Un vaso de agua en el desierto. O quizás sería más apropiado decir un bidón. Esa ha sido la monumental recompensa que ha encontrado el Deportivo Alavés gracias a un zapatazo de Battaglia en el minuto 85 que hizo justicia para conceder la victoria al equipo que más méritos ha realizado sobre el césped para obtenerla. Sin embargo el tiempo se consumía y parecía que, una vez más, el sol abrasador de las penurias clasificatorias iba a continuar castigando al conjunto vitoriano.

Un grupo que, sin embargo, esta vez no perdió la fe y probablemente cuando menos lo esperaba encontró el enorme tesoro que buscaba con desesperación. Peleteiro puso en juego una falta desde la zona ancha, la defensa oscense, tras un barullo, alejó la pelota del punto de penalti y, como un obús imparable, apareció el argentino desde la frontal para empalmar un remate con el alma de todo el alavesismo que se coló en la portería visitante sin que Andrés Fernández pudiera siquiera seguir su trayectoria.

Tras la inevitable agonía hasta que el colegiado señaló el final, por fin se hizo realidad una victoria que no se disfrutaba desde el lejano 5 de febrero y, lo que todavía es mucho más importante aún, el cuadro de Calleja dio el primer paso hacia una salvación para la que ahora, al menos, sí parece contar con argumentos para pelear.

Al margen del regreso de Rubén Duarte, sancionado ante el Athletic, y la obligada entrada de Laguardia para cubrir la ausencia de Lejeune la única novedad en el once inicial albiazul respecto al de la pasada jornada fue la presencia de Pere Pons en la banda izquierda del centro del campo en lugar de Luis Rioja. Una clara apuesta de Javi Calleja para reforzar la zona ancha y tratar de dotar a su equipo de argumentos suficientes para llevar la manija del partido.

Una estrategia que dio sus frutos. Porque desde el pitido inicial el conjunto local reclamó para sí el papel protagonista y se mostró decidido a ser el que impusiera su guion sobreel césped. Sin dejar que la presión por lo complicado de la situación clasificatoria o el miedo a un error de posibles consecuencias fatales le afectara, la escuadra gasteiztarra se adueñó de la pelota y trató de llevarla con peligro hasta las inmediaciones de Andrés Fernández a base de constantes triangulaciones para intentar supearar la poblada defensa posicional oscense.

Una propuesta muy poco habitual hasta la fecha en Mendizorroza pero que se demostró también útil. Porque con ese arranque El Glorioso consiguió embotellar a un rival prácticamente incapaz de superar la línea divisoria de las dos mitades del terreno de juego. Entre otros motivos porque cuando el Alavés perdía la pelota estaba preparado para llevar a cabo una presión alta de máxima intensidad que impedía a su rival combinar con claridad. Y si optaba por un envío en largo tanto Laguardia como Tachi saltaban a la velocidad de la luz para anticiparse a los delanteros aragoneses y, así, abortar el ataque antes incluso de su gestación.

Sin embargo, la asignatura pendiente del equipo continuó siendo la creación de ocasiones claras. Pese a su claro dominio no puso en apenas apuros al portero rival y, de hecho, el mayor peligro hasta el descanso lo generó un disparo lejano de Vavro que Pacheco desvió a córner. Tras el intermedio Calleja dio entrada a Martín por Duarte -con molestias en el tobillo- y trasladó a Peleteiro a la banda izquierda dejando la derecha para Pons. Nada más arrancar el segundo período, Joselu remató a la cruceta un córner botado por Lucas. La mala suerte parecía volver a hacer acto de presencia.

No se desanimó no obstante El Glorioso y mantuvo su hoja de ruta, manteniendo el dominio sobre su rival. Las ocasiones, sin embargo, seguían sin llegar. Dio entrada entonces el técnico albiazul a Pellistri por Pons y el joven uruguayo dio un nuevo aire al ataque. Así, en el minuto 73, un disparo suyo lo rechazó Andrés Fernández dejando la pelota en el área pequeña y Lucas Pérez lo aprovechó para marcar. El VAR, desgraciadamente, confirmó que el gallego estaba en fuera de juego y anuló la acción. Otro mazazo.

Con el cronómetro avanzando como una cruel condena Calleja dio entrada a la desesperada a Guidetti y Deyverson por Joselu y Lucas y, apenas un minuto después, cuando casi nadie lo esperaba ya, llegó la explosión con el gol de Battaglia. Y hasta la fortuna tantas veces esquiva quiso sumarse a la fiesta en esta oportunidad, haciendo que un remate de Escriche en el minuto 87 se estrellase en el larguero en lugar de acabar en el fondo de la portería albiazul. Un buen augurio y ojalá que una demostración de los nuevos aires que empujan al Glorioso y deben conducirlo hasta la ansiada salvación.