Aunque han pasado casi seis años ya desde que el Deportivo Alavés consiguió regresar a Primera División, muy pocos aficionados babazorros -por no decir ninguno- han olvidado todavía cada una de las hazañas que se escribieron durante esa temporada (2015-16). Sobre todo, teniendo en cuenta la unión tan especial que formaron la plantilla y la grada aquel curso, en el que, pese a no estar en ningún momento entre los favoritos, el Glorioso pudo dar la sorpresa y derrotar a equipos a priori más potentes para, de esta manera, acabar alzándose con el campeonato de la categoría de plata.

Quien, asimismo, seguro que tampoco ha olvidado lo que sucedió en dicha campaña -y eso que ha sumado varios éxitos lejos de Vitoria-Gasteiz- es José Bordalás. El técnico alicantino fue uno de los principales protagonistas del ascenso y, nada más certificarlo, Mendizorroza pidió una renovación que no llegó. Algo que, lógicamente, sorprendió tanto a la hinchada albiazul como al propio entrenador, que ya había empezado a planificar su estreno en la élite con el conjunto gasteiztarra.

Pues bien, entre los diferentes futbolistas por los que se interesó Bordalás antes de recibir la mala noticia, su favorito era Darwin Machís. Un extremo habilidoso, goleador, veloz y muy incisivo que, en aquella época, había completado un gran ejercicio cedido en el Huesca y por el que, aún así, el Granada -dueño de sus derechos, pero con el Udinese vigilando- no veía con malos ojos llegar a un acuerdo con el Alavés. Sin embargo, la entidad del Paseo de Cervantes prefirió no continuar con el actual preparador che y, tras la llegada de Sergio Fernández y Mauricio Pellegrino, el enfoque cambió por completo.

Desde entonces, el atacante venezolano acumuló dos préstamos más, primero al Leganés y después al Cádiz, donde volvió a brillar; y los nazaríes se lo compraron de nuevo al cuadro udinés, aunque esta vez para ser parte importante de su proyecto. Una expectativa que, lejos de intimidar al jugador tricolor, este cumplió con creces gracias a siete goles y seis asistencias en su primera campaña completa en la máxima categoría del fútbol español, la cual, además, permitió a la escuadra de Los Cármenes alcanzar las semifinales de la Copa del Rey y, al mismo tiempo, clasificarse por primera vez en su historia a la Europa League.

Por desgracia para los granadinos, la llama de Machís, en ese momento uno de los extremos más peligrosos de la competición doméstica, no fue especialmente duradera y pronto empezó a perder intensidad. La temporada pasada, última de Diego Martínez en el banquillo andaluz, el latinoamericano anotó cuatro tantos y repartió otros cinco en LaLiga; y, en la actual, sus números han pegado un bajón mucho más importante con solo dos dianas y una asistencia.

Esto último, entre otras cosas, se debe a su evidente pérdida de protagonismo. Y es que, en la actualidad, el venezolano suma nada menos que siete partidos sin ser titular. Una circunstancia que, en cursos anteriores, hubiera sido completamente impensable, pero que se ha convertido en realidad a lo largo de la etapa de Robert Moreno, durante la que sonó para dejar el club, y también con Rubén Torrecilla. Porque, en su primera jornada al mando, el técnico interino tampoco contó con el atacante nazarí hasta bien avanzada la segunda mitad, cuando necesitaba urgentemente un gol que le hiciera puntuar frente al Elche.

Ahora bien, pese a que, tal y como han señalado varias veces desde Granada, Machís no haya estado 100% centrado en los últimos meses, lo cierto es que el Alavés no puede fiarse lo más mínimo. La contienda que se vivirá el sábado en Mendizorroza es una auténtica final por la permanencia y, para que los puntos no se escapen, el conjunto babazorro deberá tener todo bien atado. Incluido a un futbolista que, si bien ha estado de capa caída últimamente, puede amargar la tarde a toda la afición albiazul.