El Deportivo Alavés ya tiene su billete rumbo a la segunda ronda de la Copa del Rey. Para conseguirlo, los pupilos de Javi Calleja han tenido que superar sobre el césped segoviano al modesto Unami, quien, pese a su coraje y esfuerzo, no ha tenido opción de llevar a cabo una hazaña digna de historias como la de David y Goliat.
Y eso que el resultado no ha sido favorable al Glorioso hasta la segunda mitad, cuando se ha llevado el triunfo con holgura gracias a un tanto de Guidetti, otro de Sylla y un último de Rioja.
Volver al fútbol de barro, aunque solo sea durante 90 minutos, siempre es especial. Sobre todo, para un equipo como el Alavés, quien, a lo largo de su historia, ha peleado día sí y día también contra rivales muy similares al Unami.
Muestra de ello, es que la de esta noche no ha sido la primera visita de los albiazules al estadio de la Albuera, pues esta ya se había dado hace diez años, cuando, en Segunda B, el conjunto babazorro dirigido por Luis De la Fuente -sí, el actual técnico de la selección española sub-21- venció por la mínima a la Gimnástica Segoviana gracias a un gol de Sendoa Aguirre.
Sin embargo, a pesar de que el escenario no haya cambiado prácticamente nada durante la última década, quien sí lo ha hecho es el cuadro gasteiztarra. En la actualidad, la diferencia entre el Glorioso y un equipo de regional es inmensa y, por ello, incluso los futbolistas menos habituales en liga -acompañados por varios canteranos- son capaces de sobreponerse con holgura, pero sin alardes, en este tipo de eliminatorias. O eso, al menos, es lo que se ha visto este martes en tierras castellanoleonesas.
El Alavés de Calleja ha saltado al terreno de juego segoviano con un once completamente renovado. La portería ha sido para Sivera, que ha vuelto a enfundarse los guantes varias semanas después de hacerlo en el Camp Nou; la zaga la han protagonizado Tachi y Miazga junto a Saúl Martín en la banda derecha y Javi López en la izquierda; en la medular, Balboa ha debutado oficialmente con el primer equipo acompañado de Manu García; los extremos han sido ocupados por Iván Martín y Miguel De la Fuente; y la doble punta ofensiva la han conformado Sylla y Guidetti.
Desde el pitido inicial -y salvo en un par de acciones-, el partido solo se ha jugado en el campo de los locales. Algo, tal vez, fácil de prever, pero que se ha llevado al máximo exponente con una escuadra vitoriana muy dominadora que ha sido capaz de maniatar a los hombres del Unami. No obstante, pese a la clara superioridad y la escasa exigencia en cuanto a ritmo, los visitantes no han conseguido abrir el marcador en los primeros 45 minutos -y no precisamente por falta de ocasiones-.
En este sentido, los albiazules más activos y acertados en ataque han sido los dos centrocampistas. Tanto Manu como Balboa han filtrado con facilidad varios balones interesantes a la espalda de la defensa segoviana que, sin embargo, De la Fuente y Sylla no han sabido materializar -incluso, este último, recibiendo la pelota franca en el punto de penalti-. Ahora bien, la mejor combinación ha llegado sobre el primer cuarto de hora de juego, cuando el creador asturiano ha hecho una pared con Guidetti y, en ese instante, ha rematado al palo.
Posteriormente, ya en el segundo acto, el guión no ha cambiado demasiado, pero el desenlace sí que lo ha hecho. Calleja, preocupado por el empate, ha movido ficha y, tras dar entrada a Pellistri y Abqar al inicio, ha introducido en el campo a dos titulares: Toni Moya y Luis Rioja.
Este último, ha sido clave en la acción que ha estrenado el electrónico, pues, aprovechando una apertura magnífica de Manu, le ha servido en bandeja el gol a Guidetti con un centro raso que no ha desperdiciado el sueco.
A partir de ese momento, el Alavés ha optado por anestesiar el encuentro y, entonces, las áreas han perdido protagonismo. Salvo, eso sí, en la recta final del choque, momento en el que el extremo sevillano ha asumido el mando de la ofensiva babazorra para, primero, asistir a Sylla, quien ha maquillado su discreta actuación con una notable definición (0-2); y, poco después, colocar el definitivo 0-3 mediante un zapatazo imparable.