Para el encuentro ante el Valencia, Garitano no pudo echar mano de dos hombres, por diferentes motivos, que venían actuando en la misma demarcación y en la que no anda muy sobrado de efectivos. Al menos, con la confianza plena del preparador. Y cuando esto ocurre, los problemas se acrecientan. De esta manera tuvo que improvisar la alineación. No volvió a repetir con Martín de interior como ante el Athletic, ni tampoco puso en liza a tres centrales y dos laterales largos. Para un puesto en la banda eligió la opción más fácil y obvia: un distraído Edgar que todavía no ha encontrado su mejor versión. Cometió una falta evitable e innecesaria que acabó en el gol valencianista y más tarde fue el autor del gol del empate. Una de cal, otra de arena. Para el centro del campo optó por un desubicado y confundido Camarasa, que descansó en Leganés (ya no se sabe dónde puede dar lo mejor de él), junto a Fejsa, prescindiendo por decisión técnica de un Manu íntegro en el obrar. ¿Es mejor el serbio? Para gustos, los colores. Para la otra banda repescó a un viejo conocido que estaba desaparecido: Luis Rioja. Es realmente frustrante para un jugador pasar, de la noche a la mañana, de ser titular en varias ocasiones a encontrarse viendo los encuentros por televisión. Y cuando lo tienen en cuenta de nuevo, vuelve a vivir las mismas experiencias de antaño: ser el primer sustituido del equipo y, por supuesto, sobre el minuto sesenta.

A mí me gusta Luis Rioja, la Rioja y el rioja (con moderación). El Rioja jugador es un chico trabajador, humilde, cumplidor, no es de diez en nada pero sí bien o notable en casi todo. Da todo lo que tiene, no se guarda nada. Lo intenta por dentro, por la banda, ayuda a su lateral; en definitiva, es un jugador de valor positivo, acorde con las cualidades que cabe atribuirle y, además, solidario. Tampoco es de los que hacen aspavientos con los brazos cuando le pasan el balón en malas condiciones; y cuando es sustituido no se le ve ninguna mala cara ni un mal gesto. Seguro que le causa un gran disgusto, pero por fuera y en apariencia acepta la decisión del entrenador con la mejor disposición. ¿Es Rioja un jugador limitado? ¿Solo sirve para cuando no hay más? No lo sé, para eso está el entrenador, que todo lo sabe; y es que un buen entrenador no hace lo que quiere sino lo que debe hacer, digo yo. Lo malo para el extremo alavesista es que da igual que lo haga mal, regular, bien o mejor que alguno de sus compañeros: el que se va prematuramente del terreno de juego, aunque no se lo merezca, es él. Y ante el Valencia sí que me pareció injusto que lo reemplazara antes que a un desacertado Edgar, por ejemplo. No me parece mal que se mantenga a un jugador sobre el terreno de juego aun estando desafortunado para darle confianza (y minutos) como procedió con Méndez. Pero es la misma confianza que debería dar, de vez en cuando, al zurdo albiazul. Si no le convence, que apueste definitivamente por el joven Borja Sainz, otro que aparece y desaparece como el Guadiana, que aportó velocidad y atrevimiento.

El Valencia y el Alavés pudieron disputar sin mayores contratiempos su compromiso liguero. Terminó en empate, un buen resultado siempre para Garitano, pero bien pudo acabar en victoria local en el último instante después de haber regalado la primera parte. Un encuentro con poco público: por la hora, por la noche desapacible y fría o por el temor al coronavirus. Por este motivo, los ches jugarán hoy a puerta cerrada ante el Atalanta italiano en Champions (no es el primero ni será el último) y mucho tendrá que cambiar si quiere dar la vuelta a la eliminatoria. Llama la atención que tanto el club levantino como sus aficionados se quejen vehementemente por la rigurosa medida que les perjudica enormemente y, en cambio, luego no hagan ruedas de prensa ni antes ni después de sus encuentros de Liga o de Champions para no correr el riesgo de contagio. También se dio un hecho incoherente el viernes. Mientras en el saludo inicial no chocaron las manos sino los codos (los entrenadores tampoco se dieron la mano) como recomienda el protocolo actual, al final del encuentro los jugadores de ambos equipos se saludaron como han venido haciendo hasta ahora. Vamos a ser sensatos y a hacer caso a las autoridades sanitarias que son las que deben tomar las medidas necesarias para proteger a la población, no al gusto de algunos sino al conjunto de la sociedad. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para no tener que arrepentirnos luego de nuestra frivolidad. En cuestiones de este tipo, es mejor pasarse que no llegar. Además, así se darán cuenta aquellos que programan los encuentros a deshoras de que un partido de fútbol sin espectadores en la grada es como una campana sin badajo.

Luis Rioja regresó al equipo y de nuevo volvió a ser el primer sustituido a pesar de ser un chico trabajador y que lo da todo

Con el coronavirus, vamos a ser sensatos y hacer caso a las autoridades sanitarias, que son las que han de marcar la pauta