Saltó de Ibaia al primer equipo con tan solo 19 años. Lució la elástica albiazul en los terrenos de juego más embarrados de 2ªB e hizo lo propio en la categoría de plata, donde disputó una treintena de partidos. Fue uno de los jugadores de la casa en el último ascenso a Primera aunque, desafortunadamente, su estreno en la máxima categoría jamás llegó. Sergio Llamas es un futbolista que se considera a sí mismo como "ambicioso". Y no es para menos. El trotamundos gasteiztarra emigró a Japón, Finlandia y Rumanía tras su salida del Glorioso. A sus 29 años, aquel joven que irrumpió sin ningún tipo de complejos sobre el tapete de Mendizorroza ha recuperado la añorada continuidad en el Real Unión. Llamas repasa en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA su etapa en el Alavés, las experiencias vividas en los países más exóticos y también su última temporada en Primera RFEF, donde se ha quedado a apenas a dos puntos de disputar un play off por el ascenso a Segunda que habría sido histórico para la ciudad de Irún.

¿Cómo ha finalizado la temporada a nivel personal?

-Bien, hemos estado peleando hasta el final por el play off y me habría gustado entrar pero he acabado bien, jugando y muy a gusto. Era algo nuevo para nosotros porque era una categoría que no conocíamos. Hemos jugado contra equipos muy potentes como el Deportivo de la Coruña, Racing de Santander o Rayo Majadahonda, que tienen mucho presupuesto. Nuestro primer objetivo siempre fue mantener la categoría y asentarnos en ella. Al acabar la primera vuelta íbamos terceros y queríamos crecer dentro de nuestra línea de ir entrenamiento a entrenamiento y después ver hasta dónde eramos capaces de llegar. Pero todos los equipos tienen altibajos y sufrimos una mala racha a finales de marzo que nos hizo bajar un poco aunque, eso sí, en ningún momento pensábamos en llegar a la última jornada con opciones.

A la postre rozaron los play off

-Son históricos que su lugar hace unos años estaba en el fútbol profesional. Sabíamos de la dificultad que tenía enfrentarnos a estos equipos pero al Depor, por ejemplo, ganamos los dos partidos y hemos competido contra todos. La Primera RFEF es una categoría que temporada tras temporada está mejorando muchísimo y va a ser una categoría bonita.

Haberse reencontrado con amigos como Yagoba Beobide ayuda en la adaptación, ¿no?

-Sí, por supuesto. Desde el momento que decido regresar del extranjero y me sale la opción del Real Unión, uno de los motivos que me ayudan a volver es que había compañeros con los que había crecido. Este año estaba Jagoba pero en anteriores Viguera, Borda o Estrada y eso me ayudó muchísimo. Cuando llegas a un vestuario es fundamental adaptarse.

Ha sido el máximo realizador del equipo con siete goles. ¿Considera que se ha reencontrado con su mejor versión?

-Probablemente estas dos temporadas y, sobre todo, esta última ha sido el año en el que más he disfrutado. A nivel individual las del Alavés y en Segunda, sobre todo, recuerdo unos momentos increíbles pero en cuanto a protagonismo y minutos no había tenido ninguna temporada como esta. He disfrutado muchísimo, he reencontrado las sensaciones que tenía cuando estaba en Vitoria y ha sido un año que recordaré.

¿Cómo valora su etapa en el Alavés?

-La recuerdo con muchísimo cariño. Llegué al Alavés en juveniles y desde el principio encajé muy bien. Vi que el club apostó por mí y siendo juvenil entrené con el primer equipo. Llega la temporada de Natxo Gonzalez, me explica que quiere que haga la pretemporada con ellos y salió muy bien. Al terminar me dijeron que sería jugador del filial en dinámica del primer equipo y conseguí debutar. Acabé jugando varios partidos y me sirvió para crecer. La lesión en la rodilla me retrasó la evolución que estaba viviendo pero el club siguió apostando por mí. Alberto López me da la oportunidad de quedarme en Segunda, tengo bastante participación y para mí era un sueño jugar con el Alavés como profesional. Después con Bordalás poco a poco voy jugando más y vivir el ascenso a Primera fue lo máximo. En la temporada de Primera no tengo prácticamente minutos, es un año muy duro para mí pero que sirve como aprendizaje a nivel personal. Todo lo que me ha aportado el Alavés ha sido bueno.

Además, participó en dos ascensos. ¿Se le queda la espina de no haber debutado en Primera?

-Sí, todavía en algunos momentos me pregunto cúal fue el motivo por el que no debuté. Siempre di todo por la camiseta pero en ese año no me llegó ni la oportunidad. Me quedé con ese sabor agridulce de tener que marcharme de esa manera pero en lo personal fue un año de mucho aprendizaje.

Una salida un tanto extraña, ¿no?

