vitoria - Más allá de los miles de kilómetros que separan un territorio de otro, resulta evidente que son muchas e importantes las diferencias entre la cultura asiática y la occidental. También en lo futbolístico. Lo que en no pocas ocasiones ha complicado sobremanera las aventuras de los jugadores más prometedores de aquella zona por estas latitudes. Un obstáculo que necesitan solventar el Deportivo Alavés y Takashi Inui si quieren que la operación que ha concluido con la llegada del japonés a Mendizorroza se convierta en un éxito.

Aunque resulta imposible asegurar a priori que el desenlace vaya a ser positivo, lo cierto es que la entidad del Paseo de Cervantes ha tratado de cubrirse las espaldas y, en este sentido, el futbolista nipón se encontrará con dos pistas de aterrizaje ya conocidas cuando se vista por vez primera la elástica del Glorioso. Si a eso se le suman sus años ya de experiencia en la Liga española, se antoja un escenario propio para disfrutar de una adaptación exprés.

Y es precisamente en la toma de contacto inicial de Inui con esta Primera División donde el Alavés ha encontrado los anclajes para tratar de evitar contratiempos extradeportivos con su último fichaje. En su paso por el Eibar, donde brilló antes de fichar el pasado verano por un Betis en el que no ha encontrado el mismo rendimiento, compartió alegrías con otros dos integrantes actualmente del organigrama del cuadro vitoriano. Se trata, en concreto, de Borja Bastón y Sergio Fernández.

Sociedad productiva Con el primero se asoció a las mil maravillas sobre el césped y buena parte de los dieciocho goles que anotó el madrileño ese curso provinieron de acciones por la banda del japonés. Por lo que respecta al actual director deportivo alavesista, entonces trabajaba en la secretaría técnica armera y, al igual que ha sucedido en esta ocasión, fue el principal artífice de la llegada de Inui. Con el tiempo transcurrido ya dentro de esta competición, a priori el nipón tendrá muchos menos problemas pero, si aparecieran, cuenta con viejos conocidos en los que apoyarse.

Desde los despachos, Fernández puede transmitirle tranquilidad y la confianza en sus posibilidades que siempre ha demostrado. Algo que sin duda agradecerá cuando deba adaptarse a las exigencias de Abelardo a marchas forzadas sin contar con el mismo ritmo que sus nuevos compañeros por la falta de minutos en el Eibar y el tiempo de concentración con su selección en la Copa de Asia. Y, sobre el césped, la recuperación de la sociedad que en su día formó con Bastón sería, sin duda, una excelente noticia para ambos futbolistas y un equipo que espera como agua de mayo su llegada.