- Joselu Mato ha sido sin duda el protagonista del culebrón del verano en las oficinas de Mendizorroza debido a su deseo de dejar el Deportivo Alavés para fichar por el Sevilla. A nadie se le escapa que la intención del delantero gallego habría sido disputar su primer partido de la temporada con los colores del conjunto andaluz. El jugador intentó presionar a la entidad para forzar su marcha e incluso su agente anunció a bombo y platillo que su voluntad era jugar en Nervión. Sin embargo, la oferta del club hispalense no convenció en la entidad del Paseo de Cervantes, que prefirió retener a una de sus piezas más valiosas en la plantilla a pesar de las intenciones del futbolista. Tras esa larga disputa y haber estado con pie y medio fuera del club, el Sevilla se retiró y se encomendó a Calleja la misión de recuperarlo para la causa, algo que, visto el encuentro de ayer contra el Real Madrid, ha sido tarea fácil.

Durante los días previos al encuentro, había dudas sobre si el máximo goleador albiazul de las dos últimas temporadas y segundo de la historia en Primera División partiría como titular tras no haber participado en varios amistosos, pero Calleja decidió finalmente apostar por él y el delantero le dio la razón. Los casi 4.000 aficionados albiazules presentes ayer en Mendizorroza no tardaron en olvidar los acontecimientos del verano y pronto brindaron sus primeros aplausos al nueve babazorro, que demostró estar enchufado y totalmente centrado en el Alavés desde el primer minuto.

En otra muestra más de su profesionalidad de las tantas que ha ofrecido desde su llegada a Vitoria, el gallego arrancó el partido con garra y la mantuvo hasta el último minuto. En su condición de único delantero centro en el esquema de 4-3-3 empleado por Calleja, Joselu tuvo que medirse con los dos centrales del Real Madrid y en la mayoría de los duelos salió victorioso. Una vez más, tuvo un imán en el juego aéreo y Nacho Fernández terminó desesperado propinándole primero un codazo y luego un golpe con la puntera en la boca, jugadas ambas, por cierto, merecedoras de amarilla y que ni siquiera fueron señaladas como falta por el colegiado.

A pesar de ello, el atacante no cejó en su empeño de llevar el peligro a la portería rival y estuvo a punto de abrir el marcador en el minuto 20 con un complicado remate de volea tras centro de Martin, que iba dirigido a portería pero que Nacho bloqueó milagrosamente con la nuca. El ariete siguió presionando, exprimiéndose para dificultar la salida de balón de Courtois y peleando cada esférico dividido como si fuera el último.

El premio a su esfuerzo le llegó en el minuto 64, cuando Guidetti provocó un penalti aprovechando un fallo garrafal de Militao, que Joselu, quién si no, transformaría con un potente disparo a la izquierda de la portería engañando al guardameta belga. El gol no sirvió más que para mantener momentáneamente vivas las esperanzas locales de remontada, pero inauguró su cuenta personal de esta temporada, en la que podría alcanzar a Javi Moreno como máximo anotador del Alavés en Primera División. En cualquier caso, no es eso lo que más le importa al delantero, que siguió peleando hasta el pitido final, echó una mano en labores defensivas y se fue al túnel de vestuarios disgustado con el resultado. En definitiva, volvió a ser el mismo Joselu de siempre.