Ambiente por todo lo alto. Aficionados babazorros y txuriurdines confraternizaron ayer desde primera hora por el casco viejo donostiarra. El azul y blanco de ambos bandos volvió a lucir al unísono, con dos aficiones hermanadas y disfrutando juntas de los momentos previos a un partido trascendendental para ambas escuadras. Por fin un ambiente puro de derbi. Y es que después de una larga travesía por el desierto por culpa de la pandemia, el derbi en Anoeta entre la Real Sociedad y el Alavés recuperó todo su esplendor.
No en vano, el partido de la pasada temporada se disputó sin público, como todos los del campeonato en el recinto donostiarra. Y en las dos campañas anteriores el derbi entre la Real y el Deportivo Alavés se celebró entre semana restando el habitual y espectacular ambiente que se vive en estas jornadas, tal y como ocurrió ayer.
700 aficionados del conjunto gasteiztarra acudieron con entrada, a los que hay que añadir unos cuantos más que se acercaron hasta la capital donostiarra para disfrutar del ambiente. Y todo ello por el Glorioso. Primero en los bares y locales de la zona vieja de la capital donostiarra y después en el estadio de Amara. Un pulmón que gritaba alto y fuerte para llevar en volandas a su querido Deportivo Alavés. Es la marea albiazul, que ayer una vez más volvió a demostrar su fidelidad por sus colores en un partido vital para la supervivencia liguera.