0-1, minuto 54: Aleñá. Internada de Sergi Roberto por la derecha, Suárez deja correr su pase y habilita la llegada desde segunda línea de Aleñá, que define ante Pacheco.
0-2, minuto 60: Suárez, de penalti. El VAR descubre una mano de Pina en el área cuando se disponía a anular un gol de Umtiti y el uruguayo marca de disparo a su derecha.
Amonestó a Jony (minuto 33), Navarro (minuto 56), Coutinho (minuto 76) y Pina (minuto 93).
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Vitoria - Tras haber firmado una serie de partidos desastrosos y sumido en la convulsión interna, muchos eran los que esperaban ayer un resultado bochornoso del Deportivo Alavés en su duelo con el Barcelona. El duelo se saldó con la derrota previsible en cualquier quiniela, pero, al menos, el cuadro albiazul dejó una imagen algo mejorada con respecto a sus versiones precedentes. El duro peso de la lógica acabó cayendo como un golpe de realidad sobre un Mendizorroza entristecido que ha languidecido como el equipo, pero, al menos, El Glorioso no fue ese desastre que venía siendo en sus últimas comparecencias y el castigo quedó en cuestión asumible. El cuadro albiazul sigue inmerso en su particular crisis, pero en el derbi de San Mamés tendrá su última oportunidad de seguir enganchado a la lucha por Europa.
Planteó Abelardo una idea completamente novedosa apostando por un sistema 5-4-1 por primera vez desde que dirige al Alavés y, además de los esperados reingresos en la alineación de Laguardia y Duarte, reaparecieron en la titularidad Vigaray, Navarro, Wakaso y Bastón y se estrenó como tal Rolan. En esta ocasión, una revolución de verdad, con muchas caras nuevas y hasta siete novedades con respecto al último encuentro contra el Valladolid.
Como cabía esperar, el Barcelona dominó el esférico, pero su primera ocasión, que fue triple, llegó por un fallo en el pase de Pina de esos que no se pueden cometer nunca y menos aún ante semejante rival. Desde el arranque, la idea de los cinco defensas, con los cuatro centrocampistas además pocos metros por delante y también Bastón ahí incrustado, hacía que el cuadro albiazul se transformase en un frontón dedicado a intentar que todos los balones que llegasen saliesen rebotados hacia el lugar de origen.
Semejante repliegue defensivo y las enormes dificultades para sacar limpio el primer pase propiciaron que el equipo alavesista quedase prácticamente confinado en su área, con cada vez más jugadores barcelonistas asomándose por esa zona. Salvo alguna salida sin excesivo peligro, con la excepción de Ter Stegen los veintiún jugadores restantes pisaban el lado vitoriano del campo de manera casi permanente. Eso sí, tras esa situación apurada del inicio, El Glorioso al menos conseguía vivir con cierta sensación de tranquilidad. Y es que el Barça de Messi es una cosa y la versión sin el argentino, como la de ayer en la que también faltaba otra pieza fundamental en las rupturas como Alba, carece de esa magia para sacar goles de la nada cuando un rival les plantea un cerrojazo. Y cuando todas las líneas de contención vitorianas fallaban, que eran pocas veces, ahí aparecía la salvadora figura de Pacheco para asegurar el candado. Incluso en el tramo final del primer acto se asomó el Alavés con peligro a los dominios de Ter Stegen con Ely amenazando en la estrategia. Así, al descanso mandaba el empate.
Con la obligación de prescindir del lesionado Rolan, Abelardo metió de nuevo a Brasanac por la banda derecha y el Alavés dio continuidad en los primeros minutos de la segunda parte a su buen final de la primera. Más suelto y con una mejorada lectura de los espacios, probó los reflejos del guardameta visitante con un disparo de Duarte.
Justo cuando más cómodos estaban los albiazules, la calidad culé salió a relucir. La habilidad de Suárez para jugar sin balón fue determinante para, tras una internada de Sergi Roberto, arrastrar a los defensas, dejar correr el esférico y habilitar la llegada desde segunda línea de un Aleñá que ponía el 0-1 en el minuto 54. Y apenas unos segundos después, el VAR, cuando Cordero Vega estaba analizando un gol en fuera de juego de Umtiti, descubría una mano de Pina en el área, que el delantero uruguayo convertiría en el 0-2 justo a la hora de juego. El partido quedaba resuelto, el Barcelona no hacía ya más daño y, a pesar del golpe, el Alavés ofreció una imagen mejorada respecto a las precedentes.
Esta vez sí, revolución. Se esperaba una alineación con muchos cambios contra el Valladolid y no sorprendió entonces en exceso Abelardo, pero ayer sí que optó el técnico alavesista por cambios de jugadores y también en lo táctico. Apostó por un 5-4-1 y siete caras nuevas y durante la primera parte contuvo con solvencia al Barcelona.
Goles en el mejor momento. El cuadro albiazul creció con el paso de los minutos en la primera parte y quiso dar continuidad a esa tendencia en el arranque de la segunda, pero cuando mejor estaba llegaron los dos goles del Barça que resolvieron.
Sus apariciones fueron determinantes para que el Barcelona no abriera el marcador demasiado pronto y al final acabó sacando unas cuantas manos que evitaron más goles.
El centrocampista no se encuentra en su mejor momento, sufrió de nuevo mucho con el balón en los pies con algún error grosero y cometió el penalti que supuso el 0-2.
Mucho más serio. Plantear un partido contra el Barcelona nunca es sencillo y el asturiano fue capaz de cortocircuitar el juego del rival, sin Messi todo hay que decirlo, durante los primeros 50 minutos de juego. Cuando más suelto estaba su equipo y crecía sobre el césped, llegó el primer mazazo y acto seguido llegó el segundo. Ahí se acabó el partido, ya que no hubo capacidad de reacción.