Osasuna, rival del Deportivo Alavés este mediodía en El Sadar en un partido crucial para que los gasteiztarras vean por fin la luz en la compleja pelea por la supervivencia liguera, puede presumir de tener en su delantera un futbolista con aspecto de veterano cercano a la retirada, pero con el alma y el hambre de un juvenil. Kike García (Motilla del Palancar, Cuenca, 25-XI-1989), incansable en cada partido desde el pitido inicial hasta el final, no regatea esfuerzos.
El uno contra uno y la velocidad, de hecho, son los dos únicos puntos del temario que no domina a la perfección un ariete que cumple con nota en el resto de apartados relacionados con su oficio. A pesar de que los focos acostumbran a apuntar hacia otro lado, el punta rojillo, lejos de poseer una figura mediática que amplifique su buen hacer, se sirve y se basta para dejar su impronta en los terrenos de juego a base de un constante trabajo en beneficio del colectivo no exento de calidad.
Con las condiciones necesarias para pelear todo tipo de balones con los defensas rivales y con el talento suficiente para asociarse con sus compañeros a la espera de cualquier oportunidad para buscar la portería, el manchego responde a la figura de delantero clásico y moderno a la vez. Capaz de sumergirse en el área y de hacer valer su corpulencia en la búsqueda del gol, Kike García también se siente cómodo en posiciones escoradas y lejos del portero rival, donde suele asomar con frecuencia para descargar el juego, sacar de zona a los centrales a los que se enfrenta y colaborar activamente en el despliegue de su equipo.
De todo ello, más allá de los cinco goles marcados desde el comienzo del curso, se ha nutrido Osasuna con un fichaje a coste cero materializado en mayo del recién finalizado 2021. Fue entonces, después de firmar con el Eibar su mejor temporada en términos individuales al sumar doce goles en liga, dos más de los conseguidos en la primera de sus dos campañas como jugador del Middlesbrough (2014-15), cuando Kike García, que se dio a conocer un año antes con sus 23 dianas en el Murcia, ejecutó la cláusula que le permitía quedar libre tras el descenso del conjunto eibartarra a la categoría de plata.
No dejaron pasar la ocasión para reclutarlo los rojillos, un equipo de identidad similar al Eibar que favoreció desde el principio la adaptación de un futbolista curtido en mil batallas a sus 32 años, pero con margen aún para el crecimiento y la mejora.
José Luis Mendilibar, su entrenador en el Eibar y recientemente despedido de un Alavés al que el manchego castigó la pasada temporada con el primer hat trick de su carrera profesional en Ipurua, lo definió de esta forma tan contundente: “Kike es un zoquete currela, que hay veces que le puedes matar por las cosas que hace, pero todo lo que hace es por el equipo. Se puede confundir, pero lo hace pensando en el compañero y al que te da todo lo que tiene no se le puede pedir más. Podrá estar más años en Primera porque es así de cabezón y no va a parar”.
De esa manera, sin filtros, desgranó el de Zaldibar al máximo goleador del Eibar en Primera División con 37 goles en 160 partidos y que hoy, sin embargo, podría partir como suplente. El Alavés es un equipo que se le da especialmente bien al de Motilla del Palancar. No en vano, le ha marcado cinco goles en once encuentros oficiales, de los cuales ha ganado seis.
El nombre de Kike García fue uno de los muchos que estuvo el pasado verano encima de la mesa de Sergio Fernández como potencial fichaje, pero el director deportivo albiazul no apostó por un futbolista que rápidamente alcanzó un acuerdo con Osasuna para reforzar su potente delantera. Además del conquense, Arrasate dispone del croata Ante Budimir y del siempre eléctrico Chimy Ávila.