El partido que disputaron el Girondins de Burdeos y el Deportivo Alavés este viernes en el estadio Didier Deschamps de Baiona fue una prueba. Un test sin ninguna consecuencia en la batalla por la permanencia, pero sí relevante para constatar que, pese al durísimo varapalo sufrido el sábado pasado en Mendizorroza frente al Granada, los jugadores del conjunto babazorro aún mantienen la esperanza en salir del profundo hoyo en el que ellos mismos se han metido. Ahora bien, futbolísticamente deberán mejorar muchísimo más, porque en tierras vasco-francesas, también con ventaja en el marcador, terminaron pagando sus errores defensivos y cayeron por 2-1.

Sin Loum y Pellistri, ambos concentrados con sus respectivas selecciones, y con las ausencias de Pacheco, Escalante y Guidetti, José Luis Mendilibar quiso dar una oportunidad a los menos habituales. Algo que, cuando lo hacen otros entrenadores, se sabe de antemano que no tiene demasiado significado, pero que con el de Zaldibar merece atención, pues, por ejemplo, Tenaglia y Edgar comenzaron a ser titulares a raíz de su buena actuación en el último amistoso contra Osasuna.

Sobre esto último, el primero que dejó huella en el choque entre bordeleses y gasteiztarras fue Miguel De la Fuente. Inicialmente, cuando el cronómetro apenas había superado los 40 segundos, mediante un cabezazo que se marchó alto; y, varios minutos más tarde, con un remate con la zurda que, esta vez sí, acabó dentro de la portería defendida por el francés Poussin -recompensando así el buen arranque de los albiazules (0-1)-.

Ese dominio del Alavés se mantuvo a lo largo de toda la primera mitad, aunque con alguna alternancia, pero no le sirvió para ampliar su ventaja. Porque, con la vuelta del 4-1-4-1, también regresaron los problemas a la hora de generar acciones de peligro. Una circunstancia que aprovecharon los locales para, en dos ocasiones, exigir a Sivera -muy atento a pesar de su casi nula participación durante el curso-.

Tras el paso por los vestuarios, Mendilibar mantuvo, al contrario que el preparador rival, a los mismos once protagonistas sobre el césped y la contienda siguió su curso tal y como había llegado al impás. El Girondins merodeó el área del portero alicantino y, mientras tanto, los vitorianos pudieron marcar su segundo gol de la tarde por medio de Manu Vallejo, quien, en el minuto 55, vio cómo Medioub sacaba sobre la línea su disparo.

Fue poco después, sobre la hora de juego, cuando el vizcaíno comenzó a mover el banquillo. Saúl y Moya sustituyeron a Vallejo y Pina primero con la intención de aportar algo más de estabilidad defensiva al equipo, pero sin mucho éxito. Ya en la recta final, con Edgar sobre el césped en detrimento de Jason, el propio extremo tinerfeño desperdició una buena ocasión para sentenciar el amistoso y, en consecuencia, los bordeleses, mucho más enteros físicamente gracias a la multitud de cambios efectuados, encontraron el empate a través de una buena anticipación de Niang (1-1) a centro de Ricardo Mangas.

No obstante, la incidencia del lateral zurdo del conjunto francés no terminó ahí. Después de asistir en el tanto que igualó el duelo, se vistió de anotador y marcó el 2-1, culminando así la remontada, justa por los errores defensivos en la segunda mitad, que dejó sin valor el trabajo realizado por los pupilos de Mendilibar durante todo el encuentro. Ahora, el Alavés descansará hasta el lunes y, entonces, seguirá preparando la visita al Wanda Metropolitano.