Vitoria. Sometió ayer sin miramientos la escuadra albiazul al Rayo Vallecano, que jugó en inferioridad numérica durante una hora y ante el que el Alavés no quiso hacer sangre. Y eso que le endosó una manita (1-5) que le permite escalar a una dimensión impensable a estas alturas del campeonato. Suma ya la escuadra de Abelardo diez puntos de quince en juego y, lo más sorprendente, descansaba ayer al cierre de esta edición en zona Champions. Un escenario extraordinario del que no se tenía consciencia en Vitoria desde aquellos primeras temporadas de Mané en el banquillo... Un contexto en definitiva sorprendente teniendo en cuenta que el Alavés no es un equipo confeccionado para codearse con los puestos de acceso a Europa y, sobre todo, los antecedentes del inicio del curso pasado, donde a estas alturas acumulaba cinco derrotas en otras tantas jornadas.

Instalado en un estadio ruinoso y protagonista sobre un césped lamentable, pasó ayer por encima de su rival con una contundencia y pegada determinantes que dieron como resultado el, probablemente, mejor partido de la temporada. Brilló por encima de todos Ibai Gómez, autor de dos goles y un trabajo extraordinario en todas las facetas de juego, sin embargo tampoco le fueron a la zaga el resto de compañeros, culpables todos ayer de la tercera victoria consecutiva de la presente temporada gracias a ese juego coral, solidario y ordenado que nunca negocia Abelardo.

Exhibición de altura en Vallecas, por tanto, que apuntala el papel del propio técnico asturiano, reafirma la apuesta del club por fichajes como Jony, Ximo Navarro, Brasanac o Calleri y consagra definitivamente a Ibai en el vestuario albiazul. A estas alturas del campeonato, y sin Manu García en el campo, su ascendencia sobre el resto de compañeros es ya una realidad incontestable.

martin se cae del once titular En este contexto se presentó el Glorioso a media mañana en el viejo Vallecas, víctima de los achaques propios de un estadio que, se supone, forma parte del star system de la mejor liga del mundo. Puro espejismo, según se pudo ver. El caso es que Abelardo, que ya en la previa había manifestado su recelo sobre el conjunto rayista, rocoso, incómodo y reforzado en los últimos tiempos en su faceta más ofensiva con Imbula y De Tomas, presentó prácticamente el mismo once titular que en la jornada anterior sacó oro de su visita a Pucela. Solo el canterano Martin, que había acumulado los 360 minutos anteriores, se cayó por sorpresa de la lista inicial para dar paso a Ximo Navarro, que encadenó su segunda titularidad consecutiva, esta vez ejerciendo como lateral. Maripán regresó al eje de la zaga con Laguardia y Duarte cerró la línea defensiva.

En una matinal marcada por las altas temperaturas, apenas cuatro minutos resultaron suficientes para demostrar porqué Pacheco es, a todas luces, el mejor portero de la historia del club, y porqué Navarro, tres minutos después, fue una petición expresa de Abelardo en verano. Aprovechó el defensa una falta lateral botada por Jony para adelantarse a su marca y, de forma providencial con su pierna izquierda, protagonizar un escorzo casi imposible que terminó en el fondo de la red. Debut como lateral ayer en Vallecas y debut como goleador en Primera División a sus 28 años.

la clave del minuto 33 El mazazo apenas alteró el juego. El Rayo se sabía dominador y trataba de acumular jugadores por delante del balón; el Alavés, por su parte, hacía gala de un orden sin fisuras acompañado de un trabajo solidario, aguardando una salida a la contra... Sin embargo, una de las muchas internadas de Álvaro por su banda izquierda terminó con un disparo a puerta que Laguardia despejó mal dentro del área para caer en las botas de De Tomas, que apuntilló a Pacheco. Entraría el duelo a partir de ahí en un intercambio de golpes hasta que en el minuto 33 un cambio de juego de Jony desde la banda izquierda cayó en los pies de Ibai al filo del vértice del área. Controló de forma magistral el bilbaíno, se escoró hacia adentro y cuando ya se barruntaba el golpeo con su empeine exterior, resolvió el asunto con un zurdazo desde fuera del área que se alojó en la escuadra de Alberto.

De forma simultánea y con los jugadores celebrando el gol, llegó una de las claves del partido, la expulsión por roja directa de Ba tras agredir a Calleri en el área y apreciarlo Cordero Vega tras el aviso del VAR. Ahí se terminó el primer tiempo y ahí pudo haber sentenciado el Glorioso el duelo si hubiera tenido algo más de fe y paciencia, pero se echó atrás y propició incluso situaciones de peligro local que nuevamente desbarató Pacheco.

Tras la reanudación, y con la confianza del marcador y la superioridad de cara, se limitó el conjunto albiazul a aprovechar agazapado los espacios a la espalda que, previsiblemente, iba a provocar el Rayo. Abelardo lo había intuido en el tiempo de descanso y la evidencia llegó en la primera acción de peligro del Alavés de la segunda mitad, en el minuto 55’. Una acción compartida entre Ibai, Guidetti y Calleri terminó con una asistencia medida desde la banda por parte del sueco que el punta argentino cabeceó con violencia entre los dos centrales rayistas.

Ahí se terminó el partido. Con más de media hora por delante, el Rayo entregó la bandera y aguardó el chaparrón. Sin embargo, no quiso el plantel albiazul hacer sangre y solo apretó cuando ya era más que evidente. Así llegarían los dos últimos goles, otro de Ibai de semivolea en el minuto 76 que no celebró por respeto, y otro desde fuera del área de Burgui en el tiempo de descuento (minuto 95). Fue la culminación a una mañana perfecta en todos los sentidos y la evidencia de estar siendo testigos del nacimiento de un grupo llamado a hacer grandes cosas. De momento, Getafe espera.

Nuevamente talismán, cuajó ayer su mejor partido de la temporada, no ya tanto por sus goles sino por su aportación ofensiva y defensiva. Completísima labor la suya en Vallecas.

Aunque su rendimiento físico y su aportación al equipo fueron ayer notables, continúa asumiendo demasiados riesgos el africano en acciones innecesarias y en zonas de alto peligro.