Vitoria - El Deportivo Alavés consiguió abrir la nueva temporada con una de esas victorias que tienen un valor emocional que va muy por encima de los tres puntos que se añaden al casillero y esta tarde, en su segunda comparecencia consecutiva en Mendizorroza, buscará un segundo golpe de confianza que le permita asentar su nuevo proyecto sobre los sólidos cimientos que suponen los triunfos. Para mejorar siempre queda tiempo por delante, pero se trabaja mucho mejor desde la tranquilidad que otorgan los puntos y, en ese sentido, en su primer encuentro el equipo de Asier Garitano se mostró tremendamente eficaz aún sufriendo. Con el proyecto aún cogido por hilvanes -más aún cuando en las últimas horas se ha tenido que prescindir de Guillermo Maripán, carne de traspaso-, la idea sigue siendo magnificar las virtudes y minimizar los defectos para buscar situaciones de compromiso mediante las que hacer daño al rival, en este caso el Espanyol, mientras se trata de mantener de nuevo la solvencia defensiva.

Cuando ya todo hacía indicar que la tranquilidad se había asentado en el vestuario alavesista a falta de las dos últimas incorporaciones, la marcha al Mónaco de Maripán ha removido al equipo y más aún a un entrenador que tenía al chileno como pieza de capital importancia en sus planes, todavía más teniendo en cuenta que sin Víctor Laguardia ni Ximo Navarro, todavía lesionados, el sistema defensivo no anda sobrado de piezas. Cubrir la ausencia del central esta tarde será una de las decisiones de mayor peso que habrá de tomar el preparador de Bergara, que tendrá que debatirse entre la juventud de un Tachi que está ofreciendo muy buenas sensaciones en el día a día o la reubicación desde el lateral izquierdo de un Rubén Duarte que ya actuó en el eje de la zaga en varias ocasiones en el transcurso de la pretemporada, lo que conduciría a Adrián Marín a ocupar la banda.

A partir de ahí, Garitano tendrá que decidir también si mantiene el 4-1-4-1 con el que sorprendió en el estreno ante el Levante o si opta por un cambio de dibujo hacia su más habitual 4-4-2 que incluya a Lucas Pérez, amén de otras posibilidades de cambio de piezas en el centro del campo para secundar en dicha zona a Tomás Pina.

En todo caso, el Alavés tiene claro que su camino a seguir es el mismo que recorrió en su victoria en la jornada inicial ante el Levante. Falto aún de un par de piezas resolutivas en su vanguardia, el juego por las bandas, los balones colgados al área y las acciones a balón parado se presentan como sus argumentos de mayor peso a la hora de buscar percutir sobre el rival. Mientras, la cuestión innegociable es mantener la solvencia atrás que se evidenció en ese primer partido, con Fernando Pacheco poniendo la guinda con sus intervenciones a un trabajo coral.

Un Espanyol rodado Mientras que el equipo vitoriano está dando los primeros pasos en su nueva temporada, el Espanyol llega a la segunda jornada liguera con seis partidos oficiales a sus espaldas. El hecho de tener que pasar tres rondas clasificatorias para acceder definitivamente a la Liga Europa provoca que el equipo catalán sea el que más rodado se encuentra a estas tempraneras alturas del curso y físicamente puede contar con cierta ventaja con respecto a los albiazules. Eso sí, ese punto a su favor puede quedar diluido por el hecho de no haber tenido apenas tiempo para la preparación del duelo de esta tarde tras haber jugado el pasado jueves, el cansancio acumulado de algunos futbolistas que tendrán que repetir presencia en la alineación o la pérdida de varias piezas fundamentales este verano, la principal la de un Borja Iglesias que ha dejado, de momento, a los periquitos sin su gran amenaza goleadora. Cuestiones todas ellas que el Alavés intentará explotar para buscar una segunda victoria en casa que asiente el nuevo proyecto.