Es indudable que el duelo de mañana entre Alavés y Elche está marcado en rojo en el calendario de ambas escuadras. En lo que corresponde al conjunto vitoriano, esta fecha es clave para certificar el notable resultado obtenido en el Nuevo Mirandilla y, de esta forma, continuar en una dinámica ascendente que permita viajar en un buen estado anímico al Camp Nou, un recinto que ya no es tan inexpugnable como en años precedentes. Por su parte, la escuadra ilicitana, y en especial Lucas Pérez, también le han puesto un asterisco al desplazamiento a Mendizorroza.
El ariete gallego volverá a verse las caras con el club que, en cierto modo, relanzó su carrera futbolística cuando atravesaba un estado de forma delicado en cuanto a minutos se refiere en la Premier League, ya fuera en el Arsenal o el West Ham. La entidad del Paseo de Cervantes desembolsó cerca de dos millones de euros por sus servicios y le extendió un contrato de tres años, muestra de que Lucas sería un pilar fundamental del proyecto. Además, su desembarco y el de Joselu conformaron una de las delanteras más mortíferas de toda la competición, que era poderosa por aire y exquisita en el juego combinativo.
Y en cierto modo, así fue durante el primer tramo de temporada en el que Asier Garitano estuvo al frente del Glorioso. GloriosoLa incorporación de Lucas Pérez aportó, por fin, un jugador capaz de marcar diferencias en la zona ofensiva y brindó unos registros en cuanto a calidad que no se vislumbraban en el frente de ataque albiazul desde hacía mucho tiempo.
Temporada de record
Además, Lucas protagonizó un arranque de temporada de récord, ya que se convirtió en el primer jugador de la Liga española en anotar durante siete jornadas consecutivas con dos equipos diferentes. Es más, la irrupción de Lucas fue de tal nivel que incluso el Barcelona mostró interés por él y en la retina de los alavesistas dejó goles para el recuerdo como aquel que anotó a Oblak (Atlético de Madrid) en Mendizorroza, donde quitó las telarañas de la portería que se ubica debajo del fondo de animación.
Sin embargo, tras la reanudación de LaLiga debido al parón que propició la pandemia, el bueno de Lucas jamás volvió a parecer el mismo que maravilló a la parroquia babazorra El delantero coruñés, que llegó al parón firmando 11 dianas y cuatro asistencias, no volvió a tener una incidencia directa en los goles anotados por el Alavés una vez se reanudó la competición.
Su rendimiento sobre el tapete no estuvo cerca de las grandes sensaciones exhibidas durante la primera mitad de la misma temporada y en ese preciso momento fue cuando el equipo vitoriano más echó en falta la calidad de Lucas, que en su estado óptimo era un futbolista indudablemente diferencial.
Inicio del desgaste
Aquella campaña 2019-20, que concluyó con una salvación prácticamente ininextremis supuso un alivio a nivel general, pero lo que nadie podría imaginar es que la siguient temporada sería mucho más convulsa para el delantero a nivel de imagen. Bajo las órdenes de Pablo Machín, Lucas consiguió anotar cuatro goles y dio un par de asistencias. La destitución del técnico de Soria provocó el regreso del Pitu Abelardo a los banquillos, cuyos resultados en su segunda etapa en Vitoria no fueron tan brillantes como los de su anterior periplo.
Para más inri, la estancia del asturiano al frente del Alavés estuvo tan condicionada por el agrio enfrentamiento directo que mantuvo con el gallego como por los pésimos resultados que arrastraron al equipo vasco a coquetear, de nuevo, con el descenso. Y es que el “tira y aprieta” que protagonizaron los dos representó un peligroso caldo de cultivo para los intereses colectivos albiazules que tan solo la llegada de Javi Calleja pudo frenar.
Tal y como explicó el ariete gallego en diferentes entrevistas, fue él mismo quien pidió salir del Alavés para la presente temporada, algo a lo que la plana mayor del club accedió con el fin de que entrase aire fresco en el vestuario y se viera aligerada la masa salarial de la plantilla. El astronómico sueldo de Lucas en Vitoria ascendía a 1,75 millones de euros netos por temporada, una cantidad que ni mucho menos se ajustaba a su discreto rendimiento.
Fue la decisión más sensata por todas las partes en mucho tiempo ya que la relación entre el Alavés y Lucas concluyó excesivamente desgastada en apenas dos años. Su salida con la temporada comenzada quizá debería haberse dado unas semanas antes para poder así confeccionar la plantilla con menos agobios, pero siempre es más sencillo hablar a toro pasado.
Un Elche reforzado
Lo que sí es cierto es que Lucas ha reforzado para el presente curso a un Elche que -a priori- se moverá por las mismas arenas movedizas que el Alavés. De momento, el gallego ya ha ayudado al conjunto levantino a través de las dos dianas que ha anotado hasta la fecha. Sus víctimas han sido el Getafe y el Levante.
A su vera se encuentran también Benedetto y Lucas Boyé, además de futbolistas que ya militaban en tierras ilicitanas la pasada campaña como Pere Milla, Guido Carrillo y Tete Morente. Es por ello que Lucas Pérez, además de ser “la guinda” de una delantera que reúne diversos registros para poder afrontar todo tipo de fases a lo largo del partido, generará ciertos murmullos con su regreso al feudo alavesista, del que en más de una ocasión salió ovacionado pero que también fue soberano por sus silbidos cuando dejó gestos fuera de lugar.
Rival de mal recuerdo. El Elche, que mañana se enfrenta al Deportivo Alavés, venció en su única visita al estadio de Mendizorroza de Vitoria (0-2) en un encuentro de Primera División, que data de la pasada temporada. A pesar de que el conjunto vitoriano cumple dieciocho temporadas en la máxima categoría por las veintitrés del Elche, los dos equipos tuvieron que esperar al pasado curso para encontrarse en la máxima categoría por primera vez. Pere Milla, en el tramo final del primer periodo, y Tete Morente, ya en los últimos minutos, firmaron el triunfo del Elche, dirigido entonces por el argentino Jorge Almirón, en un partido correspondiente a la sexta jornada del campeonato. En Segunda División sí que hay numerosos enfrentamientos entre ambos contendientes, aunque relativamente recientes, ya que el primer duelo tuvo lugar en la temporada 1978-79 con empate en el marcador (0-0). En doce visitas en Segunda a Vitoria, el Elche ha perdido en cuatro ocasiones, empatado en seis y ganado las otras dos.
La relación entre el club y el futbolista terminó por deteriorarse tras la llegada del ‘Pitu’ Abelardo al banquillo alavesista