El banquillo no ha sido una fuente de soluciones habitual para Abelardo a lo largo de la presente temporada, pero el técnico del Deportivo Alavés encontró ayer en los cambios ese chispazo que el equipo precisaba para mejorar de forma sustancial en los últimos minutos del partidos y disfrutar, incluso, de oportunidades para conseguir el empate. Gracias, sobre todo, a la actividad de un Diego Rolan que firmó ante el Espanyol su mejor actuación desde su llegada en el mercado invernal y que tuvo en sus botas la igualada, sobre todo con una chilena que se le fue por poco cuando ya era del todo imparable para Diego López.

El uruguayo ofreció a la ofensiva un perfil diferente al de un Borja Bastón que no acaba de mezclarse bien con otro delantero puro como Jonathan Calleri. Rolan se movió entre líneas, propuso soluciones con el balón en los pies encarando al rival -una cuestión de la que el Alavés anda muy escaso- y tuvo presencia y amenaza en el área con un par de chilenas y también un remate de cabeza a lo largo de los 22 minutos -más los siete de descuento- que permaneció sobre el terreno de juego.

A once para el final saltaron al césped al mismo tiempo Mubarak Wakaso y Patrick Twumasi. El centrocampista evidenció, y ya van unas cuantas veces, que merece muchos más minutos de los que está disfrutando como cuarta rotación en su demarcación. No en vano, volvió a dejar detalles de que calidad en el pase no le falta, además de su habitual sacrificio y despliegue físico. Por su parte, su compatriota jugó por cuarto partido consecutivo -ya son más que los tres que había disputado con anterioridad, siempre desde el banquillo- y, aunque evidenció que tiene carencias técnicas, su velocidad le permitió romper un par de veces por el costado derecho y también probó los reflejos de Diego López con un disparo que casi sorprende al guardameta gallego. - DNA