Árbitro Cuadra Fernández (balear).

0-1, minuto 64: Vidal. Salida a la contra que conduce Joselu para acabar abriendo el balón a la izquierda, desde donde el catalán saca un disparo cruzado que supera a Aitor.

Amonestó a Ely (minuto 39), Melero (minuto 42), Navarro (minuto 67), Duarte (minuto 70), Cabaco (minuto 87) y Camarasa (minuto 89).

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Muchas veces en el mundo del fútbol se resuelven los partidos por pequeños detalles que son los que acaban determinando de qué lado cae la balanza, pero todo lo que hubiese sido ayer un resultado diferente a la victoria que el Deportivo Alavés acabó cosechando en Valencia habría estado determinado exclusivamente por su falta de puntería a la hora de resolver el duelo con el Levante. Y es que, tras meter al cuadro granota en un callejón sin salida con un trabajo soberbio, El Glorioso se convirtió en la segunda parte en una apisonadora que trituró al oponente con la única compasión de no ser capaz de ajusticiarlo como debió después de haberse adelantado en el marcador. Unas apreturas en el electrónico que dieron lugar a un final de nerviosismo que no debió ser tal, ya que el Alavés firmó un triunfo con todas las de la ley que debió ser mucho más abultado.

El único cambio que dispuso Garitano con respecto a su última alineación fue el estreno del recién llegado Camarasa para suplir la baja del sancionado Wakaso. Un perfil de jugador en el centro del campo completamente diferente el del valenciano, que para debutar en su segunda etapa como albiazul hubo de soportar los silbidos de una grada que fue la suya antes de su primer desembarco en Vitoria.

El cuadro albiazul, bien pertrechado atrás, optó por un inicio de baja intensidad y mucha calma en la circulación de balón. Con la premisa clara de no arriesgar un pase en zonas de compromiso, pero también con la idea de no rifar el esférico con un desplazamiento en largo a las primeras de cambio que condujese a una pérdida rápida. Un ritmo pausado que permitía en todo momento mantener la colocación y evitar los riesgos ante un Levante solo cómodo en las transiciones y que cuando se aproximaba al área solo podía probar fortuna desde lejos.

Seguro atrás, la amenaza alavesista comenzó a aparecer a través de las recuperaciones en la presión. Y ahí Camarasa exhibió sus cualidades en el robo y el pase medido, con un balón en profundidad a Lucas que el gallego remató fuera en la primera acción de peligro. La más clara, un derechazo de Joselu, le pegó a Aitor en el pecho.

Toda una primera parte que fue un ejercicio de navegación completamente placentero para un Glorioso que consiguió meter a su rival en un atolladero del que se le hacía casi imposible salir cuando le tocaba atacar en estático. Neutralizado el veneno ofensivo del Levante -apenas un buen remate, con un cabezazo de Melero que atajó Pacheco-, lo que faltaba era completar con éxito las andanadas que se mandaban sobre la portería granota.

La segunda parte arrancó con otro aviso vitoriano en una galopada de Lucas con nuevo remate desviado después de que Morales pudiese aguantarle en su carrera. Con Laguardia cortando todo balón que amenazase riesgo, el duelo se seguía desarrollando dentro de los parámetros planteados por Garitano, como había pasado en todo el tramo final del primer acto. Con un Levante desorientado, era el momento de asestar el golpe mortal.

El meneo estaba siendo considerable, sin duda alguna los mejores minutos del Alavés en toda la temporada. Completamente volcado sobre la portería granota, con un dominio absoluto del juego y minimizando a su oponente a la nada. El gol tenía que llegar y en un contragolpe magistral Joselu acabó habilitando a la llegada de Vidal, quien resolvió a la perfección ante Aitor para hacer justicia a la exhibición albiazul con el 0-1 en el minuto 64.

La entrada de Hernani agitó al cuadro valenciano en ataque, pero si su defensa había sufrido lo indecible hasta ese momento, a partir de ahí se convirtió en un completo desbarajuste. Tras resolver Laguardia por enésima vez las acometidas granotas en lo que fue una exhibición digna de guardar en vídeo y enseñar a los chavales en las escuelas, primero Borja y después Lucas por dos veces tuvieron en sus botas la sentencia, pero Aitor salvó los muebles para estirar la vida de un equipo que acabó firmando el deceso ante su imposibilidad de desentrañar la sensacional labor atrás vitoriana.

Fortaleza defensiva El planteamiento del Alavés provocó que el Levante se encontrase muy incómodo al no hallar espacios para jugar en transición. Tras unos primeros minutos de dominio local resueltos con disparos lejanos, el duelo se fue decantando del lado albiazul y el único espacio al sufrimiento apareció en los minutos finales por lo apretado del marcador.

Gol sin sentencia El gol de Vidal en el minuto 64 hizo justicia al dominio alavesista que se estaba viendo sobre el césped, pero ese tanto fue un botín escaso para un cuadro vitoriano que disfrutó de muchas y muy buenas ocasiones para sentenciar que erró.

Una exhibición defensiva antológica, siempre perfectamente posicionado para cortar las acciones de ataque del Levante y decisivo en sus intervenciones. El gran Laguardia de siempre.

De nuevo un encuentro de mucho compromiso defensivo, aprovechando también un par de buenas arrancadas con espacios para generar ese peligro que se le reclama.