Cuando se empiezan a echar las cuentas de cada temporada, en la quiniela de los que tiran de la lógica y no pecan de forofismo la visita del Deportivo Alavés al Real Madrid es una derrota fija. En la situación en la que se encuentra el equipo albiazul en estos momentos, no había quien le diese opción alguna a variar la dinámica perdedora que arrastraba.

Pero, al margen de intentar dar la sorpresa que le hubiese dejado a las puertas de la permanencia, en el estreno de Juan Ramón López Muñiz en el banquillo vitoriano El Glorioso a la de sus últimos partidos.

Llegó el sexto tropiezo consecutivo, la amenaza del descenso que encarna el Mallorca se queda a solo tres puntos y un golaveraje favorable que empieza a antojarse como decisivo, pero, al menos, las sensaciones que dejó el Alavés en el estadio Alfredo Di Stéfano fueron bastante diferentes a las que venía ofreciendo. A eso cabe agarrarse en estos momentos de oscuridad absoluta para seguir creyendo en una salvación que, pese a todo, sigue al alcance de la mano.

López Muñiz puso en liza un equipo perfectamente reconocible en el que la única ausencia llamativa era la de un Pina que se encuentra al borde de la suspensión y al que prefirió reservar. Y aún sufriendo en lo defensivo, con los atacantes madridistas muy sueltos, el Alavés se mostró atrevido desde el arranque y en apenas un par de minutos ya tuvo dos ocasiones clarísimas para abrir el marcador. Un cabezazo de Joselu que rebotó en el larguero y el rechace de seguido que le salvó bajo palos Varane a Lucas, al que después le ganaba Militao un mano a mano.

Con un césped rapidísimo, el partido estaba completamente descontrolado y Rodrygo estaba siendo un peligro constante en el costado izquierdo. Ximo estaba totalmente desbordado por la velocidad del brasileño y, sin recibir ninguna ayuda, acabó cometiendo casi a las primeras de cambio un error de infantil en una internada del extremo en la que se fue al suelo y le derribó. Penalti tan evitable como claro, que Benzema se encargaba de transformar en el 1-0 a los 11 minutos.

La ventaja blanca no varió ni un ápice el guión de un partido que se vivía a velocidad de vértigo. De área a área sin espacio siquiera al respiro. Desatado. El Alavés sufría con las acometidas blancas, sobre todo cuando aparecía Rodrygo -cambió Muñiz a los extremos para que Edgar echase una mano a Ximo, que se fue lesionado dejando su sitio a Martin-; pero es que la vuelta era tanto o más amenazadora, con Joselu dominando los cielos y la defensa madridista quebrada con muy poco.

Un mal cabezazo del nueve con todo a su favor y un contragolpe conducido y rematado por Burke para probar a Courtois evidenciaron que los albiazules no se habían ido del verde. Ni mucho menos, ya que el escocés era imparable para Vázquez y Militao y un jugadón suyo no atinó el de Silleda a empalmarlo cuando a su espalda estaba Lucas completamente solo. Una desgracia que al descanso no llegase el merecido premio del gol para quien más lo buscó -aparte de Rodrygo y su sensacional asociación con Mendy, la única acción de peligro de los de Zidane fue un mal despeje de Camarasa que salvó Roberto como pudo-, que se vio penalizado por una pena máxima evitable.

Muñiz quiso una versión aún más valiente tras el descanso, con un claro paso adelante y muchos riesgos que se acabaron pagando a las primeras de cambio. Laguardia evitó que Benzema cayese en fuera de juego en un pase en profundidad de Rodrygo y el francés cedió el gol a Asensio, que hubo que aguardar a celebrarlo a que desde el videoarbitraje se validase la posición legal de su compañero.

Aunque por momentos fue zarandeado por las acometidas en oleadas de los madridistas, en ningún momento le perdió el cuadro vitoriano la cara al partido. Y siguió buscando sus oportunidades, aunque se topase en todo momento contra ese muro infranqueable en el que últimamente se ha convertido un Courtois que hubo de emplearse a fondo para dejar su portería a cero.

Joselu

Un nuevo ejercicio de dominio absoluto del juego aéreo ante una defensa madridista que no pudo contenerle en ningún momento, pero esta vez le falló la puntería en sus remates.

Fejsa

Un jugador que en cada partido que juega muestra cada vez menos de lo que se le presupone. Invisible a la hora de sacar el balón e inapreciable en las labores de contención.

2

0

Estadio Alfredo Di Stéfano.

Árbitro Gil Manzano (extremeño).

Real Madrid

1. Areola; 26. Altube; 39. Hernández; 47. Gutiérrez; 15. Valverde (70'); 21. Brahim (94'); 22. Isco (82'); 7. Hazard (82'); 11. Bale; 25. Vinícius (70'); 24. Mariano.

Alavés

31. Castro; 12. Navarro; 21. Martin (23'); 6. Magallán; 8. Pina; 20. Pons; 19. Manu García; 36. Abdallahi (55') ; 11. Rioja (55'); 29. Borja Sainz (68'); 32. Paulino; 38. Rodríguez (68').

1-0, minuto 11: Benzema, de penalti. Ximo derriba a Rodrygo en su internada en el área y el francés marca de disparo raso a la izquierda.

2-0, minuto 51: Asensio. Pase en profundidad de Rodrygo a Benzema -por milímetros en posición legal, como mostró el VAR- y el francés cede solo el pase de la muerte a Asensio.

Amonestó a Abdallahi (minuto 83).

Goles madrugadores El partido fue un auténtico intercambio de golpes desde el primer minuto, pero fue el Real Madrid el que se adelantó a la hora de golpear gracias a un penalti evitable de Ximo Navarro sobre Rodrygo que Benzema se encargó de transformar a los 11 minutos. En la reanudación, Asensio solo necesitó cinco para hacer el 2-0.