- En su primera experiencia en el banquillo de Mendizorroza, Abelardo obró el milagro de salvar -de manera holgada además- a un conjunto que agonizaba en el fondo de la clasificación cuando se hizo cargo de él. Con ese argumento como mejor aval, el asturiano vuelve a ponerse al timón de un Glorioso que le recibe con una dura cuesta de enero. Y es que en apenas siete días se enfrentará a tres duelos que pueden marcar decisivamente su futuro. El Pitu vivirá su particular reestreno el sábado en la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante el Almería. Casi sin solución de continuidad el martes 19 recibirá al Sevilla y el día 23 -coincidiendo con la celebración del centenario de la entidad- al Real Madrid en partidos correspondientes a la última jornada de la primera vuelta y la que estrenará la segunda respectivamente.

Unas citas en las que el Alavés necesitará comenzar a ofrecer ya una nueva -y mejorada- cara si no quiere toparse de bruces con serios problemas clasificatorios. Probablemente esa haya sido una de las razones que ha empujado a Josean Querejeta a oficializar ayer mismo la destitución de Pablo Machín y su relevo por Abelardo. Conceder al técnico asturiano un mínimo margen de tiempo para introducir sus ideas y que puedan comenzar a ponerse en práctica en las importantes citas que le aguardan a la vuelta de la esquina.

Unos conceptos que, con toda seguridad, se asemejarán bastante a los que ya aplicó en su anterior etapa en Mendizorroza. Esto es, dotar al equipo de un entramado defensivo eficaz y eliminar las concesiones al adversario de turno como principal objetivo. Y a partir de ahí apostar por un fútbol sencillo pero eficaz en el que la participación de los hombres de banda debe resultar fundamental. Si sus discípulos son capaces de volver a aplicar con éxito este guion, la meta estará bastante más cerca.