Vitoria - Uno de los grandes quebraderos de cabeza para el Deportivo Alavés a lo largo de todo el verano era encontrar acomodo para la importante pléyade de futbolistas que no entraban en los planes de futuro inmediatos de Asier Garitano. El plantel se había ido por encima de las treinta piezas cuando comenzó la pretemporada a principios del mes de julio y el objetivo era ir encontrando acomodo poco a poco a todos esos jugadores con los que no se contaba de manera inmediata para la primera plantilla por su juventud o aquellos que directamente se habían convertido ya en descartes por su rendimiento precedente. Una operación salida de semejante tamaño que finalmente ni siquiera se pudo completar, dando lugar así a varios casos, como los de Dani Torres, Rafa Navarro y Jeando Fuchs, en los que el desenlace no fue el deseado y con el club obligado, al menos por el momento, a mantenerlos en nómina a pesar de que no era su intención primigenia.

Muchos son los que en el entorno del club responsabilizan a la dirección deportiva del fracaso en estas negociaciones, pero cabe recordar que a la hora de buscar salidas no todo depende del apartado deportivo. El departamento económico tiene un peso importante y el deseo del club de rentabilizar al máximo cada euro también ha sido un factor clave -y que se viene repitiendo en los últimos años- para entender que al final no hayan cristalizado todas las marchas que se deseaban, de la misma manera que también se optó por frenar en seco la cesión de Abdul Majeed Waris cuando se constató que era imposible liberar más salarios el último día del mercado.

La operación frustrada más onerosa para el Alavés desde el punto de vista económico ha sido la de un Torres con el que se ha negociado su marcha desde que se consumara la continuidad del Albacete -que tenía la obligación de comprar al colombiano de haber ascendido- en Segunda División. Precisamente, varios clubes de la categoría de plata estaban interesados en hacerse con el centrocampista, pero no tenían potencial monetario para encargarse del sueldo que tiene pendiente de cobrar en su último año de contrato. El Oviedo quería a Torres, pero estaba atado por el límite salarial -como muchos otros equipos- y el futbolista no renunció a cobrar íntegramente todo el dinero firmado en su día, por lo que finalmente no hubo entente para su marcha.

Una situación similar se produjo en el caso de Rafa Navarro, todavía con dos años más de contrato por delante tras haber sido fichado para jugar en el Sochaux. Sin ofertas destacadas, el sevillano no quiso renunciar a parte del dinero que tiene acordado y de ahí su continuidad de momento en Vitoria.

Si en estos dos casos se deseaba la desvinculación -como se produjo en el caso de Nando García-, en el de Fuchs su permanencia en el equipo -al menos de momento, ya que se sigue trabajando en encontrarle acomodo- se debe a que no ha llegado una oferta satisfactoria para su cesión, la idea con la que se ha trabajado con todos los jóvenes. El francés es prácticamente desconocido en España -lo mismo pasaba con Olivier Verdon, que se fue a Bélgica- y las propuestas que llegaron no acabaron convenciendo al club.

Quien finalmente sí se acabó marchando fue Ermedin Demirovic, aunque en principio la idea del club pasaba por la continuidad del bosnio en Mendizorroza en su tercer año de contrato y solo con uno más de vinculación por delante cuando acabe la presente temporada. En su caso, la salida vino propiciada por la constatación de que John Guidetti no iba a abandonar el Alavés y ante la necesidad de contar con un mayor margen económico para cerrar la plantilla. El sueco, incómodo en el equipo después de haberse quedado sin jugar durante los tres primeros compromisos ligueros, estuvo buscando opciones en Bélgica y Holanda, pero sus elevados emolumentos hicieron inviable su marcha y abrieron de par en par las puertas de salida a un Demirovic que, en principio, tenía hueco en la plantilla de Garitano. Una configuración en la que, además de los citados futbolistas que no contaban, ha aparecido de manera inesperada un Borja Sainz que ha llegado para quedarse definitivamente. Y si en el caso de los anteriores se puede hablar de presencia indeseada, en el del vizcaíno se trata de una sorpresa positiva.