- Todo el margen de seguridad que el Deportivo Alavés manejaba y que auguraba que, en circunstancias normales, no iba a sufrir ni lo más mínimo para mantenerse una temporada más en Primera División ha quedado ya prácticamente reducido a la nada y el equipo vitoriano se encuentra ya en un estado de necesidad que aprieta en torno a su cuello.
No en vano, la victoria ayer del Mallorca deja la línea roja a solo tres de distancia, aunque con la ventaja añadida del golaveraje favorable a los albiazules, que al paso que va la cosa puede acabar siendo decisivo. Cierto es que la salvación sigue estando en sus manos y que con sacar una sola victoria en los cuatro partidos que aún quedan por disputarse debería ser suficiente para sellar el objetivo, pero el estado de crisis en el que se encuentra el equipo vitoriano no invita para nada al optimismo.
Con la intención de desterrar la sensación de fatalidad que rodea al colectivo, esta misma semana ha asumido los mandos del banquillo un Juan Ramón López Muñiz que poco podrá hacer en lo futbolístico, pero que tendrá que ejercer de psicólogo para tratar de revertir la tendencia reciente. Son cinco ya las derrotas consecutivas que encadena un Glorioso que busca un volantazo a su hundimiento en el escenario que se presenta como más inapropiado.
Y es que el Real Madrid, en su particular exilio en el estadio Alfredo Di Stéfano de su ciudad deportiva por las obras en el Santiago Bernabéu, ha regresado del parón a ritmo de ciclón y suma siete victorias consecutivas que le han catapultado hacia el título liguero.
No parece la noche más propicia para conseguir algo positivo, pero si algo tiene el fútbol es que en el momento más inoportuno puede saltar la sorpresa más inesperada. Precisamente, el objetivo de un Alavés para el que sumar, no digamos ya la victoria, supondría un espaldarazo definitivo para sus aspiraciones de salvación.
Cuatro sesiones de entrenamiento ha tenido el técnico asturiano afincado en Málaga desde que a última hora del pasado domingo se anunciara su contratación. Poco tiempo para tocar nada en el apartado táctico que vaya a tener una relevancia fundamental.
En este sentido, muy poco va a poder hacer teniendo en cuenta que por delante le quedan casi más partidos que días para poder trabajar con su equipo. Lo que ha buscado es pulsar la tecla emocional, tratar de tocar la fibra de sus futbolistas en busca de una reacción inmediata que cambie un devenir del todo desastroso.
Tampoco el primer rival en suerte parece el más adecuado para ver nada. Y menos cuando el lunes hay un partido de una trascendencia decisiva frente al Getafe, que puede determinar el destino del equipo toda vez que el Mallorca volverá a jugar antes que los vitorianos al visitar mañana al Sevilla. Dudará el asturiano seguramente entre poner sobre el verde esta noche a sus mejores jugadores u optar por reservar a algunos de cara a un encuentro que puede ser más accesible.
Obligado a mejorar En todo caso, como nadie tiene una bola de cristal y de antemano no se puede predecir un resultado, la obligación del Alavés es mejorar sus sensaciones de los últimos partidos. La seguridad defensiva tiene que ser el camino a seguir de forma obligatoria y el examen es de calibre mayor ante un rival al que le sobra talento. Aunque no menos complicada es la prueba para un ataque de pólvora mojada y escaso de ocasiones, ya que la temporada de Courtois está siendo sensacional y hacerle gol es ciertamente complicado.
Y es que el Real Madrid es un equipo en plena racha. Se fue al parón con el varapalo de haber perdido el liderato tras tropezar contra el Betis, pero a la vuelta ha sido un ciclón. Al menos, en lo referido a los resultados. Porque una cosa es vencer y otra bien diferente convencer. Tardes de las segundas han tenido varias los de Zinedine Zidane, pero los momentos más comprometidos los ha salvado a través de mucha seguridad en defensa y una dosis de polémica letal para sus rivales. Y de esto el Alavés sabe un rato.
En el momento de mayor necesidad de todo el curso, con la amenaza ya latente a la espalda, El Glorioso buscará un hito para su particular historia que le permita acercarse a la permanencia.