- La experiencia es un grado y a ella decidió encomendarse el Celta cuando las múltiples complicaciones que encontraba por el camino le hacían ver el futuro muy oscuro. De esta manera -contradiciendo a quienen comparten la teoría del maestro Sabina de que a los lugares en los que se ha sido feliz no conviene volver- decidió echar la vista atrás y buscar en su pasado reciente a quienes mayor número de sonrisas le habían hecho esbozar.
Los responsables de la entidad gallega no necesitaron demasiado tiempo para encontrar la respuesta y el adversario de esta tarde del Deportivo Alavés se puso manoa a la obra para reunir de nuevo bajo su escudo a Iago Aspas y Manuel Agudo, Nolito. Dos futbolistas perdidos lejos del ecosistema de Balaídos pero que, empapados de la impenitente lluvia gallega, habían destilado fútbol de la mejor calidad por sus botas.
Fue casi una apuesta desesperada tanto en lo deportivo como en lo económico (la inversión fue importante) pero el paso del tiempo parece haber dado la razón a quienes la llevaron a cabo. Porque estos dos viejos roqueros (de 33 y 34 años respectivamente) parecen haber encontrado la pócima de la eterna juventud para cargar sobre sus espaldas el peso de la recuperación del Celta.
Especialmente desde la llegada de Eduardo Coudet al banquillo. El entrenador argentino ha abierto la puerta a la alegría ofensiva que el gallego y el gaditano necesitaban para ofrecer su mejor versión y su respuesta no se ha hecho esperar. Aspas suma siete goles en su casillero particular por los tres (más otros dos en la Copa) que ha anotado Nolito. De hecho, en los cinco últimos partidos (cuatro victorias y una sola derrota, 4-2, ante el Sevilla) siempre ha anotado uno de los dos como mínimo un gol. Un excelente bagaje que el Alavés deberá tratar de romper si desea tener opciones de éxito.
En los cinco últimos encuentros han anotado 8 de los 16 goles gallegos y han marcado en todos los compromisos