- La carrera deportiva del gasteiztarra Igor Martínez ha llegado a su fin. El canterano del Deportivo Alavés se ha visto obligado a colgar las botas antes de tiempo, ya que a sus 31 años todavía tenía margen para seguir compitiendo durante varias temporadas más. De hecho, ha sido una complicada lesión la que le ha obligado a retirarse, aunque su futuro seguirá ligado a los terrenos de juego. El alavés regresará este curso a Vitoria para comenzar su andadura como entrenador, y lo hará dentro del organigrama del club que lo vio crecer.
El Deportivo Alavés ha decidido asignarle el puesto de segundo entrenador del San Ignacio, tercer equipo masculino en la estructura deportiva de la entidad, que milita actualmente en el grupo IV de Tercera División. Su función será la de asistir al técnico Raúl Llona en sus funciones, ganar experiencia como entrenador y transmitir a los jóvenes jugadores del Glorioso todo lo que ha aprendido a lo largo de su extensa carrera, a pesar de su prematura retirada.
Por lo tanto, Martínez regresa al club de su ciudad tras diez años de peregrinaje por equipos de todo el país y en distintas categorías. Sin embargo, será su etapa en Mendizorroza probablemente una de las que recuerde con más cariño. Al menos, fueron los años en los que gozó de mayor continuidad, protagonismo y capacidad anotadora. Sin embargo, no fueron los más exitosos a nivel deportivo, ya que le tocó vivir el descenso a Segunda B del equipo de su ciudad.
El atacante gasteiztarra debutó en Segunda División con el Alavés con apenas 18 años, el 29 de septiembre de 2007, ante el Tenerife. Josu Uribe fue el técnico que lo hizo debutar, al introducirlo desde el banquillo para disputar los últimos dieciséis minutos del partido. El duelo acabo a cero pero la siguiente jornada (la séptima) Martínez repitió experiencia, revolucionó el encuentro ante el Salamanca y el Alavés, que iba perdiendo 2-1, remontó y se llevó el partido por 2-3.
A partir de entonces, el extremo, que también ha jugado como mediapunta, fue un habitual entrando desde el banquillo esa temporada, adquiriendo poco a poco experiencia. Aquel curso participó en 18 partidos y se estrenó como goleador con la zamarra albiazul ante el Poli Ejido, partido en el que, de nuevo, el equipo logró remontar tras su ingreso en el campo y conseguir tres puntos que terminarían siendo vitales al final de la campaña para salvar la categoría.
En la temporada 2008-2009, Igor Martínez fue ganando protagonismo y se hizo progresivamente un hueco en el once titular, con cada vez más apariciones de inicio. Sin embargo, sus buenas actuaciones no sirvieron para evitar el doloroso descenso que lo arrastró a Segunda División B con el resto de sus compañeros. El gasteiztarra decidió seguir defendiendo los colores del Glorioso y en la división de bronce completó su mejor temporada como profesional, al menos estadísticamente. A sus veinte años, el vitoriano se convirtió en uno de los jugadores más importantes del equipo y terminó la temporada con ocho goles en 35 encuentros disputados. Por desgracia, el conjunto babazorro no logró el ascenso a Segunda e Igor Martínez dejó el equipo rumbo al Athletic, atraído por la posibilidad de jugar en la máxima categoría. La operación se cerró por una cifra cercana a los 250.000 euros.
A partir de entonces, dieron comienzo tres años de luces y sombras en el conjunto rojiblanco. Martínez estuvo a caballo entre el filial, de Segunda División B, y el primer equipo, con el que debutó en Primera División, contra el Sporting, el 18 de septiembre de 2010, con Joaquín Caparrós al mando del banquillo. El curso se cerró con 10 encuentros disputados con el primer equipo entre Primera y Copa del Rey.
Su carrera iba en progresión ascendente hasta que en la campaña 2011-12, ya con Marcelo Bielsa en el banquillo, Martínez se rompió el peroné y tuvo que estar varios meses lejos del césped. Aunque disputó dos partidos de liga a principio del curso, tras la lesión regresó al filial, con el que disputó el tramo final de la temporada.
Al año siguiente, ya recuperado, Igor Martínez alcanzó su pico como profesional al poder participar en tres encuentros de Europa League, llegando incluso a marcar un gol en la previa contra el Helsinki. Eso sí, el resto de la temporada estuvo desaparecido y el técnico argentino solo contó con él en tres encuentros ligueros. De nuevo, volvió a contar con más minutos en el filial que en el primer equipo y, al no ser capaz de recuperar el nivel de antes de la lesión, el club decidió prescindir del gasteiztarra.
Tras dejar la disciplina bilbaína, Igor Martínez fichó por el Mirandés, donde jugó desde 2013 a 2015. Allí volvió a sentirse futbolista y fue una pieza importante en Segunda División para el conjunto burgalés, cumpliendo la función de mediapunta más que la de extremo, donde había jugado casi siempre hasta entonces. En su primera campaña disputó 29 partidos y anotó dos goles, mientras que en la segunda fue titular indiscutible con tres goles en 41 partidos. Además, se reencontró con el Deportivo Alavés, al que logró marcar el 3 de enero de 2015 en Mendizorroza, en la victoria por 1-3 del Mirandés, con un zapatazo desde fuera del área que no celebró.
En el verano de 2015 fichó por el CD Lugo, donde no le fue tan bien como en Miranda de Ebro. Allí solo disputó 34 partidos en dos años, la mayoría entrando desde el banquillo, lo que lo llevó de vuelta al Mirandés, esta vez en Segunda División B. Incluso habiendo bajado de categoría no tuvo tanta fortuna como en su primera etapa, contó con menos minutos y, además, no logró el objetivo de regresar a Segunda.
Por ello, fichó por la UD Melilla para la campaña 2018-19, moviéndose hasta la otra punta del país. Esta vez sí, fue importante para su equipo, disputó 43 encuentros y marcó un gol, aunque, de nuevo, se quedó a las puertas de volver a Segunda al caer en la fase de ascenso.
La pasada temporada, el atacante alavés había fichado por la Unión Balompédica Linense -la histórica Balona- andaluza, de nuevo con el objetivo de abordar el ascenso a Segunda. Comenzó como titular, jugando bien, pero una lesión en un hueso del pie en la cuarta jornada lo dejó fuera. Al principio, no parecía una lesión de importancia y, tras dos jornadas de descanso, regresó al terreno de juego. Sin embargo, el jugador seguía sin poder apoyar bien el pie y a los 40 minutos tuvo que ser sustituido. Lo que no esperaba es que esos 40 minutos fueran a ser sus últimos como futbolista.
Igor Martínez pasó por el quirófano, pero el gasteiztarra no ha logrado recuperarse y ha decidido, con el consejo de los médicos, dar por terminada su aventura como futbolista profesional. Ahora comienza una nueva etapa en los banquillos, seguro que con el objetivo en mente de volver a escalar hasta el primer equipo albiazul, como lo hizo hace más de diez años.