Vitoria - Puede parecer increíble cuando únicamente se han disputado las seis primeras jornadas del campeonato pero el siempre implacable deporte profesional no entiende de paciencia y lo cierto es que el Deportivo Alavés disputa mañana en Mendizorroza su primera gran final del curso. O, para ser más precisos, resultaría más exacto decir que es Asier Garitano quien se juega la última bala que le queda en la recámara.

Tras arrancar la temporada con una esperanzadora victoria sobre el Levante, el conjunto albiazul ha entrado en una aparentemente incontenible deriva que ha ofrecido sus capítulos más negros en los dos derbis consecutivos que ha disputado en apenas cinco días. En ambos salió derrotado y, lo que es más preocupante todavía, ofreció una imagen que está muy lejos de ser aceptable. Como consecuencia, se ha visto relegado a la zona baja de la clasificación y únicamente la mejor diferencia de goles le salva de verse manchado por la marca del descenso.

Una situación clasificatoria que, con todo lo que queda por delante, es plenamente revertible pero que unida al pésimo juego mostrado y la ausencia total de ideas ha encendido las alarmas en las oficinas del Paseo de Cervantes. De esta manera, en la misma noche del jueves, los máximos responsables de la entidad de Mendizorroza mantuvieron una reunión de urgencia para analizar la situación del equipo y valorar la continuidad del técnico guipuzcoano en el banquillo.

De momento, la decisión fue mantener la apuesta por Garitano y confiar en que el duelo de mañana contra el Mallorca se convierta en el inicio de la esperada reacción. Evidentemente en lo que a resultados hace referencia, pero no únicamente en ese apartado. Porque el consejo de administración quiere ver también un paso adelante del Glorioso en cuanto a actitud y nivel de juego. En definitiva, una solvente declaración de intenciones que sirva de argumento para evitar que la tormenta se cierna sobre el actual inquilino del banquillo.

En Anoeta, Garitano se mostró tranquilo y confiado en su capacidad y la del grupo para dar la vuelta a la situación pese al varapalo recibido. Para tratar de convencer al resto, se apoyó en una teoría que podría serle de utilidad si se mantiene. Y es que el Alavés ha perdido contra equipos que, a priori, no son de su Liga (Sevilla, Athletic y Real) pero ha dado la cara contra los que en teoría debe jugarse la salvación (Levante, Espanyol y Getafe).

Su rival de este fin de semana -y que muy probablemente se convertirá en el juez que de la continuidad o no de Garitano- pertenece a este segundo grupo. Además, el Mallorca llega a la cita también apurado por la necesidad puesto que es vicecolista con 4 puntos y encadena cinco jornadas consecutivas sin ganar. Si mantiene la tendencia mostrada hasta el momento frente a los rivales directos, el Alavés tendrá opciones de sumar tres puntos que se han convertido en vitales pese a repartirse en los albores de la temporada. En caso contrario, tendrá muchos boletos para profundizar aún más su depresión y el futuro de Asier Garitano se teñirá de un negro muy intenso.