba a llegar tarde o temprano por la consabida competitividad y máxima exigencia de la Segunda División, lo llamativo es que el Alavés ha comenzado perdiendo en cuatro de los cinco partidos disputados lejos de Mendizorroza. Esto mismo, de hecho, ha obligado al conjunto vitoriano a remar a contracorriente en numerosas ocasiones y aunque en las últimas salidas a Cartagena, Lugo e Ibiza se pudiese rescatar un provechoso botín, ante el Burgos el equipo se impacientó hasta tal punto que encajó dos goles de una manera absurda en el tramo final del choque cuando perdió el rigor y se volcó sobre la portería de Caro con más corazón que cabeza.

Ahora bien, el hecho de que el Alavés tan solo se haya puesto por delante en el marcador como visitante ante el Leganés evidencia la dificultad que tiene el equipo para entrar a los partidos que se disputan fuera de casa con la misma intensidad que así lo hace en Mendizorroza. Porque en el feudo babazorro el Glorioso arranca desde el minuto uno con mordiente y garra, pero como visitante se muestra más agazapado y salvo en la visita a Butarque y la última en Burgos, siempre ha encajado gol en la primera parte. Contra el Burgos el conjunto babazorro no fue capaz de encontrar el último pase y tampoco puso en aprietos la salida de balón rival, algo que hizo a la perfección en casa ante la Ponferradina. 

Y es más, en la expedición a Cartagonova, un duelo popularmente conocido como la “visita al dentista” por la evidente veteranía de los blanquinegros, el Alavés también comenzó con desventaja en el casillero y fue en la segunda parte cuando se pudo rescatar, al menos, un meritorio empate. En la visita al Anxo Carro, mientras tanto, los de Luis García también encajaron primero pero la reacción coral tras el gol lucense fue excelente con los goles de Tenaglia y Hara.

De hecho, fue en el estadio gallego donde el Alavés ofreció su actuación más seria como visitante ya que generó una marea de ocasiones en el área rival y el equipo no se precipitó para darle la vuelta al marcador. Ante el Ibiza, el conjunto gasteiztarra se dio de bruces con un gol en contra a los diez minutos de partido y tuvo que remar para celebrar el tanto del empate de Rioja antes de la hora de juego.

Si bien es cierto que en tres de las cuatro ocasiones en las que los pupilos del técnico madrileño han comenzado por detrás en el marcador se le pudo dar la vuelta al resultado a raíz de la fortaleza anímica y la confianza en ceñirse al plan establecido desde el banquillo, el hecho de tener que remontar dificulta en una enorme medida que el conjunto de Luis García sea el equipo que lleve la batuta del partido.

Y es que en la categoría de plata comenzar el partido con desventaja en el marcador cambia por completo el guión del encuentro. Son numerosos los equipos que, al igual que el Burgos, demuestran su maestría a la hora de arañar segundos del reloj. Lo que se conoce como 'el otro fútbol' desde tiempos inmemoriales y que los clubes italianos han sabido patentar especialmente por encima del resto.

El Alavés de Luis García se ha destapado hasta ahora como una escuadra canchera que sabe cerrar filas y aguantar el resultado. La realidad es que este Glorioso se encuentra mucho más cómodo yendo por delante ya que nunca ha perdido cuando ha sido el primero en golpear a su rival, de ahí que el objetivo de cara a la próxima salida ante el Andorra sea no conceder ventaja.