-Siendo canterano había tenido bastante protagonismo en temporadas anteriores. Una vez logrado el ascenso llegó una dirección deportiva nueva y quizá se le dio prioridad a otras cosas. Ese año no me sentí cómodo y parte de culpa o responsabilidad fue mía pero sí que eché en falta la oportunidad para demostrar que podía rendir y que dejaba todo por el Alavés. En aquel año no entendí muy bien la situación y viendo la salida me quedé con la sensación de que no sabía qué había ocurrido.

Tras su salida llegó el momento de reflexionar y buscar nuevos desafíos profesionales. ¿Qué le llevó a apostar por países tan exóticos como Japón o Finlandia?

-Necesitaba un tiempo para desconectar y asimilar lo que había ocurrido. La opción de Japón me llegó pronto y en un principio no la contemplé porque quería darme un tiempo. Van pasando los meses, la opción seguía ahí y la valoro porque realmente me apetecía en ese momento. Me marché sabiendo que el regreso iba a ser complicado. Fue una experiencia increíble y al tener ese recuerdo no me importaba continuar fuera. Ahí es cuando me sale la opción de Finlandia. Un equipo que en ese momento quedó segundo en su liga y era de los más potentes porque iba a disputar la fase previa de la Europa League. Entendí que era una oportunidad muy buena y me adapté muy bien. Era un club profesional que hacía las cosas francamente bien y fue un año increíble en el que descubrí otro Sergio diferente. La competición allí se disputa de febrero a diciembre y al finalizar mi agente y yo consideramos que era el momento de regresar al fútbol nacional. En el mercado de invierno en España se mueve menos y salió una opción de Rumanía hasta el final de temporada. Fui allí con la mala fortuna de que llegó la pandemia y se suspendió todo. Al regresar a Vitoria salió la opción del Real Unión con alguna más pero lo mejor para volver a demostrar y crecer era ir a Irún.

¿Fue más una decisión deportiva o personal?

-La opción de Japón la tomo porque en el Alavés anímicamente terminé mal. No se me valoró como se debía y necesitaba salir de ese círculo. Sabía cómo funcionaba el fútbol en España y viendo el interés y la forma en la que me valoraban decidí marchar. La de Finlandia fue más por un aspecto deportivo porque el fútbol de allí está creciendo mucho en los últimos años y el entorno era muy profesional. Jugar la previa de Europa League era un escaparate y pasar de ronda era una oportunidad increíble.

¿Esas experiencias le han ayudado en su proceso de madurez?

-Al vivir en Vitoria tenía esa estabilidad de estar en casa con la familia, los amigos y el calor de la gente al ser canterano. Sales fuera y es otro mundo. Pasas a vivir solo en otro país con otro idioma y la adaptación a esas circunstancias me ha hecho crecer muchísimo y darle importancia a cosas que anteriormente no les daba.

El regreso al Real Unión coincide con sus mejores años. ¿Por qué?

-Cuando llego estaba Gorka Etxeberría de director deportivo y yo había coincidido con él en el Alavés. Desde que me reuní con él y con Aitor Zulaika, el entrenador, me demostraron el interés en mí y al sentirme tan valorado tomé la decisión rápido. Llevaba un tiempo sin jugar y me costó entrar en dinámica de minutos, pero después fue todo rodado.

Usted conoce sobradamente la Segunda División. ¿Es tan complicada como se dice?

-Es muy diferente a Primera. Aquí todo está mucho más igualado y hay cuatro partidos más, se va alargando mucho. Para el Alavés eso puede ser más bonito porque no habrá un rival fácil o imposible de ganar y eso para la gente es más atractivo.

¿Cuál fue la clave del último ascenso albiazul en el curso 2015-16?

-La regularidad del equipo fue determinante. Puedes ganar partidos y tener rachas pero el equipo nunca tuvo una en la que no confiase en sí mismo y luego, aunque Bordalás tuviese un once muy determinado, todos nos sentíamos importantes dentro de la plantilla y eso es fundamental. Eso es lo que hace un buen entrenador. Aunque haya jugadores que no disfrutan de minutos, que todos se vean importantes porque llegará el momento en el que habrá que tirar de uno u otro. El grupo de personas fue increíble y tener un entrenador con un estilo muy concreto también es importante.

Ha finalizado la temporada como un futbolista destacado en la Primera RFEF. ¿Cómo se plantea este verano su futuro profesional?

-Hemos terminado hace apenas una semana y ya se van moviendo cosas. Como jugador quieres estar lo más arriba posible y más porque soy una persona muy ambiciosa. Me he encontrado muy cómodo en el Real Unión y la categoría está creciendo. Valoraré lo que venga y, por supuesto, al Real Unión porque me ha dado la oportunidad de regresar y me ha hecho crecer en estos dos años. Mi prioridad ahora mismo es el Real Unión pero lo que venga después se valorará. Este año me he dado cuenta de que cuanto más juego mejor me encuentro y en estos momentos solo pienso en crecer a pesar de tener 29 años. Para un futbolista creo que es la mejor edad y me encuentro fenomenal. Quiero crecer y si es con el Real Unión genial, pero si no es así trataré de tomar la decisión correcta.