- Litros y litros de sudor y sangre derramó anoche el Deportivo Alavés sobre el césped de Mendizorroza pero afortunadamente en esta ocasión no estuvieron acompañados también de lágrimas sino de oro. En el que está bañado el punto rescatado por el conjunto de Pablo Machín ante un Barcelona que terminó sometiendo al Glorioso a una interminable agonía de la que solo pudo escapar cuando el colegiado Hernández Hernández señaló el camino de los vestuarios. En la noche de Halloween, el cuadro gasteiztarra no se conformó en ningún momento con el trato que marcaba el guion previo al duelo y terminó siendo su rival un susto que tardará en olvidar.

El encuentro arrancó descubriendo la sorpresa táctica que Pablo Machín había estado preparando durante toda la semana. A la defensa que se ha convertido en habitual en las últimas jornadas (Ximo, Laguardia, Lejeune y Duarte) la protegió con un poblado centro del campo con cinco elementos. De esta manera Edgar y Rioja se encargaban de las bandas mientras que Battaglia, Pina y Peleteiro formaban un triángulo en el eje con el gallego en el vértice más adelantado. La punta del ataque albiazul, por último, fue para Deyverson. Con este dibujo el técnico soriano sacrificó a sus delanteros de referencia -Joselu y Lucas Pérez- a cambio de disponer de más hormigón, trabajo y velocidad.

La idea estaba clara. Contener con las líneas lo más unidas posibles las acometidas del Barça y aprovechar cada pelota recuperada para salir como puñales letales por las bandas en busca de los órganos vitales blaugranas. Una propuesta que estuvo a punto de saltar por los aires a las primeras de cambio cuando, en el minuto doce, Lenglet filtró un pase en profundidad por la zona izquierda del ataque culé para que Ansu Fati -que ayer cumplía 18 años- se plantara solo ante Pacheco dentro del área. La joven perla azulgrana sin embargo no ajustó bien su punto de mira y su remate se marchó desviado.

Esa acción no desvió al Glorioso de su camino y así respondió de inmediato con su primer aviso. Un buen contragolpe que culminó Edgar con un disparo demasiado inocente. Volvió a refugiarse en su particular tela de araña el Alavés mientras el Barça seguía intentándolo, primero con un remate fallido de Griezmann y después con un tiro de falta de Messi que Lejeune sacó bajo palos.

Se antojaba el anticipo de la tormenta culé, pero nada más lejos de la realidad. Porque a la media hora Rioja recuperó la pelota en el centro del campo albiazul y arrancó como un misil por el eje del terreno de juego. Cerca ya del área Lenglet le robó el balón pero el sevillano tuvo aún arrestos para perseguir la cesión de Pique a Neto y ese esfuerzo recibió su recompensa. El brasileño se hizo un lío con el balón en los pies y Rioja toco lo justo para marcar a puerta vacía su primer gol en la máxima categoría.

El inesperado golpe descolocó al Barça, que no volvió a inquietar salvo en un remate de cabeza alto de De Jong, obstaculizado por Ximo Navarro (el zaguero tuvo que ser sustituido -lesionado- poco después por Martín). En el descanso Koeman decidió agitar el árbol y dio entrada a Pedri, Pjanic y Trincao. Unos cambios con los que el perfil azulgrana se afiló mucho más.

El Alavés, por su parte, mantuvo su plan hasta que, en la disputa de un balón dividido, Jota Peleteiro vio su segunda tarjeta amarilla por juego peligroso ante Piqué. La expulsión del gallego en el minuto 62 parecía dibujar un panorama negro para los vitorianos. Más tétrico todavía cuando en la siguiente jugada Griezmann aprovechó un rechace involuntario de Pina para batir a Pacheco y restablecer las tablas.

A partir de ahí, claro está, el encuentro cambió por completo, aunque el Alavés no renunció a su ambición. No le quedó más remedio, eso sí, que dedicarse fundamentalmente a achicar las incontables vías de agua que el Barça creaba en su casco. Con cada minuto que pasaba El Glorioso cogía un poco de aire y el excelente trabajo de todo el equipo y Pacheco como último bastión terminó reportando la ansiada y merecida recompensa. Un punto de oro.

Pacheco

En un encuentro en el que todo el equipo estuvo sobresaliente, algunas intervenciones estelares del cancerbero pacense resultaron clave para poder conservar el empate.

Jota Peleteiro

Rubricó también una notable actuación en lo futbolístico pero debió ser menos impulsivo en la acción que le costó la segunda tarjeta y dejó al equipo en inferioridad.

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Estadio Mendizorroza.

Árbitro Hernández Hernández (canario).

Alavés

13. Sivera; 2. Tachi; 4. Ely; 21. Martín (40'); 17. Adrián Marín (72'); 37. Tavares (57'); 19. Manu García (72'); 18. Burgui; 29. Borja Sainz; 7. Lucas Pérez; 9. Joselu (57'); 10. Guidetti.

Barcelona

X. Iñaki Peña; X. Arnau Tenas; 2. Dest (68'); 24. Junior; 6. Aleña; 8. Pjanic (46'); 16. Pedri (46'); 9. Trincao (46'); X. Conrad; 17. Braithwaite (77').

1-0, minuto 30: Luis Rioja. El sevillano inicia una rápida contra por el centro y pierde la pelota cerca del área del Barça pero presiona la cesión de Piqué a Neto y aprovecha el error del portero para tocarle el balón entre las piernas y marcar a puerta vacía.

1-1, minuto 63: Griezmann. Tomás Pina se cruza ante Fati y su rechace llega franco a Griezmann a la espalda de Laguardia para que el francés supere al portero picando la pelota.

Amonestó a Jota Peleteiro (min. 14 y 62), Deyverson (min. 21), Messi (min. 38), Lenglet (min. 43), Busquets (min. 43), Rubén Duarte (min. 86). Peleteiro vio la tarjeta roja en el minuto 62.

Cambio táctico El Alavés compareció ayer con un dibujo diferente al de anteriores jornadas. Mantuvo la defensa de cuatro pero dejó a Deyverson como único delantero y montó un triángulo en el centro del campo con Battaglia, Pina y Peleteiro mientras que Edgar y Rioja ejercían de puñales por las bandas. Un esquema con el que 'El Glorioso' hizo mucho daño a los de Koeman cada vez que recuperaba la pelota.

Expulsión de Peleteiro La segunda tarjeta amarilla del gallego obligó al Alavés a jugar en inferioridad más de media hora y le condenó a una inevitable agonía de la que logró salir vivo.