Vitoria - El Deportivo Alavés se fue al primer parón de la competición con una sensación de enorme tranquilidad tras haber sumado cinco puntos en sus tres primeros partidos y a la espera de finiquitar la confección de su plantilla, pero el período que ha llevado de principios de septiembre al inicio de octubre ha sido letal para El Glorioso. El primer paso en falso fue un cierre del mercado en el que no se consiguió lo que se buscaba y, a partir de ahí, comenzaron a llegar una serie de malos resultados que han situado al cuadro vitoriano a las puertas de la zona de descenso cuando la Primera División se detiene ahora por segunda vez. Con solo tres puntos de los quince que se han puesto en juego en este período, solo el Leganés, con dos, presenta un registro peor que el de los albiazules a lo largo de un último mes que ha sido para olvidar en todos los sentidos.

Los parones que propician los partidos internacionales de selecciones permiten analizar cortos espacios de competición. Y si el Alavés salió bien parado del primer tramo de tres partidos, el segundo, de cinco encuentros, lo ha acabado con una cornada de extrema gravedad que a punto ha estado de llevarse por delante a un Asier Garitano que a la vuelta de la esquina tiene un nuevo examen final ante el Celta en Mendizorroza. Tres derrotas consecutivas ante Sevilla, Athletic y Real Sociedad dejaron al preparador de Bergara sin crédito alguno, aunque consiguió salvar el puesto con la victoria ante el Mallorca y ya ante el Valencia el equipo ofreció una imagen mejorada con respecto a desplazamientos precedentes que le otorga algo más de margen.

Visto con perspectiva, es cierto que el calendario entrañaba una complejidad tremenda con partidos ante aspirantes a competiciones europeas, tres de ellos además a domicilio, y solo un duelo, el disputado en Mendizorroza contra el cuadro balear, de los que se pueden considerar de la liga del Alavés por la permanencia, pero, más que los malos resultados, fue la mala imagen la que hizo que se encendiesen las alarmas hasta límites que no se podían ni prever unas semanas antes.

El Glorioso perdió por completo el norte en el tránsito de los dos derbis, ofreciendo una visión de equipo paupérrimo en ataque y completamente descompuesto en Anoeta. Como si desde dentro se hubiese dejado ya de creer en lo que se proponía, se desmoronó por completo en Donostia. El futuro de Garitano pendió de un hilo y solo la inminente presencia a dos días vista del trascendental duelo con el Mallorca evitó la decisión drástica de su destitución prematura. Y en ese encuentro, además de la victoria, el Alavés recuperó el ánimo y ofreció una versión que repetiría este último sábado, aunque sin premio, en Valencia.

Si algo positivo hay que rescatar es este golpe de timón de un equipo apático y sin ideas hacia otro mucho más reconocible y peligroso. Y también que después de una cosecha de solo tres puntos en cinco partidos todavía no se haya pisado la zona de descenso, que se encuentra aún a uno de distancia. También la sensación de que cada vez más jugadores se han ido enganchando y comienzan a funcionar como de ellos se esperaba, aunque a algún otro aún le queda mucho trabajo por delante para encontrar una versión mínimamente aceptable.

El próximo corte de competición hasta el siguiente parón comprende de nuevo cinco encuentros en los que el cuadro albiazul se va a jugar su tranquilidad. Celta, Villarreal, Atlético de Madrid, Osasuna y Valladolid -los impares en Mendizorroza- componen un serial en el que El Glorioso tiene la obligación de dejar atrás sus últimas dudas y enfilar directamente por la senda de sus dos últimos partidos para ganar confianza tras un último mes que ha resultado letal para sus intereses.