Vitoria - Sin ser un consumado especialista dentro del área, Manu García se ha convertido en los últimos tiempos en una opción alternativa al gol en el Glorioso desde su llegada al equipo en la temporada 12/13. Un total de 21 dianas jalonan su particular currículum con la elástica albiazul tanto en Liga como en Copa del Rey a lo largo de estos años, lo que da una idea de su capacidad para culminar con éxito jugadas en transición cuando viene desde atrás o en jugadas de estrategia.

Sin embargo, más allá de su número de goles lo que verdaderamente llama la atención es la carga simbólica de algunos de ellos. En la campaña del ascenso a Primera con Bordalás en el banquillo, sin ir más lejos, marcó dos tanto cruciales que ratificaron el regreso a la élite. Uno lo firmó en la antepenúltima jornada ante el Bilbao Athletic -partido que se disputó en el campo de Lasesarre, en Barakaldo- y el otro ante el Numancia en Mendizorroza, que fue testigo aquella tarde del esperado ascenso. También marcó García en el arranque de la siguiente campaña, ya en la élite, en el ya desaparecido Vicente Calderón, donde el Alavés arrancó un valioso punto (1-1) tras un formidable zapatazo del vitoriano con su pierna mala desde fuera del área.

gol inmortalizado Como no podía ser de otro modo, el capitán ha vuelto a citarse con el gol en la presente temporada, donde acumula ya dos dianas en catorce jornadas. La primera, firmada ante el Real Madrid en Mendizorroza en la octava jornada, volvió a llevar una notable carga de profundidad simbólica, ya que más allá de suponer los tres puntos ante el actual campeón de la Champions, supuso el final a una racha de 87 años sin ganar al conjunto blanca en Vitoria en Primera. Aquel testarazo de Manu ante Sergio Ramos en el tiempo de descuento envió a la lona al conjunto dirigido entonces por Lopetegui e inspiró a una serie de aficionados a inmortalizarlo incluso sobre una camiseta. - A.G.