vitoria - Hace apenas algo más de dos años y tres meses, el Deportivo Alavés agonizaba en el pozo de la clasificación de la Primera División después de haber pasado por las manos de Luis Zubeldia y Gianni De Biasi. Con seis escuálidos puntos en su casillero tras la disputa de las trece primeras jornadas del campeonato ocupaba el farolillo rojo de la tabla y parecía irremisiblemente condenado a terminar rubricando un doloroso descenso a la categoría de plata. Ese fue el poco halagüeño escenario que le presentó la escuadra del Paseo de Cervantes al técnico al que encomendó el enorme desafío de tratar de reflotar una nave con múltiples vías de agua aparentemente letales.
Un entrenador que respondía al nombre de Abelardo Fernández y que debutó en el banquillo del Glorioso el 4 de diciembre de 2017 en el Nuevo Montilivi de Girona. Aquella inolvidable cita concluyó con el increíble triunfo vitoriano (2-3) remontando el 2-0 inicial con un hat-trick de Ibai Gómez en los veinte últimos minutos del encuentro. Un milagro que únicamente fue el inicio de una larga serie de espectaculares trucos que llevaban la firma del mago asturiano y que desembocaron no solo en la holgada salvación del equipo esa campaña sino en la mejor primera vuelta de la casi centenaria historia del club el ejercicio posterior.
En mayo del año pasado, sin embargo, los caminos de Deportivo Alavés y Abelardo se separaron. La despedida se selló con un cálido abrazo después de haber compartido un tiempo inolvidable y con la convicción por ambas partes de que resultaría harto complicado reeditar una experiencia tan satisfactoria. La entidad albiazul se encomendó entonces a Asier Garitano -actual inquilino todavía de su banquillo- mientras que el entrenador asturiano anunció su propósito de alejarse temporalmente de la primera línea de su trabajo.
Una decisión en la que también influyeron de manera determinante los problemas personales que salieron a la luz pública todavía durante su etapa en Vitoria como consecuencia de su implicación -como afectado- en una presunta red de extorsiones masivas a personas a las que se captaba a través de páginas webs de contactos. Buscando un remanso de tranquilidad desde el que poder afrontar esta situación, Abelardo se refugió junto a su familia en su residencia habitual en Barcelona.
De esta manera, rechazó varias de las propuestas -tanto nacionales como internacionales- que llegaron hasta su puerta. Sin embargo, el veneno de los banquillos es de muy complicada desintoxicación y finalmente el expreparador alavesista terminó sucumbiendo a la tentación. Haciéndolo, además, para adentrarse en una aventura muy similar a la que le consagró en Mendizorroza.
Desafío muy similar Para empezar, porque su nuevo destino comparte los colores azul y blanco con El Glorioso. Pero, sobre todo, porque su situación clasificatoria es también igual de desesperada que la que atravesaba la entidad del Paseo de Cervantes en diciembre de 2017. Así, con el arranque de 2020, El Pitu se convirtió en el hombre en el que el Espanyol depositó sus últimas esperanzas de salvación. Un escenario de sobra conocido por él y para el que contaba con una hoja de ruta reciente de más que probada solvencia, la trazada a los mandos del Deportivo Alavés.
Ese era el objetivo de ambas partes pero, por el momento, la trayectoria periquita se encuentra muy lejos de calcar -ni tan siquiera acercarse- la dibujada en su momento por el conjunto vitoriano. Y el siempre caprichoso destino ha querido que sea con este panorama de fondo cuando se produzca el primer reencuentro oficial del Glorioso con el mago que lo salvó de una defunción deportiva que prácticamente todo el mundo daba por segura.
De esta manera, aproximadamente diez meses después de decir adiós a Mendizorroza con lágrimas en los ojos, Abelardo se enfrenta este domingo a los que fueron sus discípulos en una contienda vital para mantener sus opciones de permanencia. Con veinte puntos conquistados en las 27 jornadas de Liga que se han disputado hasta el momento ocupa la última posición de la tabla clasificatoria y tiene ya a seis de distancia el último puesto que asegura la salvación. Un pobre balance que se explica, por ejemplo, por los dos únicos triunfos que ha logrado el conjunto catalán en las últimas nueve jornadas, periodo en el que ha estado a los mandos del exalavesista.
Pese a los cerca de cuarenta millones de euros que invirtió en el mercado de invierno para hacerse con los servicios, entre otros, de Raúl de Tomás o Leandro Cabrera, el Espanyol continúa sin dar con la senda de la recuperación y cada vez le queda menos margen. Si el Alavés se lleva el domingo los tres puntos, puede dar la puntilla definitiva al proyecto del que fue su salvador en el primer reencuentro entre ambas partes.
Solo un gol. Al margen del reencuentro con Abelardo, la visita de este fin de semana al Espanyol cuenta también con otro aliciente importante para el Alavés y sus aficionados. Y es que el partido ofrecerá la posibilidad de reunirse de nuevo con un exalbiazul que el pasado ejercicio ofreció un notable rendimiento. Se trata del argentino Jonathan Calleri, que fue uno de los refuerzos periquitos en verano y que hasta ahora solo ha marcado un gol. Debido a que su fichaje se concretó en el epílogo del mercado estival no estuvo presente en el duelo entre ambas escuadras de la primera vuelta, por lo que esta será la primera vez que vuelva a medirse al Glorioso.
también se enfrenta a su ex equipo
jonathan calleri
El técnico asturiano permaneció alejado de los banquillos hasta que el pasado enero aceptó el enorme desafío periquito