3 de agosto de 1925
s inaugurado y bendecido oficialmente el Velódromo
Es un día muy grande y feliz para todos los estamentos del club, pero muy especialmente para su presidente José Gabriel Guinea y los directivos que han estado a su lado, codo con codo, apoyándole y financiando las obras: Félix Alfaro, Federico del Campo y Javier Elorza. Con algo más de cinco años de vida, el Deportivo Alavés sigue quemando etapas a una velocidad de vértigo.
La entidad alavesa dispone -agosto de 1925- de un hermoso Stadium, con un no menos bello nombre: Mendizorroza, situado al final del elegante Paseo de Cervantes. El denominado antaño Nuevo Campo de Deportes, con una superficie total de algo más de 25.000 metros cuadrados, está dividido en estos momentos en dos zonas bien diferenciadas: Campo de fútbol y Velódromo.
Pero los directivos albiazules tienen en mente seguir construyendo y realizando nuevas obras. Se quiere instalar dentro del Velódromo un “campo” -así era denominado- de atletismo, con dos pistas de 250 y 100 metros de longitud respectivamente, áreas para los lanzamientos de peso y jabalina y sitios acotados para saltos de altura, longitud y pértiga.
Asimismo, en el interior del Velódromo se va a colocar el tiro de pichón, con los más modernos medios que hay en el mercado: aparato disparador y jaulas de tiro. Para más adelante se va a dejar el levantar la cancha de tenis, que contará con dos tribunas, y la pista de patinaje. También se piensa construir un pabellón social, que sirva para que los asociados del club tengan un lugar de encuentro.
En el otro extremo de la ciudad -en la zona denominada Araca- se está finalizando la obra de un campo de golf de nueve hoyos que quiere ser inaugurado en el transcurso de este mes de agosto de 1925. En el recinto se está edificando una confortable casa, que tendrá servicio de cafetería y restaurante para disfrute de los socios de la sección que se acerquen a los ‘green’ del campo.
Obras, proyectos y realidades, como la que hoy les ocupa a los directivos alavesistas y no es otra que su obra magna: la inauguración del Velódromo de Mendizorroza. Pese a lo desapacible de la tarde -lluvia constante y en ocasiones aguacero pese a ser agosto-, un numeroso público asiste al acto que comienza a las cuatro de la tarde.
El párroco de San Miguel Faustino Mendieta -el mismo que bendijera el campo de fútbol en abril de 1924 y bendecirá la bandera albiazul donada por las “modistillas” vitorianas en junio de 1928- es el encargado de esta nueva consagración. Asisten al acto a pie de pista el presidente albiazul Guinea; el secretario Evaristo Larrazabal; la sección de ciclismo del club al completo; directivos de la Federación Velocipédica Española -así era llamada la federación de ciclismo-; el presidente de la Vasca José Gervais -iniciador y motor del ciclismo de competición en Euskadi- y diversas autoridades locales y provinciales. El espectáculo está amenizado por la Banda de Música Municipal de Vitoria, celebrándose tras la bendición varias pruebas ciclistas. ¡Un éxito completo!
El Velódromo de Mendizorroza estaba inspirado en los del Parque de los Príncipes, Buffalo e Invierno, todos ellos situados en la capital de Francia, París. El arquitecto bilbaíno Ignacio María Smith, los visitó personalmente para estudiar sus pistas.
La primera prueba que se corrió fue la de los 10 kilómetros (30 vueltas), seguida de una carrera internacional de 25 kilómetros (75 vueltas) -el mallorquín Miguel Bover fue el triunfador- y finalizando con una de consolación de 5 kilómetros (15 vueltas).
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