Hay quien todavía se acuerda de aquel Festival Internacional de Teatro de Gasteiz de 1984, cuando el antiguo matadero, a la espera de encontrar una nueva utilidad acogiendo el centro cívico Iparralde, se convirtió en un gran escenario para La Fura dels Baus y unos 300 espectadores. Aquel Accions causó sensación tanto por el propio montaje en sí como por el lugar y el momento. La compañía había nacido unos cinco años antes y ya desde el primer momento estaba llamando la atención de propios y extraños.
De aquello han pasado 40 años. Bueno, en realidad se cumplirán a principios del próximo octubre. Tiempo en el que la ciudad y el grupo se han ido encontrando de manera puntual, como lo van a volver a hacer ahora. Eso sí, el formato es bien diferente. También el escenario. El Principal toma el relevo. Lo hace poco antes, eso sí, de convertirse en un lugar de obras, escombros y reforma.
Del 3 al 5 de mayo, las centenarias tablas se van a convertir en la casa temporal de La Fura, que acude a la capital alavesa con su particular visión de Carmina Burana. Para el primer día, eso sí, está todo agotado desde hace tiempo. Encontrar un hueco en el resto de sesiones es un milagro. Al final, casi 4.000 personas acudirán a ver la propuesta en el teatro.
Una visión propia
“O Fortuna, velut luna statu variabilis (O Fortuna, eres variable como la Luna)… así se empieza a dibujar el círculo de la que tal vez, sea la obra más popular del siglo XX: el Carmina Burana de Carl Orff. Una obra escrita sobre textos del siglo XIII que hablan del placer terrenal de vivir, del vino, del amor y el deseo”, recuerda el director de escena Carlus Padrissa.
“Desde La Fura dels Baus hemos creado un espectáculo con fuertes imágenes escénicas, con la intención de ilustrar e iluminar toda la fuerza y poesía de unos textos que, a pesar de tener más de 800 años, hablan de deseos que nos vuelven a unir a lo más ancestral de nuestra especie”, describe sobre un montaje que, desde su estreno, ha recorrido ya tres continentes y ha sido visto por más de 350.000 espectadores.
La compañía, como ella misma describe, ha concebido un Carmina Burana “trepidante, donde el espectador, a través de impactantes escenas, efectos especiales e incluso fragancias, se sumerge en la contundente y visceral música de Carl Orff”. Para ello se sirve del trabajo de más de 50 artistas.
“Sobre el escenario, un cilindro de ocho metros de diámetro envuelve literalmente a los músicos, mientras que las imágenes proyectadas sobre él mismo ilustran la obra de principio a fin”, describen desde el grupo. “Cantantes colgados de grúas y sumergidos en vino, agua y fuego... esto es Carmina Burana” desde la óptica de La Fura dels Baus y su sello inconfundible.