A Roberto Jiménez le quedaba cuerda para rato, pero esto no siempre es lo más importante. A sus 36 años, el guardameta madrileño, que defendió la portería de Mendizorroza durante la temporada 2019-20, ha decidido poner punto y final a su carrera bajo los palos y, de esta manera, deja atrás una trayectoria de casi dos décadas en las que, además de competir en dos de las cinco grandes ligas, ha tenido la oportunidad de vivir de primera mano lo que es jugar la Champions League.

Un hito que logró con el Atlético de Madrid, donde dio sus primeros pasos en el mundo del balompié, el Benfica y el Olympiacos, con quien sumó a sus vitrinas una copa y tres títulos de la liga griega –sin olvidar, además, otro triunfo copero en Portugal–. Éxitos a los que, por otro lado, también merece la pena sumar su UEFA con el propio conjunto colchonero y el reciente ascenso con el Real Valladolid, al que brindó el curso pasado buenos minutos y, sobre todo, gran jerarquía y veteranía dentro del vestuario.

Respecto a su paso por el Alavés, lo cierto es que fue efímero, pero no por ello irrelevante. Roberto llegó a Vitoria en un momento delicado, pocos meses antes, enero del 2020, de que la tensión se hiciera con el protagonismo en el vestuario albiazul debido a las discrepancias derivadas de la pandemia, y fue fundamental para cerrar la permanencia en la recta final del curso. Tanto que, a las órdenes de Muñiz, sustituto de Garitano, fue titular en la victoria frente al Betis en el Villamarín con la que se consiguió el objetivo.

Entre las cualidades que mostró en el Glorioso, al que defendió en nueve ocasiones –todas ellas en LaLiga–, cabe destacar sus reflejos bajos los palos, de los que ya había hecho gala en su paso por el Real Zaragoza o el Málaga, y su capacidad de liderazgo en el área, lo cual, pese a no ser de los aspectos más valorados en la actualidad, siempre ha caracterizado a los grandes guardametas. Algo que, durante varios momentos de su carrera, muchos aficionados le consideraron. 

En su despedida, Roberto ha agradecido al Alavés la oportunidad que le brindó en su momento y ha evidenciado su entusiasmo por nuevos retos: “He decidido acabar con mi carrera como futbolista profesional y cambiar el rumbo de mi vida, con la misma ilusión y ganas de comerme el mundo que tenía hace 17 años. Dos hijos que me llevan esperando demasiado tiempo y un sin fin de aventuras por vivir en el marco de la vida cotidiana. Ahora bien, de ti, querido fútbol, no me despido. Aún te queda mucho que saber de mí”.